ay días en los que es mejor dedicarse a la caza de gamusinos que tratar de analizar un partido de fútbol como el de ayer en Sevilla, en donde sucedieron cosas tan raras que soy incapaz de digerirlas. Fue un día horrible en la oficina. Así que, como es lunes y día de sorteo, prefiero especular y dedicarme a otros menesteres. Después de la victoria ante el PSV he comentado hechos del partido unas cuantas veces con la amable gente que me encuentro y no tiene prisa. Una de las preguntas que se ha repetido bastantes veces llevaba más carga de futuro que del pasado. ¿Qué equipo te gustaría que nos tocase? Puedo responder desde varias perspectivas. Unas, estrictamente deportivas. No quiero ver ni en pintura al Borussia Dortmund, Porto, Leipzig y Zenit. Son clubes muy fuertes, que juegan muy bien y disponen de muchos recursos con los que darte en el pescuezo.

Otra perspectiva se refiere a la curiosidad. Que aparezca un rival con el nombre de Sheriff tiene su aquél. Desconocía todo de este equipo. Busqué sus datos y aumentó la capacidad de sorpresa. Pertenecen a un país que no existe más que para los que viven en él. Dentro de Moldavia, en cuya liga juegan, nos encontramos con Transnistria un estado que se autoproclamó independiente, con gobierno, ejército, bandera y moneda propia (el rublo transnitrio). La capital es Tiraspol, donde compiten, y no son muchos sus habitantes. No llegan a los de Donostia y doblan los de Irun.

La última opción apunta a Italia. Si en el sorteo de hoy nos toca la Atalanta no me llevo un disgusto. La parte deportiva es sugerente por la forma de jugar que proponen. Un duelo de banquillos entre Gasperini e Imanol se cotizaría al alza seguro, lo mismo que el trabajo de los jugadores sobre la cancha. Desde esa perspectiva, el rival me hace tilín. El talán corresponde al envoltorio. Bérgamo es una ciudad preciosa, sobre todo la parte antigua, con una catedral románica imponente, con la muy visitada capilla Colleoni. En la Cittá Alta cada casa es un monumento. Una pasada de lugar. En febrero, si nos tocan en suerte, hará frío, pero da igual.

He estado una vez en esa ciudad. Llegamos en un viaje largo de autobús, cuando los cuerpos lo aguantaban todo menos el hambre. Nos esperaban en el hotel para cenar. Han pasado casi cincuenta años desde entonces, pero recuerdo como si fuera hoy una sopa minestrone con la que nos templamos. Rica, riquísima, espectacular, para aplaudir a la cocinera. El otro día estuve a punto de llamarle a Unai Emery para que, con la nevada que les cayó y la suspensión del partido, aprovechara para tomarse una. La he tratado de hacer mil veces, pero no es lo mismo. En la mesa redonda en la que estaba, en la mitad, lucía un cuenco de porcelana con queso rallado y una cucharilla de alpaca. La persona que nos servía nos invitó a que echáramos queso a la sopa. Le miramos como si fuera un bicho raro. ¡Déjate guiar! Todos le hicimos caso. No os podéis imaginar cómo gana la puñetera. No sé si era un gorgonzola o un mascarpone, pero nivelazo. Desde entonces, cuando hago sopa de verduras en casa le echo un rallado. He probado varios por los contrastes. Los muy fuertes quitan ciertos sabores. Es cuestión de gustos. No sigo, porque necesitaría una serie de beaterios, pero antes de olvidarme, no perdáis de vista la pastelería Cavour.

Muy diferente a La Campana sevillana que, a estas horas, con las navidades a la vuelta de la esquina, debe estar echando humo. Llegar a la puerta, fijarte en los escaparates y no entrar, supone un ejercicio de flagelación. Lo mismo que los partidos en el Villamarín en los que ganar nunca fue fácil. Hasta ayer la estadística dejaba claro que en los últimos 20 años se habían logrado seis victorias. En este caso hablamos de un partido de enjundia, con el Betis en lo alto y con cuatro antiguos realistas en su plantilla, la amenaza de los "ex". Esperaba compota. ¡Y la hubo! Con canela en rama, ciruelas deshuesadas, orejones y manzanas ácidas. Una campaña de solidaridad, con recogida de ositos para los niños en tratamiento oncológico, coincidió con el partido. Imponente respuesta solidaria de la afición local. La Real se mostró generosa y regaló cosas de más valor. Un gol tempranero que no voy a calificar, pero por momentos pensé que Yogui y Bubu se habían sumado a la fiesta procedentes del parque de Jellystone (o como se escriba).

El tanto encajado de aquella manera pesó una barbaridad, pese a que por delante quedaran muchos minutos para darle la vuelta. Se crearon ocasiones suficientes para conseguirlo, pero el punto de mira de la carabina apuntaba a la torre de la Giralda. Como nada se pone de cara, al equipo le entran las dudas suficientes como para dejar de creer y el contrario que nos conoce y olfatea que el rival está indeciso y vacilante, coge la garrocha y te mete tres rejonazos más. Uno de Juanmi, futbolista que pertenecía a este club y que se decidió que dejara de hacerlo. Por tanto, no nos lamentemos de que defienda otra camiseta y que con ella se haya ganado el fervor de la gente bética y que la grada le quiera de semejante manera. Ha padecido lesiones graves que casi le mantuvieron alejado de los terrenos de juego un año. Que ahora disfrute marcando goles, premia su esfuerzo y larga travesía para recuperarse.

Le preguntaban a Portu, al terminar el encuentro por la opinión del 4-0. Trató de explicarse, cuando es imposible con semejante tanteo en contra. Cuando el rival te da para el pelo y para el pasamontañas, debes dar las gracias porque descubren tus errores y te animan a abrigarte para el reto copero de esta semana en Zamora. En tierra de mantas bueno será recuperar las señas de identidad que ayer se disiparon, quizás porque al ver el sol quedaron deslumbrados. Lo mismo que los aficionados al motor con la última vuelta del Mundial de F1 entre Hamilton y Vertsappen. ¡Flipante!

Apunte con brillantina: Las hermanas pacenses Encarna y Toñi Salazar, más conocidas por Azúcar Moreno, aparecen en la lista de los candidat@s al próximo festival de Eurovisión. Si les eligen, volverán 31 años después. En aquel tiempo concluyeron quintas con Bandido, mientras que ahora concurren a la selección con un título más actual y sugerente: Postureo. Del resto de aspirantes no me suena ninguno. Ni de oídas. Os lo cuento porque no me he podido reprimir.