La Real Sociedad perdió este domingo en Anoeta contra el Getafe (0-3), en un partido que siempre transcurrió por los derroteros que convenían al cuadro azulón. Sorprendió del cuadro txuri-urdin que no se le apreciara una voluntad clara de modificar el contexto del encuentro, y que pareciera aceptar una batalla de duelos y envíos largos que en principio no le interesaba. Queda la incógnita de si los de Imanol se comportaron así por convicción propia, a la espera de que el paso de los minutos abriera la contienda, o de si por contra se vieron maniatados por el buen hacer del rival y la escasez de energía. Conociendo al técnico blanquiazul, posiblemente hubiese más de esto último que de lo anterior. Pero el resultado en cuanto a juego fue, en cualquier caso, el que todos vimos.
La Real siempre estuvo incómoda sobre el terreno de juego, algo que pudo comprobarse desde los primeros segundos de partido. El Getafe se lanzó a presionar arriba a los txuri-urdin, emparejando a todos sus futbolistas con jugadores locales. Para que el 4-4-2 de los azulones encajara con el 4-3-3 blanquiazul, el pivote Milla avanzaba su posición para presionar a Zubimendi, y detrás el central Duarte hacía lo propio para apretar a Olasagasti.
Ante semejante situación, la Real echó de menos jugadores profundos para buscar la espalda de la adelantada zaga rival, o delanteros corpulentos que pudieran bajar al césped los envíos largos desde Remiro, Zubeldia o Pacheco. Lo cierto es que hablamos aquí de perfiles que no abundan en la plantilla... Al margen de ese juego directo, el cuadro txuri-urdin halló como única alternativa la opción de buscar a Jon Ander Olasagasti. Imanol tuvo en cuenta que el emparejamiento del central Duarte con el donostiarra era quizás el más delicado para el entramado de presión del Getafe, por lo que empezó a jugar con la posición de su futbolista. Lo escoró a menudo para generar incertidumbre, pero Bordalás estuvo hábil ajustando estas acciones. ¿Cómo?
El muy buen trabajo defensivo del Getafe obligó a la Real a jugar en largo, lo que incomodó por lo general a los txuri-urdin, quienes buscaban al menos con sus envíos la zona de Take Kubo. De la alta cantidad de balones bombeados a esa parcela nacieron dos segundas jugadas que, previo paso por los pies del japonés, generaron las ocasiones de Oyarzabal y Zubeldia.
Un Getafe ofensivo... a su manera
Los de Bordalás minimizaron el bagaje atacante de la Real, pero no se contentaron con ello. Aunque por una vía muy concreta, la de los pases largos buscando la última línea txuri-urdin, intentaron atacar constantemente. Ante un cuadro blanquiazul que les esperaba con un claro 4-4-2 (Olasagasti apretaba junto al delantero Oyarzabal), los envíos directos de los de Bordalás se saltaban el centro del campo y situaban el esférico en el cuatro contra cuatro de Sola, Uche, Bertug y Coba contra Aihen, Pacheco, Zubeldia y Aramburu.
Resulta interesante analizar la ya vista posición de Zubimendi. Imanol escogió que permaneciera en el centro del campo, pese a que muchas veces no tenía marca asignada y a que el Getafe se saltaba la medular con envíos largos. El técnico prefirió mantener a Martin en la zona de pivotes para llevarse allí las caídas que pudieran producirse, renunciando a retrasarle como tercer central. Zubeldia y Pacheco tuvieron que dirimir así constantes duelos aéreos en dos contra dos ante Bertug y Uche, un contexto que de inicio no se tradujo en ocasiones claras, pero en el que la Real nunca estuvo cómoda.
El tramo final
Mediada la segunda parte, llegaron los minutos clave del encuentro. Para empezar, dio ya la sensación de que al Getafe se le acababa la energía necesaria para presionar como venía haciendo previamente. Curiosamente, el ataque de la Real previo al 0-1 fue el primero que los de Bordalás defendieron con un bloque intermedio, en 4-4-2 y sin ganar metros pivote (Milla) y central (Duarte) para emparejarse hombre a hombre. Pasó a corresponder a uno de los dos puntas vigilar a Zubimendi, con Milla y Djené detrás manteniendo la posición. ¿Entraba el encuentro en un nuevo escenario de cara a los minutos finales?
La acción de esta imagen previa se saldó con un saque de banda a favor del Getafe que generó a su vez el primer gol azulón. Jon Pacheco dudó a la hora de perseguir a un Uche que cayó al costado contrario en el que venía empleándose. Con Zubimendi sin marca defendiendo la jugada por delante de la zaga, el mencionado movimiento de Pacheco generó un agujero en la defensa realista al que jugó Diego Rico de forma directa.
Fue una lástima en clave txuri-urdin que esta última jugada se diera como se dio. Parecía que, ya en ese minuto 70, el partido podía entrar en una nueva fase, debido al desgaste físico del Getafe. Sin embargo, los azulones marcaron el 0-1 y ampliaron luego la renta ante una Real desnaturalizada hasta entonces. Por mérito rival o por idea propia, los txuri-urdin habían dirimido una batalla de las que agradece su adversario de este domingo, y en la que ellos no se encontraron precisamente a gusto.