Hubo una época, no muy lejana en el tiempo, en la que cualquier factor externo al juego perjudicaba a la Real. Hoy en día, da igual todo lo que suceda a su alrededor. Siempre gana. ¿Que caen chuzos de punta y sopla un viento que despeina hasta el flequillo de Sorloth? Gana la Real. ¿Que el equipo se presenta en cada cita con un mínimo de cinco bajas? Gana la Real. ¿Que Imanol cambia de arquero cuando Remiro es el que más porterías ha dejado a cero? Gana la Real. ¿Que los blanquiazules protagonizan una de sus actuaciones corales más discretas de lo que llevamos de curso y por momentos es sometido por el Celta? Gana la Real. ¡Que Oyarzabal se ha vuelto a quedar en Donostia! Gana la Real. Y nunca por casualidad. Cuando algo se repite tantas veces no puede ser eventual. La clave anida en la fiabilidad de un equipo que lidera con paso firme la Liga. Da igual que le presionen y que la víspera tres rivales le alcanzasen en lo alto de la tabla. Sale en Vigo, en una noche de perros, ante un anfitrión que necesita y merece más puntos, y vuelve a alzarse con un triunfo extraordinario. ¿El secreto? Cerrar bien su portería, sea con el sobresaliente trabajo defensivo de su bloque o, como ayer, con un portero australiano que recordó a actuaciones memorables de Arconada, mientras espera a que sus soldados ofensivos, a los que se les cae la calidad de los bolsillos, se encuentren y se inspiren para marcar las diferencias. Cualquiera de ellos puede hacerlo. No están Oyarzabal ni Barrenetxea, no sale Sorloth, pero juegan futbolistas de la categoría de Silva, Portu, Januzaj e Isak, que más pronto que tarde aparecerán para, si su zaga mantiene el candado echado, poner por delante a los suyos. Y a partir de ahí ya es muy complicado que se le escape el preciado botín. El gran cambio que ha experimentado esta Real es que resulta muy difícil batirle en un duelo. Que no pierde. Casi siempre gana.

Nunca es fácil cambiar cuando las cosas funcionan. Menos aún en un puesto tan específico como la portería. Imanol ha dejado claro esta temporada que quiere que haya una competencia real bajo palos y eso significa tener que dar partidos a Ryan en el caso de que, como aseguran desde dentro del club, trabaje bien en Zubieta. El australiano, que acabó erigiéndose en el héroe, y por momentos miramos por si tenía una capa a su espalda, fue la gran novedad del once junto a la vuelta de Zubimendi, solo una semana después de que se retirara lesionado en Graz. El oriotarra también manifestó la víspera que Sorloth todavía no estaba al 100%, por lo que tenía muchas opciones de sentarse en el banquillo para recuperar su preferido 4-3-3, con Januzaj y Portu como compañeros de Isak en punta.

La primera parte discurrió por los cauces previstos. La incesante lluvia que caía siempre suele venir acompañada de mucho viento en Balaídos, que condiciona el desarrollo del encuentro. El Celta no tardó de demostrar sus señas de identidad tan agresivas en la presión y el talento de sus elementos ofensivos, que cuando conectan son capaces de hacer mucho daño. Al primer minuto, Nolito ya dispuso de una ocasión clarísima, en una rosca al primer toque muy habitual en él que se marchó lamiendo el palo. Poco después, en otra jugada preciosa de todo el frente celeste, Aspas dejó pasar el servicio de Hugo Mallo y el remate a bocajarro de Denis Suárez se estrelló en el cuerpo de Ryan en una parada de portero de balonmano. A partir de ahí, la Real, que aguantó el chaparrón como pudo, poco a poco se fue estirando para confirmar que la estructura defensiva del Celta no es tan fiable como la ofensiva. Una preciosa combinación de Portu, que dejó pasar el balón entre sus piernas para arrancar su internada, Silva y Januzaj la culminó este último con un chut cruzado que no encontró portería. Una pena porque su posición era franca. En la acción posterior, Merino firmó un gran pase en largo a Isak, quien, después de recorrer muchos metros, ensayó un disparo que mandó a córner Dituro.

Los realistas ya jugaban en campo contrario mientras los locales se tomaban un respiro de su presión adelantada, pero ya no encontraban tantos huecos. Hasta una acción en la que Merino controló de forma sensacional un centro medido de Januzaj, pero su centro se topó con Aidoo, no culminó ninguna jugada con remate o dentro del área. Eso a pesar de que en varias acciones solo le falló el último pase para hacer sangre tras mover bien el esférico. El Celta acabó mejor el primer acto y en el último minuto Ryan se disfrazó de santo para, después de un fallido despeje, firmar dos paradas antológicas a remates de Denis Suárez y, sobre todo, Santi Mina desde el suelo cuando parecía sentenciado. No lo verán, pero si llega a jugar en otro equipo abriría telediarios hoy al mediodía.

Nada más reanudarse el juego, el australiano volvió a salvar un disparo de Brais, a quien amargó la noche. Fue el preludio del gol, lo que deja a las claras su protagonismo en el triunfo. Isak inició la jugada con una maniobra excelsa para proyectar a Portu, quien tuvo la frialdad de frenar y asistir a Januzaj, cuyo remate potente lo repelió Dituro antes de que el sueco, que pasaba por ahí, no precisamente de forma casual, anotara a puerta vacía. El linier le puso emoción al levantar la bandera, pero no había nada susceptible de anulación.

Fue raro, porque en ventaja la Real perdió el control y sudó más que nunca para evitar el empate. El canguro volador apareció de nuevo con otra doble intervención a Aspas y Brais; a Nolito se le escapó por poco su repetida rosca; otro disparo del internacional se marchó alto... En la otra portería, Isak disparó mal dentro del área tras otra buena carrera; y, a falta de diez minutos, Lobete provocó un córner de la nada y el servicio de Turrientes lo metieron entre Merino y Aritz. Testarazo del primero y desvío sin querer del segundo. Gol. Gana la Real.

24 puntos de 33 posibles. Un registro impresionante que le permite ser líder. Ya no es ninguna sorpresa, todos le toman en serio para aspirar a cualquier objetivo. Mucho más incluso de lo que podamos hacerlo aquí. Uno de los mayores surtidores de felicidad de nuestras vidas. Ahora toca el derbi. Con dos días menos de descanso, pero con un Anoeta que no puede estar más orgullosa de los suyos. Se espera caldera. A ver si gana la Real... l