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[A por ellos] "La diana de Sucic", por Mikel Recalde

El croata cada vez está mejor y, tras superar un lógico periodo de adaptación, su fichaje apunta a ser un gran acierto

[A por ellos] "La diana de Sucic", por Mikel RecaldeArnaitz Rubio

Aunque ahora muchos no lo crean, antes que no había tantos directores deportivos, secretarios técnicos, ojeadores ni unidades de reclutamiento, los clubes fichaban igual y los mejores acababan recalando en los clubes más poderosos. Es cierto que había más posibilidades de pegar pelotazos como el de la Realcon Isak, pero tampoco se crean, lo normal era que el que destacaba mucho, fuese en el campeonato que fuese, no tardara en llamar la atención y cayese en las redes de los abusones que lo quieren todo.

Coincide con que ayer se jugaba un Madrid-City y muchos en la caverna blanca afirmaban que era un duelo contra un equipo hecho a base de talonario (busquen las diferencias entre ambas plantillas), pero yo siempre recuerdo que el coloso merengue solía basar su política de fichajes en sus verdugos más villanos. Por poner un ejemplo, ahí está el caso de Drazen Petrovic, que les hizo la vida imposible hasta que decidieron contratarle para acabar con un suplicio no solo deportivo, sino también psicológico, ya que les torturaba moralmente.

Caprichos

Es normal. Culo veo, culo quiero. La máxima expresión del caprichoso, que muchas veces se disfraza de necesidad. La realidad es que todos los clubes están un poco sujetos a esta teoría. Y la Real tampoco es ajena a ella. La Champions tenía cosas malas, porque atraía a incómodos moscardones, y buenas, porque los realistas hicieron sonar una melodía de seducción que encandiló a la mayoría de futbolistas locos por recalar en un equipo así. Sin ir más lejos se hizo con los servicios de una de las estrellas de sus rival. Como no podía ser de otra manera, del Salzburgo, en teoría y a pesar del patrocinio de Red Bull, el menos pudiente. 

Sí, estoy hablando deLuka Sucic que en los últimos partidos está comenzando a confirmar todas las buenas expectativas que generó a su llegada y que, por momentos parece que no tardará en convertirse en un despampanante cisne. El croata estaba llamado a ser el sustituto de Mikel Merino. Una misión casi imposible, porque el legado del navarro es casi insuperable. A este no hizo falta tenerle enfrente para que Jokin Aperribay se volviera loco por contratarle y se viera obligado a sacar su supercapa para adelantarse a rivales directos. Con seguir los encuentros del vecino rojillo y su último ascenso fue suficiente.

Lo que muchos no recuerdan ahora es que los inicios de Merino en la Real no fueron nada convincentes. Una lesión le mantuvo casi dos meses de baja y luego no acababa de entrar en el equipo de Asier Garitano. Imanol Alguacille encomendó ser el hombre clave que equilibrara y sostuviera el juego del equipo y el pamplonés le respondió desde el primer día en aquella victoria en el Bernabéu en la que provocó el penalti del 0-1. Después de haber disfrutado de su extraordinario éxito todo el mundo es listo, pero sus primeros meses generaron dudas. Todos creíamos que se trataba de un gran jugador, pero venía del Newcastle, donde tuvo un cuerpo técnico español que destacaba que era muy bueno aunque luego se quedara muy lejos de triunfar con las urracas.

No se parece a Merino

Estoy de acuerdo con que flaco favor le vamos a hacer a Sucic si pretendemos ver en él la sombra de Merino. La principal razón es porque se trata de otro tipo de futbolista. Lo comentaba Brais, “a ninguno de los dos nos gusta hacer el trabajo sucio que hacía Merino, pero no tenemos más remedio que repartírnoslo”. Y esa es la clave, son dos mediapuntas, para que nos entendamos dos 10 de toda la vida, que están tratando de reciclarse para convertirse en futbolistas que no eran cuando les ficharon y aterrizaron en la Real. Y eso algunos lo consiguen y otros, por muchas facultades y calidad que tengan, no.

Me lo comentaba entre risas hace poco Zakharyan, el tercer centrocampista del mismo perfil fichado en los últimos años por la dirección deportiva: “Lo más gracioso es que nosotros no jugamos con un 10”. En el 4-3-3 no existe esa figura que dignificaba y embellecía como ninguna otra táctica el 4-4-2, con rombo en la medular. Sus palabras me recordaron a una entrevista que concedió Thiago Alcántara, para nosotros el hermano de Rafinha: “Tengo esa mentalidad de odio el fútbol moderno... ¡Mi actitud es más clásica! El papel del número 10 casi ha desaparecido. Vemos menos magia, menos fantasía. Los futbolistas hacen más, pero más rápido. Están más desarrollados en todos los sentidos... El creador de juego que era más lento, aunque tuviera una técnica sublime, ya no tiene la oportunidad de girar”.

Me identifico con su mensaje, pero creo que encaja a la perfección con la evolución de Sucic porque cuando se gira se hace la luz. Con esa potencia, esa zancada, ese talento y ese fusil de largo alcance que le convierte en un auténtico francotirador. Algo que siempre viene fenomenal para intentar desatascar encuentros o incluso rescatar puntos como lo acreditó con esa parábola imparable con la que sorprendió a Oblak. En pocas palabras, para tener más gol, en esa contribución que exigía Imanol a los de la segunda línea en su defensa de los delanteros centro de su plantel.

Insisto, no entro en comparaciones de características, pero sí de rendimiento. Que es de lo que se trata. Merinoempezó a cuajar en enero de 2019, después de la citada victoria ante el Madrid. Antes de esa fecha, ya había apuntado maneras con un tanto en Huesca que dio los tres puntos. Sucic lo está haciendo entre enero y febrero. Y para Imanol empieza a ser tan importante y decisivo como lo era Merino.

Confianza de Imanol

“No sé si es el mejor entrenador que he tenido, pero sí el que más ha confiado en mí”, manifestó Kubohace poco sobre Imanol. De seguir así, seguro que el croata no tardará en opinar igual que el japonés que más de una vez ha declarado que Remiro le suele dar muchos consejos de cómo finalizar sus endiabladas diagonales: “Me dice que haga más amagos y que no ajuste tanto el disparo porque no hace falta que entre por toda la escuadra. En Dinamarca no le hice caso”…

Ancelotti contó un día que cuando Ronaldo aterrizó en el Milan pesaba 100 kilos. Antes del primer partido, le comentó: “Sabes que no puedo jugar contigo porque necesitas bajar de peso”. Él respondió: “¿Qué quieres que haga en el campo? ¿Anotar o correr? Si es para correr, ponme en el banco; si es para marcar goles, ¡juega conmigo!”. “Jugué con él y no corrió, pero marcó dos goles”. Qué bueno era…

Con esa apariencia fría y unas reacciones gestuales por momentos algo desesperantes, no le podemos pedir a Sucic que se eche al equipo a sus espaldas desde el primer día. Que sea un fijo en la selección de Croacia no quita para que solo tenga 22 años y tenga que adaptarse. Ahora bien, cuando empieza de verdad lo bueno con partidos a vida o muerte para los que los balcánicos suelen tener un gen competitivo especial y sin igual, si como hizo Ronaldo nos da la opción de elegir, preferimos igual que, si no va a marcar, mejor no dispare, porque sus violentos cañonazos a la madera nos están quitando años de vida. Pues sí, también hay que decir las cosas buenas, con Sucic parece que se ha dado en la diana. ¡A por ellos!