- La correlación que puede establecerse entre un factor y el otro resulta inevitable. Si la Real va a tratar de adelantarse en el tiempo a otros clubes incorporando a futbolistas jóvenes, ¿en qué lugar queda la cantera de Zubieta? La primera conclusión al respecto, demasiado simple y evidente, apuntaría a que los futbolistas de la factoría txuri-urdin van a encontrar más dificultades para hacerse con un sitio en la primera plantilla. Pero cabe matizar la situación, algo que exige, principalmente, dos puntualizaciones. La primera, también muy evidente, dice que el número de promociones al primer equipo durante la era Olabe ha sido importante, con las llegadas en solo dos años de Le Normand, Gorosabel, Aihen, Guevara, Sangalli, Merquelanz (posteriormente lesionado) y Ander Barrenetxea. El director de fútbol trabajó en su día en el fútbol base txuri-urdin y siempre ha declarado ser un firme creyente en la apuesta por el talento propio.

La otra circunstancia a tener en cuenta apunta al juego de la Real, un tipo de fútbol dinámico, vertical y moderno que ha terminado de instaurarse en el primer equipo esta misma campaña, y que a nivel metodológico debe trabajarse ahora en Zubieta desde un estadio muy temprano. La tipología del jugador canterano txuri-urdin hablaba, hasta hace nada, de un futbolista técnico y educado desde sistemas más posicionales, menos exigentes a nivel físico. Y esta Real de Imanol apuesta, mientras, por partidos de recorridos largos, por encuentros de ritmo muy alto que, en cierto modo, vienen a endurecer todo lo que supone el salto desde el Sanse. La fotografía actual, en cualquier caso, no es fija. Porque, si bien el club está acudiendo últimamente al mercado para buscar perfiles que no existen en Zubieta, el cambio vivido en toda la estructura txuri-urdin también es susceptible de traducirse, a medio plazo, en la aparición de futbolistas más acordes al fútbol por el que apuesta ahora el primer equipo.