A Imanol le encanta que los planes salgan bien. Como a Hannibal Smith, el jefe del equipo A. El técnico vuelve a acreditar un altísimo porcentaje de acierto en sus decisiones. Cuántos se echaron las manos a la cabeza cuando vieron su alineación y se la tuvieron que envainar durante el encuentro porque, una vez más, con un conjunto plagado de suplentes, fue capaz de competir, de defender, de tener calidad y pegada para marcar las diferencias, y de acreditar una enorme solidaridad en el esfuerzo ordenado para mantener su ventaja. La Real también ha ganado en Herning a pesar de que ha sufrido mucho por momentos y de que todo se hubiese complicado en el hipotético caso de que los locales hubieran abierto el marcador. Pero no lo han hecho y el fútbol es cuestión, entre otras cosas, de puntería y de pegada. Algo que precisamente le ha faltado y condenado en multitud de ocasiones a este plantel. Un penalti provocado y transformado por Brais, el mejor, y un golazo de crack de Kubo dieron la victoria a los realistas, que afrontarán la vuelta en Anoeta en ventaja.
Imanol ha vuelto a hacerlo de nuevo. El entrenador ha jugado otra vez al escondite, en colaboración con el club, que ha subido fotografías de las camisetas de Aguerd y con el 4 de Zubimendi para sacar un once revolucionario que de buenas a primeras no entendió casi nadie. Porque en la época de las rotaciones, a las que parece haberle cogido algo de vicio, que no tiene nada que ver con el truco, la clave es ganar descanso gracias a los resultados. Y viendo la que se le avecina en forma de maratón de partidos de máxima exigencia, lo lógico era intentar sacar la unidad A para intentar liquidar la eliminatoria en la ida y que la vuelta dentro de una semana fuese una buena ocasión para intentar descansar compitiendo, sin esfuerzos evitables y gratuitos. De esta manera, Imanol podría acercarse a la cita de la temporada, ese partido de ida contra el Madrid en las semifinales de la Copa.
Eso sí, valiente como siempre el oriotarra, que ha arriesgado mucho cuando nadie lo esperaba y en una cita que podría haber evitado perfectamente si no llega a ser por los errores que ha cometido en la primera fase. Es decir, el bonus de concesiones y de errores graves estaba agotado por tener que afrontar una estación que, por el nivel que tiene, esta Real debería haberse ahorrado. La pregunta es: ¿Hasta qué punto le importa a Imanol la Europa League cuando, en otro mensaje más contradictorio. Roberto Olabe manifestó que esa final de Bilbao era el objetivo de esta temporada? ¿O es que acaso pensaba que su rival era tan inferior?
Les cuento el banquillo de la Real: Remiro, Zubimendi y Oyarzabal, tres campeones de Europa; Aguerd, Javi López, Sergio Gómez y Sucic, cuatro de los refuerzos; Zakharyan y Becker, refuerzos del curso pasado; y los canteranos Jon Martín y Beñat Turrientes, que si no juega tampoco ayer es para que se preocupe y mucho por su actual situación en el equipo.
La alineación
La alineación no tenía desperdicio. Marrero en la portería, que hasta la fecha está ofreciendo un gran nivel y probablemente se lo mereciera, pero Remiro es uno de los estandartes de este equipo y no solo por lo que para bajo palos. En la zaga, Aramburu, Aritz, Pacheco y Balda, que por fin estaba inscrito y que tenía su primera gran oportunidad tras su debut ante el Jove en la Copa. El de Anoeta está completando una gran temporada y es un futbolista preparado para rendir en el primer equipo, aunque el reto esta vez era exigente y complicado. En el centro del campo, Olasagasti de 4, un puesto que no parece que sea el suyo, con Brais y Pablo Marín por delante. Y arriba, una línea de garantías y con veneno, compuesta por Kubo, Óskarsson y Barrenetxea. Es decir, los dos mejores asistentes al servicio del islandés, en su regreso a tierras danesas.
Lo curioso del caso es que todos los periodistas locales han acertado la alineación de su equipo. Una buena señal, al menos en el fútbol de toda la vida. Quizá no en el del VAR y en el que se compite cada tres días sin apenas descanso…
Un once con ocho de Zubieta
Esto no quita para que sea digno de elogio que con ocho jugadores de Zubieta y con esos suplentes, el equipo podía competir con garantías. Eso es algo que es justo reconocer y valorar. Porque cuando sale bien se disfruta el doble. Y el entrenador, el triple o más, claro.
El encuentro no ha podido arrancar peor. A los dos minutos, Balda ha visto una amarilla por derribar a un contrario cuando se internaba, lo que le ha condenado para la noche, y en el saque de la misma, Castillo, solo, sin que Óskarsson lograra entorpecerle, cabeceó al palo. En la siguiente acción a balón parado fue Marrero quien ha salvado fuego amigo. Cuando la cosa no pintaba muy bien, Brais ha buscado el contacto en el límite del área y, aunque el colegiado ha tratado de sacar la acción fuera, el VAR confirmó que era penalti. El gallego se ha mostrado firme y seguro en la ejecución y la Real de las rotaciones ganaba 0-1.
En ese momento arrancó el festival Simsir, para los periodistas y aficionados locales el mejor de largo de su equipo. El extremo firmó una diagonal impresionante sorteando todas las piernas que se pusieron en su camino hasta que soltó casi sin cargar su pierna, lo que obligó a Marrero a volar con éxito a la escuadra.
La primera aparición de Kubo, que ha combinado bien con Brais, no la ha podido aprovechar Óskarsson y Simsir no ha encontrado portería otra vez con su pierna derecha. A los 31 minutos, Kubo ha vuelto a recibir de Brais, ha conducido en horizontal a los límites del área y ha soltado el disparo perfecto que quitó las telarañas de la portería. Golazo.
Lástima que con el partido más o menos controlado, en ventaja ante un adversario tocado, los daneses acortaran distancias en una acción en la que Kubo no ha acabado de seguir a Sorensen, a pesar de un primer gran esfuerzo, y su centro lo ha rematado en boca de gol Buksa, que se adelantó a Pacheco. Pudo ser peor, ya que los locales han cercado la meta realista sin ocasiones muy claras.
Imanol no lo veía nada claro o quizá formaba parte de su plan, pero en la reanudación ha hecho tres cambios dando entrada a Aguerd, Zubimendi y Sergio, por Olasa, Pacheco y Barrenetxea (estos dos últimos lesionados). El movimiento también se podía justificar porque Imanol ya había consumido una ventana de cambios al dar entrada a Javi López por el pobre Balda, que solo ha tenido culpa de ver esa madrugadora amarilla. De nada más.
A los tres minutos, Óskarsson ha desaprovechado un gran centro de Sergio al cabecear sin mucha decisión, en lugar de atacar la pelota. No es la primera vez que lo hace. El islandés ha tenido que ser arropado por sus compañeros porque el recibimiento que le ha tributado la grada ha sido muy hostil. A Pablo Marín se le ha escapado un rechace alto. Simsir ha sido de nuevo el único que ha estado cerca de empatar, pero su rosca se le ha marchado alta. Oyarzabal, en una acción con dos opciones, que no ha logrado culminar al errar en la picadita, y Sergio, en una falta que se fue cerrando y envenenando, se han quedado cerca del 1-3 en unos últimos minutos en los que la Real defendió bien y sufrió más bien poco.
Jugando con fuego
Bien, el equipo realista ha encarrilado la eliminatoria al vencer a domicilio, pero también ha empezado a jugar con fuego al provocar de forma descarada y lamentable las tarjetas que han provocado la sanción de Aramburu y Zubimendi. Confiemos en que la UEFA no actúe, porque resultó bastante patético. Y la diferencia es mínima, es decir, sigue abierta y puede pasar de todo.
Esto no quita para que, una vez más, y tal y como hacía Hannibal Smith cuando los planes le salían bien, Imanol se fumó un buen puro para celebrar que su estrategia de rotaciones le ha salido de nuevo bien cuando muchos no daban un duro por su revolucionaria apuesta… Las cosas como son. Y al César lo que es del Cesar.