La Real Sociedad no pudo conseguir este miércoles un buen resultado en el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey. Los txuri-urdin perdieron en Anoeta contra el Real Madrid (0-1), quedando obligados a remontar el 1 de abril en el Santiago Bernabéu para acceder a la final de La Cartuja. Lo cierto es que, pese a que los blancos también dispusieron de oportunidades para hacer más goles, el equipo de Imanol no mereció, en líneas generales, una derrota que comienza a explicarse desde los ajustes de Carlo Ancelotti en el descanso. Antes, el técnico oriotarra había acertado a abrir interesantes grietas en el entramado merengue.
Si algo distingue al Real Madrid respecto a otros grandes de Europa es su capacidad para resistir con paciencia largas fases de los partidos en las que apenas tiene el balón. Los blancos no se ponen nerviosos si deben defender durante minutos y minutos con las líneas juntas y con su bloque en una altura media-baja, algo que la Real conoció de primera mano este miércoles. El panorama general del encuentro consistió en ataques posicionales de los txuri-urdin ante el 4-4-2 por el que viene apostando Ancelotti para contener a los adversarios, con Bellingham en la izquierda.
Ante semejante contexto de encuentro, la Real tuvo que agitar el partido para conseguir acercamientos y ocasiones de gol, algo que intentó hacer siguiendo principalmente dos caminos. El primero de ellos residió en una agresiva presión alta mediante la que Imanol, eso sí, no quiso nunca ir a apretar en uno contra uno por todo el campo. Así, recurrió para la ocasión al ya habitual 4-4-2 defensivo con rombo en la medular, ayudando siempre a los centrocampistas el extremo más alejado del balón.
Sobre todo durante los primeros minutos del encuentro, la Real consiguió robar balones peligrosos y acercarse al gol, explotando una vía de ataque condicionada por el arbitraje de Sánchez Martínez. El colegiado puso el listón muy bajo a la hora de señalar faltas, lo que abortó varias situaciones muy prometedoras en clave txuri-urdin. Así, la insistencia ofensiva local pasó a basarse, sobre todo, en las salidas de tres con Zubimendi incrustado entre los centrales. ¿Qué buscó con ellas Imanol?
Un propósito evidente
Resultó muy claro que el técnico txuri-urdin trató de atacar así, de forma muy agresiva, la zona en la que el Real Madrid juntaba en defensa a Arda Guler (extremo), Asencio (lateral) y Tchouaméni (central). Se trataba de que Aguerd, gracias a la salida de tres, pudiese superar conduciendo por fuera la primera línea de presión blanca (Endrick-Vinicius). Y partir de ahí había que atraer fuera al propio Asencio a través de Aihen, abriéndose el carril del 10 para que Barrene hiciese daño a través del mismo. Veámoslo.
Actuando según lo visto, la Real halló numerosas situaciones interesantes de centro, embotellando al Real Madrid durante casi toda la primera mitad. Sin embargo, estuvo muy hábil Ancelotti en el descanso, modificando el modo en que defender esas salidas de tres txuri-urdin que atacaban el sector derecho de la zaga blanca. Además de relevar a Asencio (amonestado) por Lucas, el técnico italiano supo modificar el modo en que defender el sector: Guler pasó a encargarse de Aihen en banda, el lateral (Lucas) se convirtió prácticamente en tercer central metiéndose dentro con el extremo (Barrene y luego Becker), y Camavinga se encargó de frenar una posible conducción larga de Aguerd.
El volumen de acercamientos realistas al área rival bajó durante la segunda parte, en la que la insistencia de Take Kubo por derecha significó el principal argumento ofensivo txuri-urdin. En este último sentido, las intervenciones de Ancelotti también resultaron importantes, pues el técnico italiano subió a Tchouaméni al centro del campo y escoró a la izquierda a Camavinga para que este echara allí una mano a Fran García. Así, con el japonés ya más controlado, se consumieron los últimos minutos del encuentro sin que sucedieran cosas dignas de mención en el área de Lunin.