Ordino Arcalís es una estación de esquí situada en Andorra que por su peculiar y dura ascensión es utilizada frecuentemente como final de las grandes pruebas del calendario ciclista internacional. Por ejemplo, en el Tour de 2016, Tom Dumoulin se impuso en la etapa con final en dicha estación de esquí. Pero esta no va a ser una historia de ciclismo. Va a ser de fútbol y de cómo el destino ha querido juntar en esta pequeña localidad andorrana a tres futbolistas que, de una u otra manera, tienen como denominador común a la Real.

A sus 39 años Jonathan Estrada (Medellín, 1983) sigue dando patadas a un balón. El que fuera jugador txuri-urdin durante la temporada del ascenso vive su segunda campaña en la liga andorrana. Ahora en el Ordino. El año pasado jugó en el CE Jenlai. “Parece un pibe de 20 años. Para nosotros es un orgullo porque también aprendemos de él, de su experiencia. Y como compañero es uno de los mejores”, asegura entre risas Esteban Gómez, otro de los protagonistas de esta historia. Él es el hijo mayor de uno de los extranjeros más queridos en la historia de la entidad blanquiazul como es Juan Gómez. El último personaje de esta historia es Andoni, hijo también del ‘negro’ y que vive su primera experiencia fuera de su querida Argentina.

“Ha sido muy extraño, pero lo viví con mucha ilusión, con mucha alegría”, recuerda Estrada cuando se enteró que iba a compartir vestuario con dos de los hijos de Juan Gómez. “De alguna forma me removieron muchos recuerdos cuando tuve la oportunidad de conocerlos bien y de conocer al ‘negro’, un referente de la Real y que también jugó en el Atlético de Madrid. Conversar con ellos fue muy bueno. Son esas cosas bonitas que tiene este deporte”, sostiene. “Conoces personas que te llevan a remover todos esos recuerdos del pasado, a vivir y a comentar cosas que se vivieron”, declara el ex de la Real. Mientras que para Estrada es una oportunidad para seguir disfrutando del fútbol, para los dos hermanos Gómez es “un reto”. Para Andoni, “es buscar un mejor futuro, tratar de pegar un salto de calidad, que mi nombre empiece a ser poco a poco conocido el nombre. Esto, siendo tan joven, es una experiencia muy grande”, asegura. “No podía no intentarlo. Siempre sabía que podría llegar a algo en el fútbol, pero era cómodo y quería, de un día para otro, ser Messi, pero esto no funciona así. Hablé con mi padre y me dijo que si uno no se esforzaba, no tenía lo que quería. Llegó el día en el que Esteban me llamó y me dijo que viniera y aquí estoy. Hablé también con mi mamá y me dijo lo mismo”. No todo ha sido un camino de rosas: “Me acuerdo que una vez le dije a mi papá que tenía miedo de intentarlo y me dediqué al fútbol amateur. Fueron meses horribles, pensando que estaba perdiendo la oportunidad. ‘Si no lo intento, voy a ser infeliz’, me decía a mí mismo”, recuerda el futbolista nacido en Madrid hace 21 años, para quien la presencia de Esteban es fundamental: “Personalmente me costaba muchísimo dejar a mi madre. Si no fuese por Esteban, yo acá no estaría. Mi problema era extradeportivo. Jugar a fútbol, lo hago donde me digan”, deja claro.

Estrada y los hermanos Gómez en Andorra N.G.

Esteban, por su parte, tiene más experiencia que su hermano fuera de Argentina. De hecho estaba militando en el Ardore de la Prima Categoría, la sexta división italiana, cuando recibió la llamada del Ordino. “Al principio había un poco de dudas, pero estas cosas se las comento a mi ‘viejo’, que es el que me ayuda y me da su opinión. Estábamos en pleno torneo en Italia, faltaban tres meses para terminar la competición. Cuando terminó, me dijo que para adelante, que me vendría muy bien tanto a mí como a mi hermano, que sería nuestra primera experiencia como profesionales, y tampoco me lo pensé mucho”, reconoce el mayor de los hermanos Gómez.

“Siempre fue un sueño para mí”, dice Esteban en referencia a compartir vestuario con su hermano Andoni. “De chiquitos nos veíamos muy diferentes. Ahora estamos más metidos en el fútbol, estamos más juntos. Estuve mucho tiempo sin ver a mi familia y tenerlo a mi lado es un apoyo muy grande”, agradece. “Mi hermano y yo somos muy diferentes. Él es más casero, más de estar cerca de la familia. A él le costó un poco más. Yo soy más suelto. Me dices que hay que ir a jugar a Japón y yo voy con tal de cumplir mi sueño. Es lo que hice en Italia, no tenía ni idea del idioma, no sabía cómo moverme y me fui solo y sin miedo”, enfatiza Esteban, que ejerce de hermano mayor: “Lo cuido, yo soy el mayor y siempre quiero que le vaya todo bien. Estoy preocupado más por él que él mismo”.

Como no podía ser de otra manera, para Esteban Gómez, su padre es “un referente”. Entiende que “siempre quiere lo mejor para nosotros. Seamos futbolistas o no, el día de mañana siempre va a estar orgulloso de nosotros por lo que hicimos y por lo que hacemos. Eso nos da tranquilidad para elegir nuestro destino, nuestro sueño o lo que queramos hacer”. Para Andoni también lo es, aunque se muestra más cauto “Si no te cuenta alguien quién es mi padre, nunca te vas a enterar por mí. Me gusta ser Andoni. Siempre voy orgulloso de lo que fue mi papá, pero no es más que eso para mí. Es mi padre y lo quiero como mi padre. Es un exfutbolista y lo admiro mucho”. Reconoce de hecho que sacó el carácter de su padre sobre la cancha: “Sos el delantero con más amarillas’, me dice. Eso me salió de él”, dice orgulloso.

Lo de Andoni fue llegar y besar el santo. En su debut con el Ordino marcó su primer gol, algo fundamental para un delantero como él. “Me dio mucha confianza. Y me ayudó a transmitir a mis compañeros que pueden confiar en mí. Eso es importante para mí”, analiza este atacante, que a la hora de definirse dice que “más que chocar, me gusta correr. Soy ese delantero que me gusta ser intenso a la hora de presionar, a la hora de llegar a los centros, de correr a la espalda del defensor. Siendo muy chico, compito contra adultos. En ese sentido me considero inteligente, porque yo no voy a medirme en fuerza con hombres adultos, experimentados y demás. La única manera en la que puedo ganar es en técnica y velocidad. En velocidad me considero que puedo sacar ventaja. Hacía atletismo cuando era más joven, pruebas de velocidad, así que ese es mi punto fuerte”, destaca.

Hasta que el cuerpo aguante

Jonathan Estrada, por su parte, ya tenía en mente terminar su longeva carrera como futbolista en su querida Colombia, pero la llamada de un excompañero le hizo cambiar de idea. “Estaba tranquilo, con mi familia, pero cuando recibí esa llamada me gustó lo que escuché. Era conocer otro país, su cultura, tener otra experiencia y seguir jugando a lo que tanto nos apasiona como es el fútbol. Decidí aceptar y venir a ver qué tal era Andorra, el fútbol y el frío”, afirma entre risas. Le gustó lo que se encontró: “Es un país muy pequeño, pero tiene cosas muy bonitas, paisajes muy hermosos. Me llamó mucho la atención la calidad de vida en cuanto a tranquilidad. Es muy diferente a lo que uno está acostumbrado por lo menos en Colombia. Me gustó. Venía a conocer, a experimentar y me está gustando la experiencia”.

A los 39 años sigue disfrutando de lo que hace. “No sé si me veía jugando a esta edad, pero siempre había pensado en disfrutar de esta profesión, de jugar hasta que Dios me lo permitiera, hasta que el cuerpo me aguantara. Es algo que disfruto mucho, que es una pasión. Más allá de donde esté jugando, lo importante es disfrutar, vivir lo que es un entrenamiento, cada partido, conocer personas y compañeros nuevos, todo lo que conlleva jugar fútbol. A día de hoy me siento muy bien y disfrutando que es lo que más quiero en estos momentos, no sé si un año, meses, días, no sé lo que me quede, pero disfrutando al máximo”, sostiene un futbolista, que a su edad -es el veterano del equipo- también le gusta ayudar a los que empiezan, como es el caso de Andoni: “Puedes ayudar en cuanto a experiencia, dar consejos. Eso te hace sentir bien, que tantos años de fútbol los puedes utilizar de buena manera en pro de aquellos jóvenes que están empezando, que tienen ilusiones, que tienen esa esperanza y esas expectativas respecto al fútbol. Si uno en algún momento les puede ayudar con comentarios, consejos, experiencias es muy gratificante”.