a Real de Amorrortu había empezado bien aquella temporada 2005-06. Pero, poco a poco, fue iniciando una caída agudizada un 29 de enero en Vitoria. El derbi fue para el Alavés (3-1). El equipo txuri-urdin vio cómo su renta respecto al descenso se reducía a solo cuatro puntos. Y el Consejo, junto al director deportivo Bakero, se decidió a darle una vuelta de tuerca a la plantilla. Cesó a Amorrortu. Nombró a Gonzalo Arconada. Y apuró el mercado invernal incorporando a Viáfara y a Mark González.

El chileno solo jugó 16 partidos como blanquiazul. Y en ellos marcó cinco goles, erigiéndose en el principal artífice de una sufrida salvación celebrada ya con el propio Bakero en el banquillo. Se movió bien la Real para contratar a Mark. Había destacado en la Liga durante la temporada anterior, con el Albacete. Pero en uno de los últimos encuentros del curso se había lesionado gravemente una rodilla. El Liverpool le incorporó a su plantilla en verano pese a que estaba en el dique seco, en lo que supuso una clara apuesta de futuro de los reds. Pero la burocracia inglesa entorpeció una adaptación ya de por sí complicada. Chile no pertenecía entonces a las 70 mejores selecciones del mundo según el ranking FIFA, lo que dejó a González sin el necesario permiso laboral para jugar en las islas. Recalar cedido en Donostia supuso una operación perfecta para todas las partes.

Una semana después de la mencionada derrota de Mendizorroza, González debutó en Anoeta contra el Mallorca. Salió al campo en el minuto 63, en sustitución de Nihat y con 1-1 en el marcador. Marcó el gol del triunfo en el 84, batiendo a un joven Miguel Ángel Moyá, y corrió a celebrarlo por la pista de atletismo sobre la que hoy se asienta el fondo Aitor Zabaleta. El chileno brilló en la Real. Regresó al Liverpool en verano, ya pudiendo ejercer. Y a las primeras de cambio disputó como titular la supercopa inglesa (Community Shield) contra el dominador Chelsea de Mourinho. La ganó. Como ganaría luego, en el CSKA de Moscú, una liga, dos copas y una supercopa rusa. Además, en 2016 se llevó con la selección de Chile la Copa América Centenario, gracias a un inspirado Claudio Bravo en la tanda de penaltis de la final. Para entonces Mark ya había regresado a la liga de su país, donde colgó las botas hace únicamente tres meses. No tenía equipo. El Magallanes, de segunda, había sido el último.

Había despuntado en el Albacete y los ‘reds’ le incorporaron pese a una grave lesión de rodilla; reapareció como txuri-urdin