La Real ha borrado de un manotazo las dudas que había generado en este primer mes de competición con tres empates consecutivos en un arranque liguero que nos había dejado bastante fríos. Como veníamos de un verano convulso, en el que la baja de Silva nos dejó sin nuestro mágico amuleto en el juego con una desgracia tan inesperada y dura, como cruel, lo cierto es que el equipo se había presentado en la línea de salida en fase de construcción. Con un retraso de tres semanas que se ha visto definitivamente superado con una actuación por momentos brillante que le permitió acabar goleando a un Granada inferior. Hablábamos en la previa de los diferentes motivos que habían provocado esa inquietud más propia de meses primaverales que de agosto, sobre todo en los aficionados más agoreros. Creo que la explicación a este origen de la campaña de regreso a la Champions es que, salvo Remiro, Zubeldia y Kubo, el resto se encontraba lejos de su mejor estado de forma. Ha sido volver Merino, con quien la vida siempre es mucho mejor, porque es el jugador estratégico al compensar y equilibrar el balance defensivo-ofensivo de la máquina de Imanol, y encajar todas las piezas del rompecabezas. De su presencia, porque el navarro es como Silva y mejora a los que tiene al lado; se benefician Zubimendi y Brais, que no han tardado en parecer los dos todocampistas que el año pasado brillaron con luz propia y que fueron claves en la consecución de un hito tan importante como la clasificación para la Champions. 

El donostiarra ha cuajado una actuación soberbia, dando una lección de todo lo que puede y debe hacer un director de orquesta, mientras que el gallego fue el violinista que puso música a los mejores minutos y jugadas de los locales. Y luego, arriba, don Take Kubo. Una bestia parda, que no necesita más que participar en la última suave sesión de la víspera del partido para no perder su plaza en el once. A los hechos se remite. Con molestias o no, o con secuelas de sus problemas musculares, o no, ha decantado el encuentro al confirmar de nuevo la metamorfosis explosiva que ha experimentado de txuri-urdin, al pasar de proyecto de figura mundial a gran estrella de la Real. Y lo que le queda. Cuando esos jugadores están inspirados, se buscan y se encuentran, lo normal es que lleguen los goles y que se ganen muchos partidos. Si además los nuevos comienzan por fin a aportar, la cosa empieza a tomar muy buena pinta. Traoré ha completado un magnífico encuentro, Tierney tiene una pinta magnífica y Zakharyan apunta al cielo con sus detalles técnicos y sus golpeos, aunque por ahora solo sean eso, destellos

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Real Sociedad - Granada: Las notas de Mikel Recalde

Imanol no se lo ha pensado demasiado para dar entrada a Kieran Tierney. Es una pena por Aihen, porque lo venía haciendo bien, pero ahora le llega un futbolista de un nivel superior, que procede del Arsenal y que sido internacional con Escocia en 38 ocasiones, y lo normal es que salga él. El hecho de que venga cedido hasta final de temporada, además de su caché, no significa que lo tenga que jugar todo. Ahora le toca al navarro elevar su nivel y competirle la plaza, como ha hecho con todo el que le han puesto por delante. "Le ha faltado tiempo a Imanol para quitar a Aihen decían algunos"… Bueno, lo que no entra en la cabeza de nadie es que traigas un lateral como Diego Rico, que no supera al que tienes. Olabe lo suele repetir: no queremos fichar jugadores secundarios. Tierney no lo es. Un futbolista con un potencial y una experiencia extraordinarios para mejorar una demarcación del equipo. Y el que le dé muchas vueltas a su titularidad que se pregunte cuántos entrenamientos había completado Lucas Boyé esta semana para formar en la alineación de Paco López. ¿Por qué? Porque su nivel es superior al que había. Ni más ni menos. 

La otra gran novedad es que Imanol reconoció en su equipo de inicio el problema que tiene con los delanteros centro. Una cuestión y una posición que, desgraciadamente, no son baladí. El elegido ha sido Mikel Oyarzabal, que jugó, no de falso nueve ni tonterías de esas que se dicen ahora, sino de 9. Porque es un punta y puede desenvolverse con solvencia por todo el frente de ataque. El caso es que el capitán, al que se le espera y el que no lo haga que consulte su hoja de servicios (que se tome la tarde libre porque necesitará tiempo), no se encuentra en su mejor estado de forma. Al no ser un virtuoso y basar toda su fortaleza en su potencia y en su llegada, es un futbolista al que se le nota más cuando no está al 100%. A pesar de ello, solo en la primera parte y, como suele ser habitual en él, fue clave en la acción del primer tanto pivotando de espaldas y ha provocado un penalti que el colegiado, cuando quiera y le venga bien, nos deberá explicar los motivos por los que no lo señaló. No es que Rubio no tocara el balón, es que se queda muy lejos de hacerlo y en su intento de cortarlo golpea la pierna de Oyarzabal. Pues no sé, parecía pena máxima la verdad. Una de esas habituales historias para no dormir en Anoeta. 

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Anoeta aprieta a pesar de la lluvia Javi Colmenero

La Real no ha completado una primera parte excelsa, pero fue bastante superior al Granada y ha merecido irse al vestuario con el partido en ventaja. Kubo, al que ya no le hace falta ni entrenar entre semana para marcar diferencias, fue el autor de los dos goles realistas. El primero llegó a los ocho minutos, en una buena recuperación de Zubimendi, que se ha apoyado en Oyarzabal, y este dejó de cara a Brais para que proyectara en largo al nipón, quien, en su carrera, por un momento pareció que había perdido toda la ventaja, pero esto no le ha impedido definir como los ángeles. Vamos, lo habitual en él. Pocos en el estadio albergaban la más mínima duda de que lo iba a meter. El que más confiaba con diferencia en que no fallaría fue el propio Oyarzabal, que acompañó su avance con los brazos levantados celebrando el gol que aún estaba por llegar. A los trece minutos, una pared del propio Kubo y Zubimendi dentro del área la ha abortado un atento Raúl. A la media hora, en la mejor acción coral txuri-urdin, Traoré acabó chutando por encima del larguero. Y el Granada ha empatado sin rematar a puerta. Un saque bien ejecutado por Gumbau, primero lo ha prolongado Traoré y Le Normand, sin saber cómo, lo ha introducido en su propia portería. La sombra de los tres empates planeó por unos minutos sobre Anoeta, hasta que Kubo sacó de su chistera una de sus clásicas roscas que se envenenó tras rozar en Neva. La jugada fue de las que le gustan a Imanol, porque Remiro atrajo la presión, se la jugó con un arriesgado cambio de pie para romper líneas y Zubimendi ha conducido unos 50 metros al aprovechar el solar que provocó la circulación de pelota de los realistas. Antes del descanso, Barrenetxea, quien tiene un día propicio para desplegar su repertorio de diabluras, pero que pasó bastante inadvertido antes del entreacto, sacó astillas a la escuadra con un disparo tras robar el saque de un errático Raúl. 

En la reanudación la Real ha salido decidida a sentenciar la contienda. Los realistas no han tardado en encerrar a los granadinos y en encontrar el tercer tanto. Una jugada preciosa entre Traoré, Kubo y Brais, que ha servido el balón a Zubimendi para que este anotara en uno de esos disparos que tanto le gustan convertir al alemán Kroos. El gallego, que estaba on fire, estuvo cerca de anotar el cuarto, con un remate sutil precioso que lamió el poste. No tardó demasiado en llegar el póker de tantos, en una combinación excelsa entre Zubimendi, cómo no, Oyarzabal de tacón y una definición propia de un goleador, porque tiene condiciones para ello, de Barrenetxea. A falta de un cuarto de hora, Bosch, en un doble fallo, ha impedido el tanto de Oyarzabal, pero se ha depositado la pelota en su propia portería en el regalo con invitación al gol de un Kubo, que ya estaba en plan generoso. 

Con el duelo decidido, Momo Cho y Sadiq han rivalizado en ver quién fallaba más dianas y en dos despistes y así, como quien no quiere la cosa, el Granada ha recortado distancias en dos ocasiones gracias a los tantos de Lucas Boyé y de Bryan. Algo que seguro no ha gustado demasiado a Imanol ni a Remiro. 

La Real ha llegado tarde al inicio de la Liga, pero ha demostrado que cuenta con el mismo potencial que la temporada pasada y que, a la espera del aterrizaje definitivo, los refuerzos tienen pinta de que les va a permitir subir de nivel. Tampoco ha hecho falta mostrar su mejor versión para golear a un endeble atrás Granada. Ahora parón, el Bernabéu y la Champions. Que se levante el telón, porque este año promete emociones fuertes. La gran Real ya está por fin aquí.