Alexander Isak tiene 22 años. ¿Se siente preparado para tratar de ser uno de los mejores delanteros centros del mundo como aventuran muchos?
-Bueno, yo me tomo las cosas con tranquilidad, no quiero mirar mucho hacia adelante, prefiero centrarme en lo que tengo aquí.
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Partido a partido.
-Sí, o temporada a temporada. Mi objetivo es ser mejor y luego lo que tenga que pasar pasará. Me siento bien.
¿No le dirán que la Real se le está quedando pequeña?
-No.
Diez goles y siete asistencias.
-Yo quiero hacerlo mejor cada año. Este año he tenido un poco de dificultades con eso. Pero al final es lo que es, el equipo lo ha hecho muy bien. Ahora, a acabar bien y a por la otra.
Con todas las oportunidades que ha tenido, ¿qué cifra cree que debería haber alcanzado?
-No, eso no se puede decir, porque, aunque metas 30 goles, has tenido al menos 100 oportunidades y no puedes decir que deberías haber marcado 130 goles. A veces marcas, a veces fallas, y es lo que hay.
Una de sus virtudes es ser muy tranquilo. Supongo que le ha venido bien en este temporada sin gol. Ha hablado con psicólogos o el coach...
-Lo he llevado con tranquilidad. Es fútbol.
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¿Con Imanol también ha mantenido charlas para hablar sobre la cuestión?
-Es fútbol. No hay que ser muy profundo en eso.
¿Isak se considera más un gran delantero, con capacidad para hacer muchas cosas bien, que un ‘killer’?
-Sí. Tengo muchas más cosas que marcar goles, por eso a veces me viene bien a veces jugar con dos puntas porque tienes un poco más de libertad y me puedo mover un poco más.
Es justo reconocer que muchas ocasiones que ha fallado se las creaba usted solo...
-Sí.
Y ha trabajado más que nunca la definición. ¿Ha metido horas extras en este sentido?
-No, siempre trabajamos duro. Da igual si metes o no metes. Siempre quieres ser mejor.
Lo más duro es que no ha podido casi celebrar con efusividad goles en Anoeta, salvo el del penalti ante el Espanyol...
-Siempre prefieres marcar en casa que fuera.
Ya acabo, que parece que molesto con el tema...
-Muchas preguntas sobre el gol. Ya lo he dicho.
El ambiente en el vestuario siempre dicen que es extraordinario y que arropa al que lo pasa mal.
-Es un ambiente muy familiar. Todos estamos unidos y ahí no tenemos ningún problema.
También ha sido un año duro por la eliminación de Suecia del Mundial.
-Sí, claro. Polonia tuvo ventaja, porque jugaron solo un partido. Es una generación joven y tenemos mucho futuro por delante.
¿Qué objetivos personales y grupales se marca para el futuro?
-La verdad es que no estoy pensando mucho en el año que viene. Todavía me queda un partido aquí y luego me voy con la selección con la que voy a jugar dos partidos. Claro que lo queremos hacer mejor en Liga y en Europa, y podemos hacerlo.