Mantener unos buenos hábitos alimenticios es el punto de partida para gozar de una buena salud. Una dieta saludable y equilibrada es esencial para proporcionarle a nuestro organismo todos los nutrientes que necesita para su correcto funcionamiento. 

Comer bien reduce las posibilidades de que suframos alguna de las enfermedades derivadas de alimentarnos en exceso o de abusar de la comida ultraprocesada, tan apetecible como dañina. 

Pero comer sano no consiste solo en tomar los alimentos adecuados, sino también en hacerlo de la forma correcta, ya que de lo contrario puede acabar pasándole factura, entre otras cosas, a tu peso. Aquí entra en juego un factor importante y es la velocidad a la que comemos.

Entonces, ¿se puede decir que comer deprisa engorda? Comer rápido en sí no engorda porque las calorías ingeridas son las mismas, lo que sí te hará subir de peso es comer más cantidad en el mismo tiempo o comer la misma cantidad en menos tiempo. En este segundo caso, la comida te saciará menos y tendrás que seguir comiendo para sentirte lleno.

Según los expertos, masticar despacio le da al cerebro el tiempo suficiente para enviar a nuestro organismo las señales de cuándo hemos comido ya lo suficiente. Este proceso corre a cargo de la hormona leptina, que es la que avisa al cerebro de que ya estamos llenos, pero su funcionamiento no se activará hasta 20 o 30 minutos después de sentarnos a la mesa. 

Si comes muy rápido, el cerebro no va a tener tiempo de enviar la señal de saciedad y acabarás comiendo más de lo que necesitas, aumentando así el riesgo de obesidad y de otros trastornos metabólicos.

Un hombre come con ansiedad una hamburguesa. Freepik

Digestiones lentas y pesadas

Lo cierto es que el aumento de peso no es el único problema que nos puede causar comer deprisa. Si los alimentos pasan casi enteros al estómago, este tendrá que gastar más energía y producir más jugos gástricos para poder digerir esos pesados trozos de comida. Las digestiones serán más pesadas y lentas y, además, no obtendremos todos los beneficios de los alimentos.

Por el contrario, si nos tomamos nuestro tiempo en masticar, el alimento se impregnará de las enzimas de la saliva que comenzarán a descomponer el alimento, lo que favorecerá la absorción de los nutrientes. Además, el cerebro tendrá el tiempo necesario para dar la señal de que debemos parar de comer, haciendo que comamos la cantidad adecuada.

Los expertos señalan que debemos masticar cada bocado unas 30 veces, hasta que se licúe y pierda su textura, y que hacerlo así reducirá en un 10% la ingesta de calorías. Además, de esta forma, estimularás un tipo de célula inmune (la Th17) que te protegerá de infecciones bacterianas y por hongos en la boca. 

Una mujer toma un bocado de un plato. Freepik

Síndrome metabólico

Masticar poco los alimentos te puede acarrear también otros problemas como distensión abdominal, flatulencia y pesadez. Además, comer deprisa te provocará aerofagia y ese aire que tragas te hinchará el vientre y te provocará eructos, gases e incluso dolor abdominal.

Varios estudios señalan también que las personas que comen rápido tienen 5,5 veces más riesgo de desarrollar síndrome metabólico, trastorno que combina cuatro patologías (obesidad, diabetes, colesterol total elevado e hipertensión) y que aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y renales. 

Por si todo esto fuera poco, sentarte a la mesa en un ambiente tranquilo y comer despacio hará que disfrutes mucho más de la comida. La saliva permite que las partículas sápidas de los alimentos, las responsables del sabor, activen las papilas gustativas. Cuanto más se trituren los alimentos, más partículas se liberarán por lo que así, además de comer más sano, saborearás más la comida. ¡Merece la pena hacer un esfuerzo!

Consejos


  • Deja en la mesa el cubierto cada vez que comas un bocado.
  • Usa platos y cubiertos pequeños.
  • Llévate a la boca bocados pequeños.
  • No te sientes a la mesa con mucha hambre.
  • No hables mientras comes.
  • No veas la tele o uses el móvil mientras comes.
  • Procura tener un ambiente relajado, sin estrés.