La Real Sociedad recibe este domingo a la UD Las Palmas en partido correspondiente a la jornada 17 de Liga. El cuadro txuri-urdin va a tener enfrente a un rival revitalizado por la llegada a su banquillo de Diego Martínez tras el cese de Luis Carrión, habiendo ganado cinco de los siete encuentros del campeonato disputados desde el relevo. Lo cierto es que, con el propio Carrión a los mandos, los canarios venían generando ocasiones en casi todos sus duelos, pero la buena producción ofensiva se veía empañada por las concesiones en defensa. Sin descuidar el ataque, el entrenador entrante ha ido tapando poco a poco las vías de agua existentes hasta permitir al equipo aterrizar en Anoeta habiendo salvado una situación clasificatoria muy delicada, gracias a una versión mucho más sólida.
Las bajas con las que aterriza Las Palmas en Anoeta abren la puerta a un posible cambio de sistema. En su última visita a la Real, de hecho, el técnico Diego Martínez, dirigiendo entonces al Espanyol, ya apostó por variar a un 5-3-2 para defender a los txuri-urdin. Los análisis previos al encuentro, en cualquier caso, deben basarse en el estable comportamiento que ha venido teniendo el cuadro canario con su actual entrenador, dentro de un dibujo 4-2-3-1 matizable según las ubicaciones de sus centrocampistas y los momentos del juego.
Movilidad ofensiva
El habitual comportamiento de Las Palmas en ataque, de cualquier modo, acostumbra a modificar los dibujos ya vistos, pues estamos hablando de un equipo muy asimétrico. En la banda derecha, el ex realista Sandro Ramírez es sinónimo de electricidad y de desmarques profundos. En la izquierda, mientras, el joven Moleiro toma la línea de cal como mero punto de partida, para centrar constantemente su posición y sumarse así a zonas interiores.
Viendo jugar a los de Diego Martínez, se hace muy evidente lo ya comentado antes sobre los perfiles de sus extremos. Las Palmas hace de la banda de Moleiro, la izquierda, su lado fuerte: es ahí donde acumula pases y vuelca su juego en ataque. La derecha con Sandro, mientras, significa una vía mucho más directa, circunstancia a la que contribuyen también las características verticales del lateral (Viti habitualmente y quizás Marvin en Anoeta).
No hacen ascos los canarios a tener la posesión del esférico y a juntar muchos pases, pero durante las últimas semanas han agregado a su juego registros más directos. A la hora de ejecutarlos, tal y como veíamos en la imagen previa del partido de Montjuic, Las Palmas atrae la presión de sus rivales combinando en área propia, para lanzar luego en largo al punta o también para intentar progresar con los centrocampistas si el adversario lo permite.
Sin balón
Los patrones de Las Palmas se encuentran muy definidos, tanto en ataque como en defensa. El equipo de Diego Martínez está muy acostumbrado a dibujar sin balón un claro 4-4-2 que se dibuja mediante el cambio de ubicación de Javi Muñoz: pasa de la mediapunta a la primera línea para presionar en paralelo con el delantero centro.
Tan cierto es que Las Palmas ha mejorado en defensa con Diego Martínez como que las paradas de Jasper Cillessen han salvado al conjunto canario en más de una ocasión, durante los últimos partidos. El mencionado 4-4-2 defensivo de los amarillos, compacto tanto en fases de repliegue como de presión alta, significa una fortaleza y al mismo tiempo una debilidad, pues los adversarios vienen encontrando con cierta frecuencia la espalda del doble pivote. Para la Real puede resultar interesante imitar las fórmulas que han empleado los rivales de la UD a la hora de pisar con peligro el espacio en cuestión, apuntando la principal al movimiento hacia dentro de uno de los extremos.
Más allá de desajustes puntuales, gran parte del mérito del técnico Diego Martínez ha residido en dotar a la UD Las Palmas de cierta paciencia a la hora de defender. Los amarillos, pese al perfil técnico de sus futbolistas, son capaces de permitir largas secuencias de pase a sus rivales para salir luego al contragolpe tras robar el balón. El ya visto 4-4-2 singifica la formación de cabecera a la hora de contener a los adversarios y esperar el momento idóneo para recuperar el asférico y correr. Sin embargo, los canarios también son capaces de replegarse mediante un 5-3-2, simplemente retrasando a uno de los extremos y convirtiéndolo en carrilero. No descartemos este último sistema contra la Real en Anoeta...
Algo está haciendo bien Las Palmas para haber ganado siete partidos (incluidos dos de Copa) en menos de dos meses cuando antes no conocía la victoria desde el pasado febrero. La Real va tener enfrente en Anoeta a un rival complicado cuyas bajas suponen además, en clave txuri-urdin, un arma de doble filo. Merman al adversario, aunque al mismo tiempo le convierten en más imprevisible: determinados factores tácticos del fútbol de los canarios resultan muy marcados, pero quizás se vean modificados al faltar de golpe tres titulares habituales.