Problemas en el acceso de la puerta del sector de la afición visitante, la 23V, en el Estádio da Luz de Lisboa. Centenares de seguidores de la Real Sociedad no han podido presenciar in situ el comienzo del partidazo entre el Benfica y la Real Sociedad como consecuencia de los meticulosos -y lentos- controles de seguridad., en el que decenas de seguidores han protestado por el "trato miserable" que han recibido por parte de las fuerzas de seguridad ya desde la salida del Metro en la parada de Colégio Militar/Luz, donde han llegado a ser retenidos.

Sin frío (unos 19ºC) pero con lluvia que ha vuelto a hacer acto de presencia, buena parte de la hinchada realista no ha conseguido entrar al campo pese a llevar tiempo fuera esperando, algunos más de una hora, retenidos por la Policía portuguesa, que tras un día sin apenas presencia policial y de convivencia con la hinchada local, sí se ha dejado notar en los aledaños del campo.

Un malestar que con el paso de los minutos y la cercanía del saque inicial era cada vez mayor, ya que se trata del viaje más masivo de la parroquia realista esta temporada, con unos 3.500 seguidores.

En esta ocasión, frente a desplazamientos como el de Roma -donde la Real fletó autobuses al estadio- o Graz, Lyon o Mánchester, cuando se organizaron kalejiras que ayudaron a conducir al grueso de la afición realista al estadio, los más de 3.000 seguidores han ido llegando a la zona del Estádio en un Metro colapsado por las lluvias de la capital lisboeta, lo que junto a la actitud de la seguridad del Estádio ha complicado la entrada sobremanera.

Ya en el interior, las quejas se han sucedido también en las redes sociales porque el club local ha impedido utilizar las cinco filas inferiores del anillo superior, lo que ha provocado que la afición realista esté recluida en un espacio menor.

No es la primera vez

Estas trabas a la afición visitante, que también han tenido que sufrir algunos periodistas desplazados desde Gipuzkoa, han sido recurrentes. Valga el testimonio de un aficionado del Liverpool, equipo que visitó el Estádio da Luz en abril de 2022. Como ha sucedido este martes, los controles provocaron que hubiera aficionados sin poder disfrutar del comienzo del espectáculo con el himno de la Champions League.

Sucedió desde fuera, ya que tras otra jornada sin incidentes, "al llegar al área cercana a nuestro sector del estadio había tres barreras de policía. Eran las 19:15 (hora local). Estando a 50 metros de la entrada, tardamos cincuenta minutos en pasar. Si hubieran dejado entrar a la gente a un ritmo normal, no hubiera pasado absolutamente nada". Una experiencia que este hincha red resumió en una sensación que centenares de realistas han tenido esta noche: "Es intolerable que aficionados que llegan a 50 metros de la puerta del acceso al estadio 45 minutos antes del pitido inicial se pierdan el arranque del partido".

Un viaje que trae cola

En el caso del Benfica-Real Sociedad, la entrada al campo, en el que las fuerzas de seguridad han retirado paraguas entre otros objetos y que en el caso de centenares de aficionados está siendo ya con el partido empezado, no es precisamente el mejor broche a un viaje marcado por la polémica gestión de las entradas tanto en Donostia como en Lisboa. Primero, porque las más de 5.000 solicitudes de entrada válidas que recibió la Real desbordaron a la entidad realista; y después, porque el Benfica, que desde el principio dijo no tener más tiques que los obligatorios para enviar a Gipuzkoa, anuló la compra de entradas de cerca de 254 realistas al identificar el truco de darse de alta como fan benfiquista y acceder al papel en venta. Como compensación de su decisión, el conjunto portugués remitió un centenar de entradas la semana pasada, insuficientes para resolver la demanda.

Como explicó entonces el presidente de la Real, Jokin Aperribay, la voluntad del club era que ningún aficionado blanquiazul perdiera los 50 euros gastados en hacerse fan y la entrada, algo a lo que el Benfica accedió.

"Desde luego si se hubiese preguntado a la Real si esa era forma de hacerlo, hubiésemos contestado que no porque ya conocíamos la voluntad del Benfica para no dar más entradas desde el inicio. Estamos intentando ayudar hablando con el Benfica para que el perjuicio para las personas que querían ir sea el menor posible", insistió entonces Aperribay.