Soria es una ciudad con mucho que ver, con mucho que mostrar. Además de historia y patrimonio, la literatura ha dejado una huella importante en el alma de la localidad. Entre los muchos escritores y poetas que por Soria han pasado tres poetas destacan sobre todos: Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado y Gerardo Diego. Los tres vivieron en algún momento en Soria y los tres dedicaron y se inspiraron en la ciudad para escribir,

A día de hoy a cualquiera de los tres se les puede seguir la pista vital y artística entre calles y rincones. El poeta del romanticismo Bécquer fue el primero en llegar a mediados del siglo XIX y el que más larga relación tuvo con Soria, de la que se fue definitivamente en 1868, dos años antes de morir.

El también sevillano Antonio Machado, de la Generación del 98, llegó casi recién estrenado el siglo XX para dar clases en el instituto local, que entonces llamaba General y Técnico y ahora lleva su nombre, y la abandonó cuando murió su esposa, Leonor.

Busto de Antonio Machado, obra de Pablo Serrano, junto al instituto donde impartió clases de francés. Zarateman

Finalmente, unos años después el cántabro Gerardo Diego también se convirtió en profesor del mismo instituto, y aunque su estancia resultó breve la recíproca influencia entre artista y ciudad se manifestó profunda.

La ruta machadiana

En el otoño de 1907 un Antonio Machado de 35 años se bajaba del tren en la desaparecida estación de San Francisco para tomar posesión de su nuevo puesto como profesor del Instituto General y Técnico. Un siglo después la estación ya no existe, pero su ubicación, entre las calles Duque de Soria y Clara Campoamor, la señala la escultura El Viajero y recoge el momento en que el poeta llegó a la ciudad. Esta obra de Agustín Ruiz es una de la varias que salpican Soria homenajeando al escritor.

Camino del casco histórico en dirección del siguiente hito de este recorrido, el Círculo Amistad Numancia, se pasa por el Rincón de Bécquer y se bordea la Alameda de Cervantes. Ambos merecen una visita detalla y reposada. El Círculo, en la calle Collado, conserva su aspecto de café del siglo XIX en el que se reunían profesionales e intelectuales sorianos para debatir y también para jugar en su casino. Machado fue uno de sus socios. En la actualidad en su interior se puede visitar el museo Casa de los Poetas, un espacio que recoge la obra de aquellos autores que han escrito sobre Soria. Como es lógico, Machado, Bécquer y Diego cuentan con un rincón específico para ellos.

Fachada de la iglesia románica de Santo Domingo. Francis Raher

No muy lejos, en la calle Estudios 7, una placa recuerda que allí se encontraba la desaparecida pensión el la que se alojó Machado desde su llegada a Soria. Allí conoció a la que sería su esposa, gran amor y musa, Leonor Izquierdo, hija de los propietarios de la pensión.

Desde la calle Estudios y a través de la travesía Teatino, con la que la pensión hacía esquina, se llega a la calle Instituto, que desemboca directamente en el antiguo Colegio de la Compañía de Jesús del siglo XVII, actual Instituto de Enseñanza Secundaria Antonio Machado. En el intermedio, cuando el poeta sevillano fue profesor de Francés para los alumnos de Bachillerato, se llamó hasta 1967 Instituto General y Técnico.

En el exterior del edificio, en la plaza El Vergel, dos esculturas recuerdan al escritor. La primera es un gran busto, más bien una reproducción de la cabeza del antiguo profesor que el artista Pablo Serrano hizo en 1982. La segunda le muestra sentado a tamaño natural y es una creación de 2010 de Ricardo González. Hace pareja con otra del mismo autor que se ubica junto a la iglesia de Santa María la Mayor y que representa a Leonor, también a tamaño natural, de pie al lado de una silla vacía. Juntas componen la foto del matrimonio en el día de su boda.

Escultura de Leonor el día de su boda en el exterior de la iglesia de Santa María la Mayor. Turismo de Soria

Continuando por la calle Aduana Vieja se llega hasta la iglesia de Santo Domingo, donde acudía a la misa dominical el matrimonio Machado-Izquierdo. Este templo románico de entre los siglos XII y XIII es uno del os edificios más espectaculares de Soria con su escultórica fachada.

Desandando lo recorrido, o volviendo por la calle Conde de Lérida que empalma con la calle Estudios se pasa de nuevo por delante de la placa que recuerda la pensión donde se conocieron Antonio y Leonor, cuando él tenía 32 años y ella 13. Con el permiso y acuerdo de sus padres se casaron en 1909, tras cumplir la joven 15 años.

La boda se celebró en la iglesia de Santa María la Mayor, siguiente parada de la ruta machadiana, en la misma plaza Mayor de Soria, un templo del siglo XVI que se levantó sobre otro románico, la iglesia de San Gil románico. La vista actual del edificio no es la misma que veía Machado ya que en el año 2006 se derribaron una serie de edificios adosados a sus muros y dejaron al descubierto varias zonas que permanecían ocultas, algunas de gran valor artístico. Unos años después, junto a la portada se creo el Rincón de Leonor, con una escultura de la joven de pie junto a una silla vacía que en la foto de la boda ocupa el escritor. Numerosos turistas aprovechan el hueco para fotografiarse con ella.

Este templo también fue el escenario del momento más dramático de la vida del escultor. Tres años después de la boda se celebró la misa funeral por Leonor, que falleció a los 18 años por tuberculosis.

Ermita de San Saturio, patrón de Soria. Diego Delso

En dirección al río Duero

Desde la plaza Mayor, pasando por el Palacio de la Audiencia, un centro cultural a cuyos reloj y campana dedicó Machado algunos versos, se toma la calle Pósito para llegar hasta la iglesia de Nuestra Señora del Espino, en cuyo cementerio fue enterrada Leonor y del que se dice que su marido no volvió a pisar tras el entierro. En la actualidad recibe muchas visitas de curiosos y admiradores de la obra y biografía del escritor.

Esta parte de Soria, más volcada hacia el río Duero, fue lugar de paseos y recorridos que Machado hacía solo o en compañía y que le inspiraron parte de su obra. Uno de ellos es el parque del Castillo, que junto con la Alameda es uno de los pulmones verdes de la ciudad. Además del Parador Nacional Soria también esconde los restos del castillo que defendió Soria durante siglos hasta que durante la Guerra de la Independencia fue destruido.

También a orillas del Duero se encuentra el cerro del Mirón. Cuando Leonor enfermó, Machado alquiló una casa en el camino que lleva hasta su cima, donde se encuentra la ermita barroca del mismo nombre. Este camino solía recorrerlo el matrimonio, Leonor en silla de ruedas y el escritor empujando. Desde la ermita un caminito lleva hasta el Mirador de los Cuatro Vientos, desde donde se contemplan las mejores panorámicas sobre la ciudad y el río.

Tras volver del Mirón, se puede cruzar a la otra orilla del río Duero por el puente medieval y seguir por el paseo de San Saturio hasta la ermita del patrón de Soria, o mantenerse en esta orilla por el paseo de San Prudencio hasta llegar al puente de San Saturio y cruzarlo hacia la ermita. El segundo es algo más largo que el primero y ambos son una bonita excursión.

En la plaza que da acceso a al ermita y a la cueva del anacoreta se celebró en el año 1932 un homenaje a Antonio Machado. Se le nombró hijo adoptivo de la ciudad. Fue la primera y última vez que el poeta sevillano regreso a Soria tras la muerte de Leonor. Una placa recuerda el momento y que desde entonces este punto recibe el nombre de Rincón del Poeta.