“Llegaron en masa al pub Finnegan y atacaron a sus rivales. La primera fila de los ultras de la Lazio sacó los cuchillos y apuñaló a los vascos sin piedad”. Así describe el diario La Repubblica, el principal diario editado en Roma, el ataque del miércoles por la noche. El resultado de aquella “emboscada”, como la han calificado el propio rotativo, la Policía italiana y el presidente de la Real, Jokin Aperribay, fue el de nueve personas heridas, de las cuales seis fueron trasladadas a centros hospitalarios de Roma; tres, heridas con arma blanca.
Dos de ellas permanecen ingresadas en estado entre reservado y grave, aunque según la información de este diario, no al punto de riesgo para sus vidas. Familiares de los heridos se han desplazado este viernes hasta Roma.
El balance policial inicial fue el de 10 personas “identificadas” entre los 80 atacantes (actualización: cinco acusados de homicidio), entre los que el periódico italiano incluye a miembros del Frente Bokerón: “Junto a los Ultras Lazio también había una representación de sus amigos franquistas malagueños, cabezas rapadas y rivales de los vascos, de extrema izquierda”.
El jueves fue un día de reuniones en la capital italiana. El Palazzo Valentini, sede de la Prefectura de Roma y sito a un cuarto de hora a pie de la Via Leonina del pub Finnegan, albergó una cita que abordó el ataque de la víspera. Con Roma y Lazio en la Europa League, las autoridades italianas quieren evitar a toda costa que se vuelva a repetir lo del miércoles, según La Repubblica: la semana que viene 3.500 hinchas del Eintracht de Frankfurt, con algunos episodios violentos a sus espaldas, llegan a la ciudad. Si antes el prefecto, Lamberto Giannini, no decide prohibirles viajar, como ya hizo Ámsterdam con los hinchas de la Lazio.
Conviene recordar que es Año Jubileo para la Iglesia Católica, lo que además de encarecer el alojamiento a cualquier turista que visita Roma, también ha supuesto que el Ministerio del Interior italiano haya reforzado la seguridad de la capital, que estaba en entredicho tras el ataque de la Via Leonina.
“Fue un agujero de seguridad inaceptable teniendo en cuenta que la policía está en las calles”, dijo Lorenza Bonaccorsi, la presidenta del I Municipio de Roma; críticas a las que se sumó el alcalde de la ciudad, Roberto Gualtieri (Partido Democrata); y también el líder del mismo partido en la capital, Enzo Foschi, que censuró “un auténtico ataque de escuadrón que, según relatan los testigos, parece premeditado y organizado hasta el más mínimo detalle”. La ultraderecha, en cambio, guardó silencio, según La Repubblica: “El vicepresidente de la Cámara de Diputados y aspirante a alcalde, Fabio Rampelli (Fratelli d’Italia, el partido de Giorgia Meloni), siempre reivindica la acción de ‘seguridad’ del Gobierno en Roma, pero esta vez no dijo nada”.
“Armados como carniceros”
El diario transalpino asegura que el trayecto entre la Piazza della Madonna dei Monti y la Piazza della Suburra “parecía una almadraba” cuando los ultras de la Lazio bajaron por las escaleras que conectan la Vía Leonina y la Via Cavour, “armados como carniceros, gritando ‘matémoslos a todos’”.
La crónica de los hechos que relata La Repubblica diferencia dos momentos de la “masacre”. “La emboscada celeste fue planeada. Llegaron en masa frente a Finnegan y atacaron a sus rivales. La primera fila inmediatamente sacó cuchillos y apuñaló a los vascos sin piedad”, describe la prensa italiana, donde explica que ya cae un primer herido por arma blanca, con “tres puñaladas en la espalda, vivo porque fue arrastrado hasta el pub por el dueño”, como él mismo relató a NOTICIAS DE GIPUZKOA.
El resto de los que estaban en la terraza respondieron al lanzamiento de todo tipo de objetos, también pirotécnicos, con las sillas y las mesas del bar, antes de echar a la carrera. “‘Laziali, ¡por aquí!’ ordena el jefe. Y el grupo se divide”, se lee en La Repubblica sobre cómo actuó el grupo atacante: parte de los agresores volvieron hacia la Via Cavour y otra parte, hacia la plaza Suburra, que es lo que se puede observar en las imágenes de las redes sociales.
“Había una patrulla policial frente al Finnegan, sin que tuviera mucho que pudiera hacer”, resume la crónica del diario, que recoge críticas de los vecinos del barrio Monti, a quienes “la reacción de la Policía les pareció completamente desorganizada. Vieron, incluso después de que apareciera la Policía, lo que parecía un escuadrón fascista que seguía deambulando bajo sus casas en las calles del distrito, con personas vestidas de negro y encapuchadas con palos en las manos”.
“Se les permitió seguir deambulando por las calles durante tres horas, incluso pasaron delante de los agentes”, recoge la crónica periodística las declaraciones de la líder de la lista cívica del alcalde Gualtieri en el I Municipio, Nathalie Naim. “Todo esto no sólo se podría haber evitado, sino que pero una vez llegaron, los oficiales no detuvieron” a los atacantes, lamenta Naim, que en pleno Jubileo, denuncia cómo “se está reprimiendo a los sin techo, pero no se hace nada con estos escuadrones que parecen fascistas”.