La zona más septentrional de la preciosa Zuberoa es una delicada sucesión de colinas de verde inmaculado, parceladas por campos de labor. Aquí y allá, caseríos con la arquitectura propia de esta zona de la tierra de los vascos decoran el escenario con sus tejados azules a cuatro aguas. Todo parece discurrir con esa calma propia de este territorio, que se respira en cada rincón de su armoniosa geografía. Pero esto no siempre fue así; en el año 1661, estalló una revuelta que tiñó de sangre y violencia la placidez de estas tierras. La rebelión estuvo liderada por el mítico Bernard Goihenetxe, más conocido como Matalas. Conozcamos su insólita historia.
Llegamos hasta la localidad de Mitikile-Larrori-Mendibile, situada muy cerca de la muga Norte de Euskal Herria. Aparcamos junto al frontón y comenzamos el paseo saliendo a la carretera general D-2 y girando a nuestra izquierda. Seguimos junto a la vía unos 400 metros, hasta el barrio de Purputy, donde tomamos a la izquierda siguiendo un carretil asfaltado, señalizado con un cartel hacia el núcleo de casas de Larrory. La pista va ganando altura de forma suave, sin dejar la traza principal, y aumentando la pendiente, pasamos junto al caserío Aguerria. En este punto, la carretera llanea y se introduce en un bosque, que nos regala bellos ejemplares de robles. Tras la casa, el camino cambia de dirección, tomando componente E. para llegar a un cruce donde seguimos por la izquierda en dirección N. En ascenso, alcanzamos el barrio de Larrory, un pequeño grupo de casas propias de esta zona junto a una pequeña iglesia que forman un conjunto precioso, enmarcado por las praderas que lo rodean.
El camino gana en intensidad y asciende decididamente al caserío Sagardoiburüa. En este punto encontramos un marcado cruce de caminos y debemos hacer un cambio de dirección: a la izquierda, pasando junto a la casa. Dejamos el asfalto para internarnos en el bosque e iniciar un descenso pleno de belleza natural. El camino no tiene perdida, y desciende claramente en dirección S., para alcanzar las primeras casas de Mitikile y salir de nuevo a una carretera secundaria. Descendemos hasta un cruce, donde tomamos a la derecha por la calle Chemin de Matalas. Seguimos caminado por esta calle y pasamos junto a una granja, donde destaca una bella casa de tres pisos rematada con un picudo tejado triangular. Estamos en la casa natal de Bernard Goihenetxe, el héroe del levantamiento anteriormente citado.
Ficha práctica
- ACCESO: La carretera D-2 llega a Mitikile desde la capital Maule, o bien desde la localidad aquitana de Navarrenx.
- DISTANCIA: 7,5 kilómetros.
- DESNIVEL: 180 metros.
- DIFICULTAD: Fácil.
La rebelión de Matalas
En el año de 1661, Zuberoa contaba con un fuero propio, pero la monarquía francesa comenzó a reducir estos derechos. Dividieron las tierras comunales para venderlas entre las clases nobles; los campesinos no consintieron esta injerencia y se levantaron en armas. Los lideraba el sacerdote de la localidad de Mitikile, Matalas, quien cursó estudios sacerdotales antes de regresar a su pueblo para ejercer de sacerdote y convertirse, quizá de forma casual, en el héroe de la revolución zuberotarra. Los rebeldes centraron sus iras en el conde de Iruri y en la alta burguesía de la capital, Maule.
La reyerta fue ganando en intensidad y los insurrectos quemaron varias casas de la localidad de Sohüta e incluso llegaron a sitiar el imponente castillo de Maule. Al ver la deriva que tomaba la situación, la nobleza de la región solicitó ayuda al obispo de Oloron-Sainte Marie, Arnaud-François Maitia, quien convenció a Matalas para que sus tropas abandonaran la capital.
Se mantuvo una tensa espera durante tres meses, hasta que el rey envió a Zuberoa un gran ejército procedente de Burdeos. Se produjo una intensa batalla, en los alrededores de Sohüta, en la que miles de campesinos, prácticamente desarmados, se enfrentaron al poderoso ejército francés. La desigual batalla terminó con la previsible victoria de las tropas monárquicas, pero Matalas logró huir a la torre de Gentein, ubicada en la localidad de Urdiñarbe. El 3 de octubre de 1661, sus compañeros fueron capturados y llevados al castillo de Maule. No obstante, Goihenetxe es juzgado y condenado a muerte, siendo decapitado el 8 de noviembre de ese mismo año, en la plaza de Lextarre. Su cabeza se trasladó a la fortaleza de Maule para colocarla en un cañón, a la vista de todos, como advertencia de lo que pasa si se cuestiona el poder real. Finalmente, fueron los propios ciudadanos del pueblo quienes retiraron la cabeza del cura rebelde.
Este acontecimiento lo han plasmado en sus canciones autores de la importancia de Etxahun de Iruri, quien creó la copla ‘Matalaz-en hiltzia’ para una pastoral celebrada en Eskiula, localidad también zuberotarra, en 1955. Igualmente, el incomparable bardo de Orio, Benito Lertxundi, se fijó en la insólita historia, escribiendo la canción ‘Matalas’. Estas canciones las han cantado posteriormente grandes artistas de la canción popular vasca como Imanol Lartzabal, Amaia Zubiria, Niko Etxart, o Pier Paul Bertzaitz, que la versionó en su delicioso álbum de 2005 ‘Lili baten Kantorea’.
Dejamos en su placidez centenaria la vieja casa del cura rebelde, del héroe olvidado de una igualmente olvidada historia de un rincón de la tierra de los vascos. Desde la casa del mítico sacerdote, regresamos rápidamente al punto de partida.