Síguenos en redes sociales:

La Real, eliminada de la Copa: los héroes no merecen tanta crueldad (4-4)

Una Real imperial y épica fuerza la prórroga en el Bernabéu tras marcar de nuevo cuatro goles y solo cae a falta de cuatro minutos cuando ya no le quedaban más fuerzas para aguantar de pie

La Real, eliminada de la Copa: los héroes no merecen tanta crueldad (4-4)Chema Moya

Una vez acabado el partido en el que el Madrid le robó una Liga a la Real en 1980, la primera de las dos, y mientras la caverna blanca se vanagloriaba de que su equipo había logrado igualar un 0-2, Arconada realizó una declaración concluyente y significativa: “No se puede jugar aquí”. Y es lo que hay. Y de verdad, esto es lo único que vamos a hablar del árbitro porque la exhibición y la gesta que protagonizó la Real no se lo merece. Es de juzgado de guardia que cuando Alberola Rojas, tan valiente y musculitos él, que se atreve hasta acudir a programas de citas de televisión, y tan cobarde cuando se da cuenta de la que le puede caer si perjudica al que no debe, a la primera que pudo miró hacia otro lado para que el Madrid intentara acabar con un visitante imperial y casi inmortal. Es decir, inmortal hasta que le cortaron las alas los que supuestamente son convidados de piedra. Y a pesar de eso volvió a resurgir. A nadie le sorprende que al entrar al campo hubiese un grupo de madridistas gritando a la cara de los aficionados visitantes el nombre del colegiado ni que en la prórroga el madridismo más desquiciado comenzara a gritar “corrupción en la Federación”

A los hechos, Alberola concedió un gol precedido de un fuera de juego de siete metros de Mbappé, que hizo un amago de intervenir en la jugada, por lo que influyó deliberadamente en su carrera y acabó provocando un córner que cabeceó Tchoaumeni. 

Nada nuevo, lo esperado. Sabíamos de sobra lo que podía pasar, o lo que es peor, lo que esperaba al equipo si se metía en la eliminatoria. ¿Qué era lo que más miedo nos daba en la vuelta? El árbitro. Punto y final. El Madrid no necesita ningún Negreira, para qué va a gastar dinero de manera absurda si ha robado toda la vida.

En el día más importante

A lo importante. La Real protagonizó el partido que todos esperábamos y lo hizo en el día más importante. El fútbol ya le debe dos finales a un equipo que ha sido superior en los cuatros partidos de las dos últimas semifinales que ha disputado dos años consecutivamente. Destacaba Arrasate cuando llegó a la final de Sevilla la importancia que tenía para un club como el suyo (Osasuna). Tenemos que valorar de igual manera la gesta de la Real en el Bernabéu en un partido pleno de alternativas en el que siempre aguantó de pie hasta que le fallaron las fuerzas por tener enfrente a uno de los adversarios más físicos del mundo.

[Fotos] Las mejores jugadas del Real Madrid-Real SociedadChema Moya

49

No solo defendió bien, luchó hasta la extenuación, creyó como nunca y jugó al fútbol de maravilla. No todos marcan cuatro goles en una eliminatoria contra el Madrid de Copa y en un Bernabéu y la Real lo ha hecho tres veces. Honor y gloria para los ídolos de Madrid, que han provocado que esté prohibido hasta dudar de nuevo ellos. De su capacidad, de su rendimiento, de su futuro, del sentimiento que procesan por unos colores. Gracias por hacernos sentirnos tan orgullosos. Aunque finalmente murieran en la orilla a cinco minutos del final de la prórroga, en la que ya no podían más. Un sufrimiento interminable y una crueldad intolerable.

El Bernabéu es un escenario sin parangón. Todo lo que sucede aquí trasciende para siempre. Se recuerda para toda la vida. Esa es la verdadera presión que se siente cuando saltas al muro blanco. Quizá por fuera no sea tan imponente como antes de la obra, pero por dentro la panorámica es sobrecogedora. Incluso mareante. El que no juega bien en un escenario así y en un momento como el de la vuelta de una semifinal de Copa es porque no está hecho para la elite o para duelos de este calibre. 

A esto había que añadir los más de mil aficionados blanquiazules que no tuvieron problemas para viajar un martes laborable y pagar religiosamente 70 eurosa pesar del 0-1 de la ida. Máxima admiración para ellos, que nos hicieron sentir muy orgullosos a todos por su fe y su confianza en un equipo al que le ha costado emitir señales de fiabilidad este curso. En los aledaños incluso te podías encontrar con realistas de pro, como el oiartzuarra Kortajarena, ex txuri-urdin y uno de los fijos en el Huesca, que lucha por volver a Primera. Lo dicho, cuando la Real visita el coliseo blanco sale a relucir todo el sentimiento blanquiazul y el sentido de pertenencia no solo a unos colores, sino también a una tierra y a unos orígenes.

Imanol sacó su once de gala. El esperado, algo poco habitual. Con Marín ocupando el puesto del lesionado Brais y el tridente de cabecera del técnico formado por Kubo, Oyarzabal y Barrenetxea. Por su parte, Ancelotti dio descanso a Rüdiger y Mbappé, además de apostar por Camavinga en el lateral izquierdo. El verdugo de la ida, Endrick, encabezó el tridente brasileño con Vinicius y Rodrygo.

Una gran Real

Es cierto que en los últimos años nos hemos acostumbrado a que en los primeros minutos ya podíamos darnos cuenta de si la Real era netamente superior y de que lo normal fuese que acabara decantando el partido a su favor. Ahora nos conformamos con menos, sobre todo en un duelo de este calibre. Y esta noche, como sucedió en Mánchester hasta que le dejaron, compareció la buena versión de la Real. La del equipo valiente, organizado, competitivo y pétreo. Sin mucha profundidad y sin excesivo gol, obvio, algo esperado y previsible.

También es verdad que las dos primeras ocasiones fueron blancas, en una tijereta de Endrick tras un balón que dejó botar incomprensiblemente Zubeldia y en un clásico disparo de Vinicius que detuvo Remiro. Pero la Real estaba bien plantada y con las ideas claras y, fruto de una acertada presión, llegó su primera ocasión en un disparo de Sucic al lateral de la red. En el minuto 15, Zubimendi tocó en largo, Marín peinó la pelota y Barrenetxea no falló en el uno contra uno frente a Lunin. Eliminatoria igualada. Lo más importante estaba logrado, aunque quedara un mundo por delante, algo que en el Bernabéu es realmente insufrible. 

Antes de que se lesionara, después de jugarlo todo con su selección, Aguerd se comió un pase a Bellingham, pero su chut cruzado se marchó desviado. Lástima que a la media hora Kubo no cerró bien una buena salida de balón del Madrid y Endrick aprovechó un pase largo extraordinario con el exterior de Vinicius para superar con una sutil vaselina a un Remiro que pudo hacer más, sobre todo saliendo. Poco se puede achacar al central, que en esta ocasión, al contrario que en la ida, estaba vendido y no reculó metros. Al menos, la Real aguantó bien el mazazo, no se fue del encuentro y se llegó al descanso sin demasiados sobresaltos en ninguna de las dos áreas pese a los magníficos y continuos cambios de banda medidos de los locales. Y sin apenas aportación de Kubo y Oyarzabal, algo cuanto menos preocupante. 

Metro a metro

En la reanudación, la Real se fue metiendo poco a poco en el partido, ganando metro a metro, luchando por cada balón como si les fuera la vida en ello. El Madrid generaba peligro cuando pisaba el área, pero los donostiarras les fueron alejando de la misma. Oyarzabal no controló un buen pase de Aramburu. Zubimendi se topó con Lunin en un buen remate y, a falta de 20 minutos, con el partido en el lugar que muchos querían, Marín, se internó en el área y su centro lo introdujo en su portería Alaba. El 4 no conectó una volea en una posición franca para anotar antes de que Kubo por fin apareciera para destrozar a Camavinga y servir a Oyarzabal, que marcó tras tocar también en Alaba. Quedaban once minutos y la Real estaba clasificada.

Desgraciadamente, dos minutos después, Vinicius hizo un roto a Traoré, que había entrado por un inconmensurable Aramburu, y su centro lo remachó Bellingham. En el 85’ llegó la jugada de la vergüenza que finalizó en el 3-3 de Tchouameni y cuando parecía todo acabado, en el 92’, Oyarzabal cabeceó una falta medida de Sergio Gómez para desatar la locura entre los mil realistas. 

En la prórroga, el Madrid ganó con los cambios y la Real intentó aguantar como pudo. Pero ya no tenía más gasolina. Los de Imanol lo intentaron mientras Vinicius y Mbappé no acertaron en dos buenas opciones. En la segunda parte, Sucic conectó un buen disparo que salvó Lunin antes de que Rudiger cabeceara a la red otro córner esta vez de Güller.

Las Notas de Mikel Recalde: sin premio para una Real imperial en el BernabéuMikel Recalde

22

No es justo. La rabia es insoportable e incontenible, pero esta Real merece que se reconozca la hazaña que protagonizó aquella noche en el Bernabéu, en la que demostró de qué esta hecho este equipo y que estos jugadores ya están preparados para soñar en grande con una gesta inmortal. Esta vez sí que aguantó a pesar del nuevo atropello arbitral. Desde la semifinal ante el Mallorca al equipo le ha acompañado un poso de tristeza, de frustración y de impotencia. Por una cosa u otra no hemos conseguido entre todos recuperar la sonrisa que nos dibujó el majestuoso pase por la fase de grupos de la Champions. Aunque la decepción final duele como una estocada en el corazón, de este mismo brotó una sangre txuri-urdin a partir de la que debe sustentarse y crecer la nueva búsqueda de la gloria. No podemos estar más orgullosos de vosotros. Nos habéis hecho soñar en grande. Eskerrik asko, Real. Ya tenemos por fin el esperado y buscado antes y después en esta temporada