La renovación de Adnan Januzaj se ha torcido. Y puede que de forma irremediable. Desde el propio club filtraron en enero que las posturas estaban muy cercanas y que eran optimistas de cara a que prolongara su vinculación que expira el 30 de junio. Como es lógico, además de multiplicar la incertidumbre, cada día que ha pasado sin que el bruselino rubricara su renovación jugaba en contra de la Real, porque a partir del 1 de enero ya contaba con la libertad para negociar con otros equipos. Fuentes consultadas por este periódico en su entorno belga, confirmaron que el futbolista no ve nada clara su continuidad en Donostia, a pesar de su declaración de amor la víspera de competir en Mónaco, en noviembre: “Yo lo tengo claro, quiero quedarme aquí. Me siento muy bien, como en casa, va a ser mi quinto año y eso no es por nada, sino porque amo la gente, amo la afición y me siento muy bien en el club”.

El problema es que Januzaj siempre ha sido muy influenciable y su gente considera que, aparte de tener nivel Champions, a sus 27 años es el momento para aceptar la oferta más cuantiosa en lo económico. Todo parece indicar que, a pesar del esfuerzo realizado por la Real, que elevó una oferta inicial a la baja hasta darle la posibilidad de ser uno de los mejor pagados, hay otros clubes que ponen bastante más dinero sobre la mesa. En especial el Nápoles, que le propone una suculenta prima de fichaje, como suele ser habitual en los jugadores que acaban contrato, y un sueldo que supera los cuatro millones por temporada, según apuntan desde Italia. El equipo transalpino le ven como el sustituto de Lorenzo Insigne, que se marchará por sorpresa al final del curso al Toronto FC y le garantiza competir el curso que viene en la máxima competición de clubes.

Se habla mucho de Mino Raiola, pero este solo es el representante que hace lo que le piden ya que, entre otras cosas, esta vez no tiene la posibilidad de llevarse una copiosa comisión al salir libre. La presión para hacer las maletas y emprender una nueva aventura en su carrera procede de su entorno familiar, que lleva varios veranos recomendándole que debe recalar en un conjunto de Champions sin que hubiese llegado ninguna propuesta formal para hacerse con sus servicios, tal y como ha confirmado en varias ocasiones la propia Real.

Esta campaña, su quinta como txuri-urdin, está siendo la mejor con diferencia en cuanto a rendimiento, aunque sus números tampoco sean despampanantes con cuatro goles y tres asistencias. Todavía no se puede decir que esté todo el pescado vendido y la Real no ha tirado la toalla, pero todo invita a pensar que Januzaj ya tiene asumido que es el momento para cambiar de aires. No parece que el consejo realista, que, insistimos, ha manifestado públicamente que ha hecho un esfuerzo importante para convencerle, vaya a perder la cabeza con una última oferta mareante que condicione su política de sueldos. Además de que, desgraciadamente a día de hoy no le puede garantizar su participación en Europa el curso que viene por tercer curso consecutivo, por lo que no le va a poder esperar ya que, como es lógico, querrá decidir antes su futuro.

Aunque sus números totales sean discretos, si finalmente no renueva y se marcha no va a ser nada sencillo encontrar un futbolista tan desequilibrante y diferencial en el mercado...