La semana pasada analizábamos, en este mismo espacio, el mercado de fichajes de la Real Sociedad. Y para hacerlo nos remontábamos al verano de 2019, momento en el que la plantilla se sometió a una renovación similar a la de estos últimos meses. Hoy toca bajar de los despachos al césped, al banquillo más bien, y poner sobre la mesa un asunto capital para el futuro próximo del club. ¿Cómo va a construir Imanol un nuevo equipo tras las potentes salidas de Le Normand y Merino? A la hora de iniciar esta exposición no vamos a ser muy originales... Sí, rebobinemos cinco años de nuevo. Volvamos, una vez más, al famoso verano de 2019.

La casa por el tejado

Aquella pretemporada fue la primera de Imanol como entrenador de la plantilla profesional. El oriotarra había heredado, al relevar meses antes a Asier Garitano, un equipo más de respuesta que de propuesta, una escuadra que prefería hacer largos los partidos y a la que no le importaba que pasaran poquitas cosas durante los 90 minutos. Para romper con lo anterior y aprovechar también las características de los Odegaard, Isak y Portu, a Alguacil no le importó empezar a construir la casa por el tejado: diseñó una Real de ritmos altos, voraz al espacio y vertical como hacía años que no le veíamos, aún a riesgo de hacer también ciertas concesiones en defensa. Dentro del mencionado perfil, las cosas fueron ajustándose sobre la marcha, y a un otoño irregular le siguió un invierno más que prometedor y de trayectoria ascendente. A las puertas de la primavera, aquel equipo volaba. Lástima que la pandemia cortara su crecimiento.

Mayor control

El coronavirus significó el adiós de Odegaard. Y todos lo lloramos, pero las lágrimas de pena desaparecieron en cuanto un tal David Silva vino para sustituir al noruego. Con el canario a los mandos, eso sí, había que darle un par de vueltas de tuerca a la idea del equipo, que viró hacia registros de mayor control y menores dosis de locura bien entendida. Imanol dio con la tecla una vez más, su escuadra se hizo fuerte desde marcadores más cortos, y la competitividad que simplemente había asomado en los inicios pasó a suponer santo y seña txuri-urdin.

Con la lesión de Oyarzabal y la conversión al 4-4-2 en rombo, esa cara áspera de la Real agudizó aún más sus duras facciones. Y el culmen del saber estar sobre un campo se produjo durante la pasada campaña 2023-24, ya con extremos de nuevo. El regreso al 4-3-3 aportó desborde en banda, vatios para la presión alta tras la retirada del propio Silva y también mayores riesgos en la transición defensiva (contragolpes del rival), circunstancia esta última paliada con una estadística que marca la diferencia hoy en día: los duelos ganados. Los ganaba Merino apretando tras pérdida. Los ganaba Le Normand a campo abierto. Y entre ambos y Zubimendi sostenían a un conjunto estructuralmente mucho más endeble.

Las bajas de Merino y Le Normand 'desafían' a un técnico que siempre ha acertado en momentos como el actual

Apretando el 'Reset'

El ciclo triunfal de cinco billetes europeos y una Copa sobrevivió a las marchas de Odegaard e Isak, a la mencionada retirada de Silva y a varias lesiones importantes. Las salidas al unísono de dos piedras angulares como Merino y Robin significan sin embargo, por todo lo expuesto, un condicionante lo suficientemente importante como para empezar de nuevo. En el club ya han apretado el botón de Reset, con el “nuevo libro” de Aperribay. Alguacil también lo ha pulsado en rueda de prensa, diciendo aquello de que su plantilla “tardará dos o tres años en dar su máximo nivel”. Pero lo que vemos de momento sobre el campo habla de una aparente continuidad difícil de rentabilizar sin semejantes baluartes.

¿Cambiará el míster? ¿Cómo? Cojamos con pinzas las primeras jornadas, sin casi entrenamientos completos y con el mercado aún abierto. Y estudiemos con lupa a los nuestros ahora que la campaña se adentra ya en el terreno de lo cotidiano. ¿Recurriremos de nuevo al rock and roll de 2019? ¿Volveremos al 4-4-2 para estabilizar al equipo desde el dibujo? ¿Conservaremos el camino reciente tratando de subsanar las ventas con Aguerd y Turrientes? Tú dirás, Imanol. Ha llegado tu turno. 

OYARZABAL: LAMENTOS VENTAJISTAS, PERO JUSTOS AL FIN Y AL CABO

Produce mucha frustración ver cómo uno de los referentes de tu club se lesiona durante un partido con la selección. Digerido el asunto, procede realizar un análisis frío y sosegado del mismo, para que el comprensible cabreo no condicione las lecturas posteriores. Reconozcamos, para empezar, que resulta ventajista quejarse ahora del esguince de Oyarzabal, una dolencia traumática que también podría haberse producido entrenando en Zubieta. Pero subrayemos igualmente lo absurdo de un calendario ante el que procede adoptar medidas inmediatas, para aplicarlas si se puede en la próxima campaña 2025-26. Mikel retomó el trabajo tras sus vacaciones el 5 de agosto. Solo un mes después, estaba jugando en Belgrado el que, de no mediar sanción liguera, significaría su quinto partido oficial del curso.

Oyarzabal se duele del tobillo tras el partido disputado con España contra Serbia. RFEF

EL SOBRESALIENTE INICIO DEL SANSE DE SERGIO FRANCISCO

Si en el artículo principal de esta pieza ensalzamos el modo en que Imanol se ha repuesto a salidas importantes durante los últimos años, ¿qué podemos escribir aquí de Sergio Francisco? El entrenador del Sanse inicia su tercera temporada al frente de un equipo renovado verano sí y verano también, pero que siempre se las arregla para competir ante clubes de capitales de provincia y cuyos presupuestos resultan importantes en la categoría de bronce. La Primera RFEF, no lo olvidemos, resulta mucho más potente que la antigua Segunda B. Dentro de este complejo contexto, sin embargo, los potrillos han encadenado con su actual técnico un play-off de ascenso y una permanencia rápidamente encarrilada. Si un día nos falta el patrón de Orio, igual hay que mirar al banquillo del filial...

Sergio Francisco, durante un partido en Zubieta. Real Sociedad