No escucharán a nadie soltar un mensaje alarmista ni catastrofista. Como es normal cuando el miércoles la Real va a jugar todos unos octavos de final de la Champions en el Parc de Princes ante el todopoderoso PSG. Pero la preocupación en el club es latente y creciente. Podrán soñar en grande, creer en que pueden lograr el título de Copa o que cuentan con opciones de llegar lejos en la competición más grande de clubes, pero la clave de la temporada es clasificarse de nuevo para Europa. La continuidad y el progreso del proyecto dependen de ello. Ni más ni menos.

Si los de Imanol no compiten en el Viejo Continente el curso que viene, va a ser muy complicado mantener a varias de sus estrellas en verano. Unos se querrán ir y a otros quizá los tendrá que vender el club, si nos ponemos en lo peor. La situación comienza a ser tan preocupante que en la previa al duelo frente a un Osasuna que empezaba a ver peligrar la categoría no eran pocos los que decían que había que apostar por los titulares y el miércoles, que jugasen los que pudiesen. 

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📸 Las mejores jugadas del Real-Osasuna Ruben Plaza

Como es lógico, la gran mayoría no está de acuerdo, ya que no todos los años se lucha con los mejores de Europa y además sería hacer de menos el histórico logro de acabar primeros de grupo. Pero cuidado. El pan y la mantequilla es la Liga. Son muchos partidos sin marcar gol, demasiados, sobre todo en casa y así es imposible. Si no juega Oyarzabal, la Real pierde pegada de forma escandalosa porque lleva todo el año jugando sin delantero centro. Es lo que hay.

Al final el precio que se iba a pagar por ello estaba claro que iba a ser caro. Este equipo se ha ganado el derecho de que se confíe en él incluso ante uno de los gigantes del mundo como el parisino, pero sin una posición firme y adecuada con el nivel de la plantilla en la Liga, el suflé baja de manera considerable. Osasuna hizo lo justo para ganar en Anoeta. Le bastó con defender con orden y aprovechar una de las dos ocasiones que generó para llevarse los tres puntos. Así se puede vencer hoy en día en Anoeta. Antes parecía imposible salir vivo de este estadio con tan poco bagaje. A pesar de todo, Herrera hizo las mismas paradas que Remiro en todo el partido: una. Con eso queda todo dicho.

Imanol pensó en París, pero sin exageraciones. La Real se jugaba mucho también ante Osasuna después de que el Betis le sobrepasara en la tabla tras vencer la víspera al Cádiz. El técnico introdujo cinco cambios respecto al equipo que empató en Palma de Mallorca. Aramburu, que no es que se ha haya hecho un hueco en la plantilla sino que por momentos parece habérselo hecho en el mismo once con permiso de Traoré; Pacheco entró como pareja de Zubeldia, en lugar de Robin Le Normand; Turrientes sentó a Brais Méndez; y arriba, Zakharyan y André Silva ocuparon los puestos de Barrenetxea y de Sadiq

Enfrente Arrasate plantó el mismo esquema que Aguirre el martes, un 5-3-2 con las líneas muy juntas y la línea defensiva bastante replegada. La Real volvió a demostrar que le cuesta en casa ante rivales que se cierran bien. Su mejor activo en el primer acto fueron las subidas de un Javi Galán, que tiene un mérito admirable ya que ha pasado de entrenar y no jugar a jugarlo todo y apenas entrenar. Los realistas dominaban pero sin generar demasiado peligro.

Los dos primeros centros del extremeño los remató con el pie y la cabeza fuera Merino. Zakharyan dejó de nuevo detalles de mucha calidad y estuvo cerca de la escuadra tras un bonito recorte. El susto de Osasuna lo apagó con una estirada felina Remiro a disparo de Peña y en el tramo final, después de unos buenos minutos rojillos, el ruso lo volvió a intentar y Herrera hizo otra gran parada a disparo de Kubo. El regreso del japonés fue una de las grandes noticias del día, como no podía ser de otra manera.

La parroquia realista acabó enfadada por un posible penalti de Torró a André Silva que admite muchas dudas, ya que parece golpear su pie de apoyo. Lo que más molesta es la reincidencia en la actitud de los colegiados cuando arbitran en Anoeta y a domicilio. Y aquí cada palo aguanta su vela, puesto que en Pamplona todavía se quejan del arbitraje de la Copa, del que, por supuesto, no tuvo ninguna culpa la Real por mucho que numerosos exaltados pagaran su frustración con ella y que, además, tampoco fue para tanto como lo vendieron. En resumen, el supuesto penalti a Budimir no fue más claro que el contacto con Silva.

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Las notas de Mikel Recalde: Real-Osasuna Mikel Recalde

En la reanudación la Real pareció salir con otro brío, pero le duró tres minutos. Después de una falta de Zakharyan que le salió muy centrada, Budimir puso por delante a Osasuna al cabecear un córner. El croata le ganó el salto a Zubeldia y Remiro perdió pie a la hora de impulsarse. A partir de ahí, un querer y no poder más propio de otras épocas previas a la era Imanol. Galán siguió poniendo buenos centros, pero Kubo no aprovechó las dos mejores opciones que tuvo. Una en el palo corto que envió fuera y otra en el segundo que empaló fatal. A partir de ahí muchos centros y pocos remates. Incluso Sadiq pudo empatar en dos opciones, pero se resbaló, lo que aumentó la lógica frustración. Del colegiado mejor ni hablar, al permitirlo todo y no querer pitar nada. Visto lo visto, hace este arbitraje en Pamplona y se están quejando hasta Nochevieja.

La Real no va bien en Anoeta. Y eso es inquietante y perturbador. Porque en realidad nada hace más feliz a la afición que disfrutar en su estadio. Que no lo olvide nadie. Y que todo el mundo sea consciente de que, aunque el mensaje que emana del club es de tranquilidad, nada será igual si la Real no compite el año que viene en Europa. Así llegamos a París. Una pena.

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📸 La afición realista responde en el derbi contra Osasuna Ruben Plaza