Se le ve en la cara. Beñat Turrientes ha cumplido un sueño al lograr un dorsal del primer equipo, pero quiere más. Es simpático, habla con naturalidad y se le ve cómodo en la entrevista. En esta parte de la charla, el centrocampista analiza los orígenes de su carrera con el omnipresente recuerdo de su aita, sus terribles competidores en el centro del campo y sus compañeros de viaje Robert Navarro y Karrikaburu.

¿Por qué salen tantos medicocentros de Zubieta?

Al final en Zubieta, como tenemos mucho el balón y lo que queremos es salir desde atrás jugando, creo que los mediocentros son muy importantes. Dar salida al balón desde atrás para llegar adelante, el balón tiene que pasar por el medio y tienes que estar todo el rato dando apoyos, ofrecerte. A ver si salen muchos más y que sigamos así.

Lo que más le gusta de... ¿Zubimendi?

Desde que subió, creo que después de la pandemia, que jugó diez partidos titular, demostró que tenía nivel de sobra para competir en Primera. Luego con la selección también lo ha confirmado. Como pivote me encanta porque en juego aéreo gana todos los duelos y con balón está siempre para ofrecerse y ofrece mucha seguridad atrás.

¿Illarra?

Veterano. Es el que más lleva en la Real, ha estado en el Madrid… Hablo con él y me da consejos. Ha demostrado mucho jugando en el Madrid y después cuando volvió. Aprendo mucho de él, es una gozada jugar al lado de jugadores así.

¿Guevara?

Es como yo, que ha subido del Sanse y lleva aquí tres años o así. Un chico muy cercano, que me suele dar muchos consejos y la verdad es que es muy buen profesional. Solo tengo que aprender de él.

¿Merino?

Ya lo dije. Es el que juega más en mi posición y es como mi profesor, tengo que aprender de él. Lo que más me gusta es las ganas que pone, la intensidad, lo que transmite a los compañeros y aprender de él porque es un orgullo estar al lado de él. Un jugador top.

Merino es mi profesor y Silva, el mago de Zubieta, me da muchos consejos de cómo recibir, de estar orientado, qué hacer antes de recibir el balón y es un privilegio aprender de él porque sabemos todo lo que ha hecho hasta ahora y lo que sigue haciendo"

¿Qué tal es jugar junto a Silva?

Ese es el mago de Zubieta. Desde el primer día que vino y le conocí siempre habla conmigo, en los entrenamientos me da muchos consejos de cómo recibir el balón, de estar orientado, qué hacer antes de recibir el balón y es un privilegio aprender de él porque ya sabéis todos lo que ha hecho hasta ahora Silva y lo que está haciendo. Lo que tengo que hacer es disfrutar con él en cada entrenamiento y cada partido.

¿Se ve más de 4 o de 8?

–Donde más me veo es en el interior izquierdo, donde juega Merino, por delante. A mí me gusta llegar al área, finalizar y abarcar más campo. También he jugado de pivote muchos partidos, pero es más defensivo. Yo voy a estar donde me ponga el míster para dar el 100%. Cuando bajé al Sanse, entre que hubo pivotes lesionados, Xabi Alonso me ponía de mediocentro más porque me veía mejor para sacar el balón desde atrás y yo ya le decía que me gustaría llegar más adelante, pero prefería que estuviera ahí y yo lo que me diga el míster.

Las broncas de Imanol ya no le cogen por sorpresa...

Sí. Al final es normal. A los que subimos nos cuesta más, porque son los primeros años, pero a mí me gusta que me apriete. Luego al final te viene después del entreno y te dice las cosas tranquilas, pero en el campo es muy exigente. Me gusta mucho porque saca el 100% y hace que llegues al fin de semana preparado. Ya se ha visto lo que ha hecho Imanol con la Real, tres años en Europa, ganar la Copa, es un entrenador muy bueno y a ver si sigue muchos años aquí.

¿Alguna bronca para el recuerdo?

¡Bua! Me ha echado muchas. No me acuerdo una específica, pero me han caído muchas (risas). Pero está muy bien para que los jugadores estemos enchufados al 100%.

Nació en Beasain, le imagino con el balón por sus calles...

Sí, yo empecé con 6-7 años en un pueblo de al lado que mi padre me llevaba a entrenar con los amigos porque en Beasain todavía no había equipo y luego entré en su futbol eskola y ahí hice dos-tres años. Ya me cogieron en el alevín en Beasain y ya entonces venía a entrenar algunos días con la Real, iba a torneos… Al final de la temporada me llamaron para empezar en infantiles aquí, con 11-12 años.

Su aita ha sido su gran referente...

Yo desde que nací he tenido un balón al lado, cuando dormía, cuando salía al parque a jugar… Jugaba de libre en el Beasain y desde pequeño me inculcó el fútbol y a mí me acabó gustando. Era el que me traía a todos los partidos, entrenamientos… Era exigente conmigo, después de los partidos, algún falló que hacía me corregía, siempre discutíamos pero me venía muy bien. Y ahora aunque no esté aquí estará muy orgulloso de mí. Me da pena porque era el que más ilusión tenía de verme aquí en el primer equipo, pero la vida es así y seguro que estará muy orgulloso.

Su paisano Aritz también tiene un ángel de la guarda.

Sí. Además al ser del pueblo me suele cuidar bastante.

Me dicen que en Beasain están muy ilusionados con su carrera…

Ya sabes, al final la gente cercana, que te ha visto desde pequeño quiere lo mejor para ti, que juegues mucho, que tenga muchos minutos… Pero ya les suelo decir, que soy joven, que acabo de llegar, que tengo que dar el máximo y que tiempo al tiempo.

¿Cuál es su generación?

La del 2002. Estamos Karrikaburu, Robert Navarro…

¿Es tan bueno el navarro?

Siempre ha sido muy bueno. Hemos jugado juntos desde infantiles. Como era grande, en esa categoría era el que metía todos los goles. Me acuerdo un año, en Juvenil nacional, que yo jugaba más de mediapunta e iba pichichi del equipo con 15 goles y Karri llevaba dos menos que yo o así y el cabrón se picaba y en los partidos, algunas veces, tenía para pasarme y se la jugaba (risas). Al final acabó con 22 tantos, más que yo. Él es delantero y vive del gol. Pero a Karri siempre le recuerdo así, metiendo goles. En Tercera marcó un montón, en el Sanse en el play off logró el decisivo, y el año pasado en Segunda lo mismo.

En Juvenil Nacional, yo jugaba más de mediapunta e iba pichichi del equipo con 15 tantos y Karri, como llevaba dos menos que yo o así, se picaba y en los partidos, algunas veces, tenía para pasarme y se la jugaba; acabó con 22 goles, más que yo"

¿Y Robert?

Le conocí en la selección sub’17. Él estaba en el Mónaco y cuando me enteré de que iba a venir estuve hablando con él. Me preguntaba cosas de Donosti y le ayudaba y desde ese momento tenemos una relación muy cercana. Tiene una calidad brutal. Esta pretemporada se está saliendo y me alegro por él, porque el año pasado empezó en el primer equipo y tuvo que bajar porque no le daban muchos minutos y este año ya se está viendo que tiene nivel para estar arriba. Ojalá le vaya bien.

Jugaron juntos el Mundial sub’17 donde Francia les arrasó. Eran gigantes.

Jode, ya me acuerdo de ese partido. Cuando les di la mano antes del partido tenía que mirar arriba, medían todos dos metros (risas). Desde la sub’16 he estado en todas las categorías de la selección. Con la sub’17 jugué también el Europeo en Irlanda. Perdimos en semifinales contra Holanda en el último minuto.

Llega al Sanse y un fallo burocráitico le deja sin jugar hasta enero.

Cuando llego al entreno y me dice Xabi que hay un problema y que no puedo jugar, pensé: será igual este finde... Y me dice que no, que hasta enero no puedo… ¡Me pillé un cabreo! No sé qué pasó, que no metieron la ficha a tiempo. Pero luego sacando conclusiones y hablando con el representante, mis padres… me vino muy bien porque empecé a entrenar con el primer equipo que es lo que todos queremos y si no hubiera pasado eso igual no hubiera tenido esa oportunidad. Y como me pasó, empecé a subir para coger ritmo, para ver lo que era entrenar arriba, y me vino muy bien.

¿Por qué no jugó contra el Andorra en el play-off de ascenso?

No me puso. Venía jugando casi todo y jugaron en el medio Urko y Olasa. Yo pensaba que me sacaría en la segunda parte, pero nada. El segundo partido sí jugué unos 70 minutos. Al final es parte del fútbol, puedes estar jugando y de repente, igual no te lo esperas, pero bueno, es lo que toca. Pero no me quejo, porque luego subimos y el año pasado, la segunda vuelta lo jugué todo. Y tener a Xabi ahí…