La Real ha decidido presentar alegaciones a la tarjeta roja directa mostrada por Martínez Munuera a Mikel Merino. Su argumentación es que lo descrito en el acta no se corresponde con lo sucedido, ya que, en opinión del club, la entrada del centrocampista no fue al gemelo, como describió el colegiado en el acta del partido.

Desde Anoeta alegan que “no fue una entrada agresiva o violenta”, y sí un “pisotón fruto de una disputa y no en la zona reflejada por el acta sino en el empeine”.

Las imágenes no dejan lugar a la duda, la expulsión admite poca discusión. Lo que pretende es que dejen sin valor la tarjeta roja que vio por un error en la redacción del acta, uno de los motivos por el que el Comité de Competición ha corregido en varias ocasiones a los colegiados. En todo caso, conociendo los precedentes, parece muy poco probable que el recurso txuri-urdin prospere. Otro tema mucho más grave es la disparidad de criterio que están demostrando los trencillas una vez más esta temporada. La entrada del cadista San Emeterio al tobillo de Oyarzabal, que lo tenía tan claro que no dejaba reanudar el juego hasta que el VAR determinase su expulsión. O, en esta misma jornada, en el Villarreal-Betis hay dos entradas mucho más peligrosas que las de Merino, en sendas faltas de Gerard Moreno a Miranda y de Guardado a Pau Torres. El anterior txuri-urdin que impactó un plantillazo en la pierna de un rival fue Brais y, por supuesto, vio el camino de los vestuarios.

El partido que sí podrá jugar Merino es el de la vuelta ante la Roma. Si no sucede ningún imprevisto, Imanol Alguacil tendrá a su disposición a los mismos 23 jugadores con los que ha contado en la minigira de dos encuentros por Italia y Mallorca. Aritz Elustondo continúa al margen del equipo y Sadiq Umar todavía aguarda fechas para intentar volver a aparecer en el césped.

La plantilla txuri-urdin se ejercitó ayer en Zubieta con el sinsabor del empate en Mallorca. Los titulares trabajaron a menor ritmo.