Cambia mucho la película para un equipo cuando afronta un encuentro después de cinco o seis días sin competir, una situación que tampoco tiene por qué resultar solo positiva. Al fin y al cabo, puede significar que dicha escuadra ha sido eliminada de algunas competiciones y que por lo tanto disfruta de mayor descanso. Por de pronto, la Real encarará el próximo curso con la ambición de llegar lo más lejos posible en la Copa del Rey y en Europa. De este modo, deberá aprovechar al máximo las semanas limpias que le asegura el calendario original. Son pocas, pero las hay.

En este sentido, las fases más desahogadas del curso se sitúan en su arranque. La Real iniciará la Liga el 13 o el 14 de agosto y se plantará en el jueves 8 de septiembre habiendo disputado únicamente cuatro encuentros, todos correspondientes al campeonato doméstico y en fin de semana. Ese día, mientras, arrancará la Europa League para los txuri-urdin, y la agenda comenzará ya a saturarse.

Mirar entonces al horizonte, cercano y lejano, apenas ofrecerá la oportunidad de vislumbrar treguas, más allá de los parones internacionales (incluido el larguísimo del Mundial). Los miércoles 11 de enero (semifinales de la Supercopa) y 1 de febrero (fecha en la que los clubes de la Supercopa recuperarán su jornada liguera) se encuentran libres. Y también lo está el miércoles 5 de abril, semana que este curso no ha ocupado la UEFA al contar con mayor margen temporal para concluir sus competiciones. En manos de la Real está también lograr descansar los jueves 16 y 23 de febrero, cosa que conseguirá si es campeona de su grupo europeo y acccede directamente a octavos de final.