- No es sencillo destacar a dos futbolistas en un amistoso de pretemporada en el que suelen participar entre dieciocho y veinte jugadores por cada equipo. Sin embargo, en el encuentro de ayer, no costó apuntar dos nombres que sobresalieron: Andoni Gorosabel y Jon Bautista.

Hubo seguramente más txuri-urdin que merecen un aparte, como Diego Llorente, que mostró el buen central que es cuando le salen las cosas, o Barrenetxea, que vuelve a tener minutos y de gran calidad, como el centro que puso en la cabeza de Jon Bautista en el empate realista. Su regate en centímetros cuadrados en el área rival en la jugada del gol demuestran por qué el donostiarra es una de esas jóvenes perlas que tiene atada y bien atada la secretaría técnica del club.

El receptor del centro del atacante donostiarra, Bautista, cogió impulso ayer. En un verano accidentado -se rompió el escafoides al caerse en su propia casa- tras un arranque de año más complicado todavía, con la liga belga anulándose tras la pandemia del coronavirus, y teniendo que esperar al final de la Liga para volver a sentirse futbolista con la Real, el delantero de Errenteria se desquitó esa rabia interna con un cabezazo imparable y cargado de fuerza. Y de ilusiones, como las que tiene por poder hacerse un hueco en esta Real europea. Empresa nada sencilla para el canterano, que a sus 25 años quizá esté en una de sus últimas oportunidades de convencer a Imanol: por lo que tiene delante, dos delanteros de primer nivel, y por lo que viene empujando por detrás. También podría decirse que tiene complicado jugar Andoni Gorosabel. Pero el lateral derecho, cuando juega, cumple y, en el caso de ayer, con nota. Sus carreras fueron puñales en la espalda del Huesca, que le sufrió durante una hora. Dejó su sitio a Jérémy Blasco, que como los mediocentros Roberto López y Robert Navarro, volvió a contar con la confianza de Imanol.