El peso de Europa: castigo e impulso para la RealRuben Plaza
Por primera vez desde la temporada 2019-20, la Real Sociedad no competirá en Europa durante este próximo curso 2025-26. Y haber quedado fuera de los torneos continentales supone ahora un arma de doble filo para los txuri-urdin, al tratarse de una circunstancia con su lógica vertiente negativa pero también con una lectura positiva. Ciñéndose como se va a ceñir a la Liga y a la Copa del Rey, el equipo blanquiazul pierde prestigio, una interesante plataforma para crecer e importantes ingresos económicos. Ver liberado el calendario, sin embargo, significa también una oportunidad para sellar un pasaporte continental el próximo mayo, visto el modo en que se ha desarrollado esta última campaña.
El ejercicio 2024-25 ha sido el primero en que ha estado vigente el nuevo sistema de competiciones de UEFA, con una primera fase más larga y, sobre todo, con una fase de repesca en febrero que contribuye a apretar la agenda aún más. Como es lógico, muchos equipos que han competido en Europa lo han pagado después en sus respectivas ligas, tal y como demuestra el baile de clasificaciones respecto a anteriores temporadas que se ha producido en las grandes ligas del continente. En todas ellas se han producido varios cambios en la nómina de clubes con acceso a los torneos internacionales. Y absolutamente todas esas variaciones han contado con un denominador común: las escuadras entrantes en Europa disputaron este pasado curso menos partidos que las salientes.
Hay excepciones
Obviamente, hay excepciones dentro del fenómeno. El Athletic y el Betis en la Liga, el Aston Villa en la Pemier, el Eintracht en la Bundesliga o el Lille en la Ligue 1 son conjuntos con un estatus similar al que adquirió la Real y que en esta última temporada han conseguido renovar pasaporte. Pero también podemos citar a clubes como Manchester United, Tottenham, RB Leipzig, Stuttgart, Lazio, Bolonia o Milan que pagaron en sus respectivos campeonatos locales el peaje de competir en esta nueva Europa. Han salvado a varias de estas últimas escuadras los títulos coperos (Stuttgart, Bolonia) o continentales (Tottenham) conseguidos y que les permitirán seguir jugando en el continente. Pero parece un hecho que los domingos sufrieron tanto o más que la propia Real.
Lo sucedido en la misma Liga española significa un ejemplo perfecto para ilustrar todo lo explicado. La fase liga de la Champions castigó una barbaridad a un Girona ya de por sí debilitado tras la anterior campaña, llegando a sufrir los catalanes, con 48 partidos a cuestas, para certificar la permanencia. La Real, inmersa también en un año de cambios en su plantilla, no pudo con la exigencia de sus 57 encuentros y se desmoronó en el último mes y medio de la campaña, quedando fuera de la batalla final por Europa. Y los equipos que aprovecharon las vacantes dejadas por guipuzcoanos y gerundenses, mientras, disfrutaron durante el curso de agendas mucho más desahogadas en lo que se refiere al número de contiendas disputadas. El Villarreal, a su ritmo y sin terminar de redondear su juego, entró en la Champions tras jugar sólo 40 partidos. El Celta confirmó su regreso a Europa con 42 duelos en la mochila (15 menos que la Real). E idénticas a las de los vigueses fueron las circunstancias del Rayo Vallecano para meterse en la Conference.
Cambios europeos este pasado curso en las cinco grandes ligas del continente.
En el resto de grandes ligas del continente acabaron también entrando en Europa equipos de perfil similar a los de los propios Celta y Rayo. Es decir, conjuntos poco habituales en el continente durante los últimos años. El Mainz en Alemania, el Nottingham Forest o el Crystal Palace (vía copa) en Inglaterra y el Estrasburgo en Francia pasearán por el extranjero durante el curso 2025-26 tras aprovechar el nuevo ecosistema de competiciones establecido por la UEFA desde el pasado verano.
Año de cambios
Si miramos al asunto desde el prisma txuri-urdin, resulta inevitable retroceder al ya mencionado curso 2019-20 y recordar cómo el exitoso ciclo de Imanol comenzó a construirse durante una campaña sin distracciones europeas. Se trata de una circunstancia que ahora vuelve a cobrar sentido con la ausencia de la Real en los torneos continentales y la presencia en el banquillo de un nuevo entrenador, Sergio Francisco, a quien se le presenta el reto de construir en cierto modo una nueva escuadra.
LOS TXURI-URDIN 'LLORAN' UNA CONFERENCE A SU MEDIDA
La Conference League, creada por la UEFA en el verano de 2021, es la tercera competición europea, por importancia y por nivel. El caché de los equipos que en ella participan, además, acostumbra a dibujar siderales distancias entre ellos, quedado siempre muy claro desde un principio quiénes son los grandes favoritos. El cartel fue para Tottenham y Roma en aquella primera edición de 2022 que ganaron los italianos. Lo heredó un año después el Villarreal de Unai Emery, cuyo inesperado tropiezo ante el Gante aprovechó el West Ham de David Moyes. Se le volvió a atragantar el torneo al hondarribiarra en 2024, al fallar el Aston Villa como gran candidato y cantar victoria el Olympiacos. Y pocos comentarios adicionales merece a estas alturas el paseo del Chelsea durante la recién concluida campaña.
Conseguir un título europeo significa palabras mayores. Y por eso se ha antojado a menudo aventurado afirmar que, si la Real disputara la Conference, sería favorita para terminar proclamándose campeona. La presencia estos últimos años de candidatos como los enumerados invitaba siempre a mantener los pies sobre la tierra en este sentido, una actitud cauta que quizás no habría tenido tanta cabida en la edición que se avecina. Los txuri-urdin pueden llorar con ganas su no clasificación del pasado mayo, porque el cartel 2025-26 parece bastante más asequible que los de ejercicios anteriores.
Recordemos que la Liga envía a la Conference al Rayo Vallecano. Y recordemos también que los clasificados por Alemania, Italia, Inglaterra y Francia son Mainz, Fiorentina, Nottingham Forest y Estrasburgo respectivamente. A la propia Real le costaría doblegar a cualquiera de estos equipos. Al mismo tiempo, ninguno de ellos generaría el temor que si infundaban en su día equipos de mayor nivel participantes en la Conference.
En cualquier caso, del mismo modo en que haber quedado fuera de Europa puede ayudar a sentar las bases de esta nueva era, mirar sólo a los frentes liguero y copero eleva también el listón de la exigencia de cara al resultado final del curso. Los citados Celta y Rayo deberían sufrir para compaginar jueves y domingos. También otros equipos de la Liga. Y la puerta al continente se ensancha así para una Real que tratará de atravesarla.