Entre las estribaciones del monte Moncayo y la Sierra Cebollera hay un estrecho paso que alcanza la cuenca del rio Ebro y comunica Castilla con Navarra, La Rioja y Aragón evitando tener que ascender varias sierras. Ya desde la era prerromana se aprovechó este paso convirtiéndolo en un importante nudo de paso. Pronto se levantó en este punto un asentamiento humano que con el paso del tiempo se ha convertido en la actual villa de Ágreda (Soria).

Aunque se conocen asentamientos prehistóricos en el valle del río Queiles, el asentamiento más antiguo que se conoce de Ágreda es celtíbero. Tras ser romanizada cuando las legiones se adentraron en la península desde el Ebro, en el siglo V llegaron los visigodos, que a su vez fueron expulsados por los musulmanes en el siglo VIII durante su avance desde el sur. A partir del siglo X y durante trescientos años fue escenario de combates y conquistas por unos y otros hasta que en el siglo XII el rey de Pamplona y Aragón Alfonso el Batallador la tomó definitivamente para el bando cristiano, aunque aún cambiaría de manos para acabar dependiendo directamente del rey de Castilla.

La Torre de la Muela se levanto encima de la alcazaba musulmana. Diego Delso

Es en este punto cuando comienza el auge medieval de Ágreda con la repoblación del lugar con cristianos llegado desde el norte y los judíos y musulmanes ya asentados, iniciándose así la convivencia entre las tres culturas. De esta manera cada una de ellas dejó su huella en la localidad. Su estratégica situación geográfica como lugar de paso y su valor de frontera entre tres reinos le dio valor de plaza fuerte con murallas y torres, mientras que su fuero de realengo atrajo a familias nobles que construyeron casonas nobles y palacios. La convivencia acabó las expulsiones a finales del siglo XV de los judíos y a comienzos del XVI con la de los últimos musulmanes de la villa.

Una ruta medieval

Como muchos otras poblaciones medievales, Ágreda se dividía en barrios, la judería, la aljama musulmana y el cristiano, que a su vez se organizaba en otros tres, el la Peña, el de San Juan y el de San Miguel, todos ellos amurallados. En cada uno de ellos se levantó una iglesia, que es la que le da nombre. Tras la expulsión de judíos y musulmanes, sus zonas fueron ocupadas paulatinamente por la expansión de la zona cristiana, lo que hizo desaparecer muchos edificios. Aún así, durante un recorrido por Ágreda todavía se pueden ver nuevos algunos restos.

Esta ruta por la villa medieval puede empezar en la Torre de La Costaya, en la zona norte de Ágreda Declarado Bien de Interés Cultural en 1949, este torreón inicialmente del siglo XII formaba pare del a muralla del barrio de San Juan, separado del resto de la villa por el río Val. Desde aquí se puede llegar hasta la antigua aljama musulmana, pero antes cruzar el río y salir de este barrio se llega a la iglesia de Nuestra Señora de Magaña, del siglo XIV y que tras un incendio en 1987 se cerrá a las visitas y al culto, y la más reciente iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, también gótica del siglo XVI.

La basílica de Nuestra Señora de los Milagros destaca por sus dimensiones. Zarateman

Sigue la ruta por la calle Vicente y Tutor y entre la plaza Mayor y la entrada al Barrio Moro por la Puerta de Felipe II se puede ver el ábside de un edificio que la tradición sostiene pertenecía a la antigua sinagoga judía. Es en esta zona de Ágreda donde su ubicaba el barrio judío.

Caminado junto al palacio de los Castejón se accede a la antigua aljama y al final de la calle Barrio Moro se alza el Torreón de la Muela. Se construyó en el barranco que le da nombre entre los siglos XIV y XV sobre los restos de la alcazaba musulmana. Se compone de dos cuerpos de similar altura y muros de casi dos metros de grosor. Forma parte de la muralla que defendía esta parte de Ágreda. Adosada a esta muralla se ubica la Ermita de Nuestra Señora de los Desamparados y a su lado un arco árabe y la Puerta Califal, datada en el siglo XI y reconstruida a finales del XVI.

Rehaciendo el camino, de nuevo se encuentra el visitante con el Palacio de los Castejón, de estilo renacentista, y que da acceso al barrio de San Miguel. Se puede visitar y recorres desde las zonas palaciegas hasta sus dos jardines, uno renacentista y el otro barroco.

Al lado del palacio se alza a iglesia de San Miguel, en torno a la cual se vertebraba el barrio. En su atrio se celebraban los concejos. Es un edificio gótico que todavía conserva la torre del anterior templo románico.

Palacio de los Castejones es uno de los más espectaculares de Ágreda. Diego Delso

La cercana iglesia de Nuestra Señora de la Peña es la más antigua del Ágreda, de finales del siglo XII y es la que da nombre al tercer barrio cristiano. Llama la atención su portada románica de cuatro arquivoltas. En su interior alberga ahora el Museo de Arte Sacro.

Retrocediendo hacia la calle Ancha, que bordea la muralla exterior del barrio de San Miguel, con magnificas vistas hacia el Moncayo y sobre el monasterio de La Asunción se llega al Torreón del Tirador, que vigilaba dos de los accesos a Ágreda desde el exterior, la puerta de Almazán, que llevaba al barrio de San Miguel y la de Santiago, al barrio de la Peña.

Cruzando esta última se puede recorrer el barrio de la Peña por la calle Castejón hasta llegar de nuevo al rio y entrar de nuevo en el barrio de San Juan por la plaza Puente Caña. Por cierto, en algunos tramos a su paso por Ágreda, el río Val está soterrado, como es el caso en esta plaza. El destino final es la iglesia de San Juan, la tercera iglesia que se levantó tras la reconquista cristiana. Aún conserva importantes trazas románicas a pesar de su reforma gótica.

Además de callejear por Ágreda y perderse por sus calles estrechas y recovecos sorprendentes, también se puede disfrutar de la naturaleza recorriendo el cercano Moncayo y sus rutas senderistas, así como por la Ruta del Agua, que incluye el parque de la Dehesa, el paseo de Los Molinos, el paseo del Puente Caña y el siempre espectacular Cañón del Val.