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Un segundo que vale por tres

BANDERA FEMENINA SAN JUAN SE ADJUDICA SU TERCER TÍTULO CONSECUTIVO, GRACIAS AL COLCHÓN DEL PRIMER DÍA, Y SU CABEZA FRÍA PARA AGUANTAR EL ARREÓN FINAL DE | Hibaika, que rozó el sueño

Un segundo que vale por tres

donostia - San Juan sufrió ayer su derrota más dulce de la temporada. Cayó ante Hibaika en el agua, pero levantó los brazos al cruzar la meta. Acababa de certificarles Juan Mari Etxabe por el pinganillo que habían logrado su tercera concha consecutiva. Un nuevo éxito para la generación de oro rosa sanjuandarra. “En cuanto supimos la calle que nos había tocado, tenía claro que íbamos a sufrir en la vuelta”, reconocía su técnico en el muelle, en mitad de la celebración de sus pupilas de una bandera histórica para el remo femenino.

A las batelerak les tocó en suerte navegar por la calle 1. A su máximo rival por la bandera, Hibaika, lo verían en el extremo contrario. Por medio, Orio y Zarautz-Getaria. La tanda de honor 100% guipuzcoana arrancó con las rosas mandando en cabeza. Orio e Hibaika la siguieron a un bote de distancia, mientras Zarautz-Getaria se fue quedando desde el comienzo. La pelea del combinado no estaba delante sino en la primera tanda, en la que Cabo le había marcado un tiempo que hacía peligrar su cuarto puesto.

En proa de regata, la diferencia, el tiempo a seguir era el de la primera jornada. En chicas, con la mitad de recorrido por disputar, los segundos cuentan doble.

San Juan buscó sacar el mayor margen posible de brancas, sabedor de que a la vuelta las tornas cambiarían. Con cinco segundos de ventaja sobre errenteriarras y aguiluchas maniobraron las rosas. Desde el carril más cercano a la isla, la Branka de Errenteria se animaba. Creían en ellas mismas, y así lo asegurarno en la previa. “Vamos a darlo todo”, adelantaban. Y en ello se pusieron. Aprovechando la ola a favor, fueron como hormiguitas avanzando, cada palada más rápidas. Mientras, por las calles interiores, San Juan buscaba escapar del infiermo que para ellas suponía navegar por Urgull. El viento francés les estaba haciendo daño y se quisieron resguardar en la calle contigua, pero ahí estaba Orio. La Txiki les dijo que no, que no había sitio para ellas, y el juez le dio la razón a la trainera amarilla. Así que tras minuto y medio de pugna se separaron, y entonces la líder de la prueba vio que, a lo lejos, una embarcación gris le estaba disputando la proa de la regata.

Corría el minuto 8 de regata y, a falta de dos para el final, la bandera seguía en un pañuelo. Ya no de tres, puesto que Orio flaqueó algo en la parte final. Perdió tres segundos tras proteger sus dominios. Por detrás, Zarautz-Getaria corría contra el reloj. Ese que le marcaba que Cabo le había adelantado tras un flojo primer largo de las guipuzcoanas, que fueron las más lentas de brancas.

De vuelta mejoraron, pero no fue suficiente para recuperar el tiempo perdido. Por cinco segundos, la coalición perdió su posición de honor.

Los últimos 300 metros de la regata fueron de los que hacen afición. Una muestra del auge de las traineras femeninas, que dieron un espectáculo final mayor incluso que el de los chicos. Con Hibaika por delante, los 2.28 segundos de ventaja que obtuvo de la primera jornada comenzó a ser clave, a pesar de que antes de la regata pocos hablaban de su importancia. La Branka consiguió fijarse un segundo por delante, pero no pudo pasar de ahí. Aguantó con bravura San Juan, confiado en su rush final y le salió bien. Abrazos y lágrimas de emoción llenaron la rampa rosa a su llegada. Mientras, Hibaika, y Orio, que soñó por vez primera, aceptaron con deportividad el resultado.

arraun da su talla Tras el disgusto de su estreno, Arraun Lagunak se desquitó en su segunda oportunidad. Dio su mejor nivel en su casa. Fue segundo en su tanda, pugnando con Cabo durante el inicio, y superó a Deusto y Hernani en el global. Una remontada local que puso el broche a una jornada que ya es histórica.