Una de las mejores noticias de la temporada reside, hasta la fecha, en el nivel que viene acreditando Mikel Oyarzabal. El capitán suele jugar de delantero centro, pero no olvidemos que también lo ha hecho como extremo e incluso como mediapunta, demarcación desde la que en agosto se dedicó a regalarle a Óskarsson dulces caramelos para el gol. Su movilidad y su chispa están recordando a la versión previa a la lesión de 2021. Pero sí hay algo que suele repetirse en cada parón de selecciones y que un servidor no comparte del todo: las prestaciones del eibartarra con España no deben compararse con las que ofrece aquí como ariete, porque lo que le demanda el contexto táctico de la Roja poco tiene que ver con lo que le exigen los partidos de txuri-urdin. Compro a Mikel como plan A para la posición de nueve en las alineaciones de Sergio Francisco. Y puntualizo luego que cada temporada y cada encuentro tienen sus momentos...

Recurso

Sadiq Umar no está, ni de lejos, para erigirse en discurso de la Real. Su fútbol resulta caótico, para lo bueno y para lo malo, y no veo a Sergio Francisco apostando de inicio por la anarquía como idea de partido. Sin embargo, el valor del nigeriano en calidad de recurso se ve potenciado por la composición de una plantilla cuyos efectivos para el centro del ataque, sin ser idénticos entre sí, cuentan con patrones relativamente similares, sobre todo en materia física. Óskarsson, Karrikaburu y el propio Oyarzabal no destacan por su envergadura ni por su velocidad (si acaso el islandés con unos primeros metros veloces tras desmarque), mientras el ex del Almería sí ostenta la capacidad de ser profundo corriendo al espacio y de generar cosas en el área mediante sus 1,92 metros de estatura. En Elche demostró que es un futbolista distinto y que, como tal, debe ser aprovechado por el equipo y por el técnico.

Un ejemplo enfrente

El partido del viernes en el Martínez Valero enfrentó a la Real con un equipazo cuyos automatismos colectivos compensan con creces el menor nivel que se le presupone a un recién ascendido, al menos en materia de invidualidades. Y Eder Sarabia, entrenador del Elche, demostró además contra los txuri-urdin que él no es talibán de nada. Se destaca de los suyos lo bien que se asocian y combinan en corto para progresar hacia la portería contraria. De hecho, así lo hicieron de inicio contra la Real, mostrándose muy superiores durante la mayor parte de la primera mitad. Pero también asistimos a fases en las que el incremento de la agresividad visitante para la presión llevó a los franjiverdes a matizarse: no se les cayeron entonces los anillos por evitar arriesgar y por lanzar balones largos al duelo aéreo Zubeldia-Álvaro. Y salió victorioso del mismo el delantero uruguayo, quien no venía siendo titular y, sin embargo, entró en el once en previsión de que el propio Sergio Francisco tratara de ahogar la salida local. 

Piel gruesa 

Sirva esta historieta para ilustrar un movimiento táctico que a esta misma Real le costaría protagonizar con la mayoría de perfiles de los que dispone en ataque, y que, sin que hagamos aquí de Sadiq un prodigio a la hora de bajar balones y entregárselos a sus compañeros, sí sitúa al nigeriano como interesante alternativa para que el equipo pueda mezclar algo más su juego. A partir de todo ello, eso sí, reconozcamos también que la situación del de Kaduna debe ser igualmente analizada desde una perspectiva más pasional. En verano pasó con él lo que pasó: dio prioridad a marcharse antes que a continuar aquí, y terminó quedándose de aquella manera tras protagonizar además algún que otro feo durante el camino. Como cada persona es un mundo, sólo cabe respetar a aquellos aficionados de piel más fina que siguen dolidos por la actitud del jugador durante el mercado y para quienes dicho comportamiento, negativo, debe primar ahora sobre las necesidades futbolísticas. Quienes tenemos la piel más gruesa, mientras, entendemos que de lo que se trata es de ganar partidos, que Sadiq puede ayudar a conseguirlo gracias a unas características diferentes, y que la hemeroteca incluye casos más complejos final y felizmente reconducidos.