Turismo y naturaleza se dan la mano en Lleida para ofrecer al visitante un paraíso natural que alcanza su cota más alta en el Pirineo. Y ello con un plus añadido, como es el respeto y la protección del medio ambiente. En este sentido, la sostenibilidad es allí un valor al alza. Prueba de ello es el sello Biosphere Gold Destination con que cuenta la demarcación, que promueve y avala una gestión sostenible y responsable de la actividad turística y de sensibilidad con el entorno.

Administraciones, empresas del sector y los profesionales que trabajan hacen gala de esta conciencia ambiental y se han sumado a esta iniciativa para cuidar el entorno privilegiado en que desarrollan su actividad. En esta línea, el cuidado del medio natural y garantizar la sostenibilidad de la actividad turística es uno de los principales ejes de trabajo y objetivos del sector en los últimos años.

De esta forma, el disfrute de la riqueza natural con que la naturaleza ha dotado a estas tierras se conjuga con un respecto escrupuloso al medio ambiente que asegura la conservación del mismo para las generaciones venideras.

Saut deth Pish en familia. Oriol Clavera

Joyas naturales

El verano, con largas jornadas de buen tiempo que invitan a vivirlas al aire libre, es la estación propicia para realizar excursiones y salidas a la montaña. A este respecto, los parques naturales son las joyas de la corona del patrimonio natural de Lleida.

El Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici es, sin duda, el buque insignia o máximo exponente natural del Pirineo leridano, con casi 41.000 hectáreas de paisajes extraordinarios que se ubican entre las comarcas de El Pallars Jussà, El Pallars Sobirà, L’Alta Ribagorça y La Val d’Aran. Repleto de senderos y rutas por recorrer, de bosques de pino negro o abeto por descubrir, con casi 200 lagos naturales y hasta nueve refugios de montaña dispersos dentro de sus límites, es un espacio único en el que adentrarse y reconectar con la naturaleza más deslumbrante.

Por su parte, el Parque Natural del Alt Pirineu es el más extenso de Cataluña. Cuenta con una superficie de cerca de 80.000 hectáreas y es otra reserva del patrimonio natural pirenaico, tanto a nivel paisajístico como para amantes de la fauna, que podrán contemplar especies emblemáticas como el urogallo o el quebrantahuesos.

Destacan, asimismo, entre las propuestas imperdibles en una visita a la demarcación, el Parque Natural del Cadí-Moixeró, que tiene parte de su superficie en las comarcas de L’Alt Urgell, La Cerdanya o el municipio de Gósol, y muchos rincones como Vall Fosca, Vall de Lord o la Ribera Salada, que se extienden por las comarcas pirenaicas y que merecen ser descubiertos con calma.

BTT por el Geoparque del Pallars Jussà. Oriol Clavera

Con todo, el territorio leridano es amplio y esconde espacios de belleza singular. Es el caso de la sierra del Montsec, que ofrece parajes de gran belleza como los espectaculares desfiladeros de Mont-rebei, entre Àger y Sant Esteve de la Sarga, o el desfiladero de Mu, en Camarasa.

También, más abajo, en las comarcas del llano se pueden encontrar lugares magníficos en los que merece la pena pararse un rato, como son el Estany d’Ivars i Vila-sana, el Aiguabarreig Segre-Cinca, los secanos de Plans de la Unilla, el tomillar de Alfés o las banquetas del canal de Urgell, por citar solo algunos de los Espacios Naturales de Ponent.

Distintas rutas de senderismo conducen hacia ellos, para guiar la agradable caminata mientras se van conociendo paso a paso cada uno de los rincones naturales que esconde Lleida. En el camino habrá tiempo para reponer fuerzas en áreas de picnic bien acondicionadas o al final de la excursión, en los establecimientos hosteleros próximos, que preparan guisos caseros con productos locales y artesanos de calidad.

Refugio Josep María Blanc en el Pallars Sobirá. Oriol Clavera