ues hasta aquí hemos llegado en cuanto a la versión "a priorística" de la Tribuna de Prensa. El sábado 16 de octubre visitará Anoeta el Mallorca, y ese partido ya lo analizaremos por aquí a toro pasado, como Manolete, lo cual resulta mucho más fácil a juicio de Juanma Lillo, a quien he entrecomillado en la primera frase. El míster tolosarra solía decir que los periodistas somos "profetas del pasado", y que nos dedicamos principalmente a "esperar en la meta para aplaudir al ganador", sin analizar lo más mínimo "lo que ha sucedido durante la carrera". Tenía gran parte de razón, dentro de un mundo, el del fútbol, víctima a menudo de la naturaleza de su deporte. Juegos de tanteos altos como el balonmano o el baloncesto rara vez entienden de injusticias: suele ganar el mejor. El balompié, mientras, puede propiciar circunstancias de lo más variopinto, poco coherentes con el trabajo de un equipo y de otro: accidentes en forma de error, decisiones arbitrales, golpes de fortuna, días de desacierto ante el gol... Los resultados también están expuestos a varios factores difícilmente controlables, pero que tienen mucho peso en el marcador final.

Por eso es difícil atinar con el análisis de un partido de la Real aislándote de si el equipo ha ganado, perdido o empatado. Un servidor intenta hacerlo mirando a cada encuentro con toda la distancia que el corazón permite. Y también con un trabajo previo que le facilita a uno ponerse en contexto y valorar igualmente lo que hace el equipo contrario. Me gusta ver al menos los dos compromisos previos del rival, una tarea que esta semana, tirando de grabaciones, ha traído ante mis ojos los 90 minutos del Getafe-Atlético de Madrid. Hablar de fútbol a priori, analizar a posteriori... ¿Y qué hay del durante? Tiene que ser difícil, muy difícil, juzgar un encuentro con el tren en marcha, emitiendo opiniones que quedan ahí para la posteridad, sin la opción de que el botón Delete las borre para siempre. No dudaba, sin embargo, de que en Miguel Ángel Moyá íbamos a tener a las primeras de cambio a un crack de la comunicación.

Sí, ahí estaba nuestro exportero, ante el micrófono, igualando los porcentajes de posesión (turnos de palabra) del mismísimo Jorge Valdano. Moyá demuestra manejar los conceptos tácticos que se estilan hoy en día: al fin y al cabo vivía metido en un vestuario hasta hace cuatro meses. Aunque no llega al nivel del excelso Álvaro Benito, sabe explicar de forma didáctica lo que está sucediendo sobre un campo. Y, dentro del tono serio que requiere la retransmisión de un partido, tiene también la capacidad de introducir pildoritas dignas de ese humor ya característico que demostró acreditar entre nosotros. José Sanchís, buen narrador de Movistar a mi juicio infravalorado en el mundillo, se mostraba encantado repartiendo juego entre balear y argentino.

De las intervenciones de Moyá me quedo con lo al día que estaba sobre lo que venían haciendo ambos equipos en las jornadas previas. Me quedo, lógicamente, con sus interpretaciones respecto a la tarea de los porteros, una suerte que a mí muchas veces se me escapa. Y destaco igualmente el cariño que demostró guardar a nuestra Real, cuando a la hora de ensalzar a un futbolista se acordó de un reciente excompañero. "Tiene que darle tranquilidad a un guardameta contar por delante con un tipo como Savic, ¿verdad?", le lanzó Sanchís. "Sí. Con un futbolista como Savic o como otros tantos. A mí me gustan los defensas así de concentrados. En mi etapa en la Real, Robin Le Normand me inspiraba siempre esa concentración durante los partidos. Él y el propio Savic tienen parecidos razonables, por fuertes, seguros, concentrados y expeditivos", respondió Miguel Ángel.

Si le eligieron entonces para comentar un partido entre exequipos suyos, no sería de extrañar que esta tarde repitiera con motivo de la visita txuri-urdin al Coliseum. Ojalá. Si así sucede, habrá que escucharle atentamente, porque la semana pasada ya dejó un par de detalles interesantes sobre un técnico al que conoce bien, Simeone. En cualquier caso, si nos dan a elegir, cambiamos al Moyá comentarista por tres puntos que redondearían una fase de la temporada casi perfecta. El primer maratón de siete encuentros en 21 días toca ya a su fin, y el bagaje hasta el momento es de diez puntos de doce en Liga, más sendos empates europeos contra PSV y Mónaco que mantienen muy vivo al equipo. Además, cuando el Mallorca visite Donostia dentro de quince días, es de suponer que la nómina de lesionados se habrá visto bastante reducida. Esperemos que haya pasado lo peor, y que yo pueda entonces "profetizar sobre el pasado" hablando de la magia de Silva, de las carreras de Sorloth o de la aportación de Diego Rico. Ya se ve esa luz. Porque vendrán puertos duros, pero tiene toda la pinta de que esta Real ha superado en los primeros kilómetros, con muy buena nota y pase lo que pase hoy, el Aspin y el Tourmalet. No vendrá mal ahora ese descenso en forma de parón. Pero que se pongan periódicos bajo el maillot, por favor. No vayan a coger frío.