- "Último día en el templo de Anoeta. Muchos recuerdos y vivencias inolvidables... ¡Hoy toca más! Tres puntos y más cerca del objetivo. Egurra Real. Azken eguna gaur Anoetako tenplu honetan. Oroitzapen bikainak, ea gaur ere hiru puntuak etxean gelditzen diren". Zurutuza merecía una despedida mejor. Este fue el escueto mensaje con el que confirmó que ya no jugará más en Anoeta y que esta será su última temporada con la camiseta de sus amores. En silencio, sin la afición que tantas veces le ha idolatrado, sin tener opciones de salir al terreno de juego por lo mucho que se jugaba el equipo y sin que retumbara en la grada su repetido grito de guerra "Zuru, Zuru".

Jokin Aperribay y Roberto Olabe ya habían confirmado últimamente que no había cambiado el planteamiento que tenían con el de Rochefort, quien ya había declarado el curso pasado que esta sería su año de despedida. Lo malo es que la clasificación para la final de la Copa del Rey le trastocó un poco los planes, porque entendía que sería el broche de oro a una magnífica carrera en txuri-urdin. El propio Zurutuza solía reconocer en privado que había tenido muy mala suerte con la pandemia y la suspensión de la competición, pero que debía aceptarlo.

No ha sido el año del mediapunta, que pensaba tener un mayor protagonismo. Las explosiones de Merino y Odegaard le dejaron sin demasiadas opciones y cuando tuvo la oportunidad, precisamente contra el Sevilla, el ritmo del partido le pasó por encima, como él mismo reconoció. Solo ha podido participar hasta la fecha en cinco encuentros, para un total con la Real de cerca de 300. Se despide un mito. El último héroe que quedaba del ascenso. El térmometro que solía marcar la temperatura del equipo. Zuru, Zuru.