aixo afición txuri-urdin! Nací en un país que ya no existe como tal. La ciudad que me vio llegar a este mundo es ahora la capital de un estado mucho más pequeño. Y, para completar el lío, os diré que mi nacionalidad nada tiene que ver con todo lo que he empezado a explicar. Jugué en la Real durante una temporada y media, tiempo que me vio pasar con más pena que gloria por el club. No es que figure en esas listas de fichajes fracasados con las que os divertís a menudo. Pero tampoco me quiero engañar. No triunfé como txuri-urdin. Con vuestra camiseta ofrecí un rendimiento más bien discreto.
Cuando recalé en Donostia, lo hice tras abandonar por primera vez en mi carrera la liga del país en cuya selección jugué. Tenía 24 años y llegué avalado por mis actuaciones en el club más laureado del campeonato. Lo cierto es que os causé una grata impresión de inicio. Pero poco a poco empezaron a apreciarse mis costuras futbolísticas. Y tampoco me ayudó la inercia tan negativa en la que terminó sumido el equipo aquel curso. Afortunadamente pudimos salvar la papeleta. Igual que haríamos años después en mi segundo y último club en la Liga española. Necesitábamos entonces una carambola en la última jornada para mantener la categoría. Y la completamos gracias a vosotros. Celebrasteis vuestro éxito aquella misma noche. Nosotros también, yo incluido, aunque hacía tiempo que mi papel en el equipo resultaba testimonial. Concluida la campaña, puse rumbo al frío.
Y es que las temperaturas gélidas implicaron después un denominador común en mi trayectoria. Jugué en dos ligas sobre las que no hace falta explicar nada al respecto. También en la estadounidense, integrando una franquicia en cuya ciudad están acostumbradísimos a ver los termómetros bajo cero. No fue esta mi última experiencia como futbolista. Colgué las botas en el campeonato que me vio crecer, defendiendo la camiseta de un equipo modesto. Así que, como podréis imaginar, no me retiré a un nivel muy alto. Hace unos años pasó por Anoeta una escuadra de por aquí cerca. Y ya visteis que nuestro torneo no está precisamente como para echar cohetes. Lo del fútbol del país, sin embargo, es otro cantar. Contamos con jugadores jóvenes que apuntan muy alto. Y en Gipuzkoa sabéis muy bien de lo que os hablo.