donostia - La afición de la Real no dejó pasar ayer la oportunidad de ofrecer su calor al equipo, en vísperas ya del decisivo partido copero del miércoles en Anduva, contra el Mirandés (21.00 horas). El conjunto txuri-urdin vivió su último entrenamiento a puerta abierta antes del choque, ya que hoy y mañana se ejercitará sin acceso para el público. Y la hinchada, principalmente familias con jóvenes seguidores ataviados de blanquiazul, hizo acto de presencia en Zubieta para vivir una matinal de buenas noticias. El buen ambiente en el que se desarrolló la sesión supuso un fidedigno indicativo respecto a la situación deportiva que atraviesan los de Imanol Alguacil. Sobre el césped, mientras, estos trabajaron sin ausencias inesperadas, confirmándose así que la vuelta de las semifinales coperas se afronta con las pilas cargadas. En cuanto al apoyo de la parroquia y también en cuanto a disponibilidad de efectivos.
21 jugadores El técnico oriotarra tuvo ayer a su disposición a 21 efectivos, 20 del primer plantel más el portero del filial Gaizka Ayesa. Este relevó al habitual Andoni Zubiaurre, quien prácticamente a la misma hora competía con el Sanse en el campo del Alavés B (derrota por 3-2 de los potrillos). Desde un primer instante pudo comprobarse que el partido del viernes contra el Valladolid no había dejado secuelas físicas en los futbolistas que en él participaron. Dividida en pequeños grupos, la plantilla fue saltando al césped ante los aplausos de dos centenares de aficionados, quienes vieron trabajar sin contratiempos a los diez jugadores de campo titulares ante el Pucela. Zaldua, Aritz, Le Normand, Monreal, Zubeldia, Odegaard, Merino, Januzaj, Isak y Oyarzabal se mantuvieron sobre el césped durante algo menos de una hora, completando una labor menos exigente que la llevada a cabo por el resto del equipo. Todos tuvieron a bien firmar pacientemente un buen número de autógrafos antes de bajar las escaleras de acceso al vestuario. E incluso a más de uno le tocó cargar en brazos con bebés para sacarse la fotografía de turno. Los demás disponibles para Imanol Alguacil, incluido David Zurutuza, prolongaron el entrenamiento por espacio de unos minutos adicionales.
aceleran illarra y llorente El final del entrenamiento de los titulares coincidió con el momento en que bajaron la cuesta del campo Z2 los dos únicos lesionados del conjunto blanquiazul. Asier Illarramendi y Diego Llorente trabajaron en solitario a las órdenes de los readaptadores del club, completando ejercicios de campo con el balón de por medio y con idéntica intensidad. Mutrikuarra y madrileño siguen procesos de recuperación personalizados que ejecutan también en el interior de las instalaciones, pero el hecho de que ayer equipararan ritmos sobre el césped implica una buena noticia, principalmente en lo que respecta al mutrikuarra. Cabe reseñar que Llorente recayó hace dos semanas de una lesión muscular, produciéndose una rotura fibrilar de segundo grado. Se encontraría así cerca de la recta final de su puesta a punto, lo que sirve también para calibrar cómo avanza el propio Illarramendi. El capitán se lesionó en el tobillo a finales de agosto, en el derbi de San Mamés ante el Athletic, y no compite desde entonces.
con todo el arsenal Como es lógico, ni Illarramendi ni Llorente jugarán el miércoles en Anduva. Pero puede concluirse que la Real comparecerá en Miranda de Ebro con todo su arsenal. Zubeldia y Le Normand, relevos de ambos respecto al teórico once tipo de principios de temporada, están completando notables actuaciones últimamente. Y el resto de los titulares habituales encaran la vuelta de la semifinal copera en buena disposición. Hay cinco días de separación entre encuentro y encuentro, merced a la programación en viernes de la visita del Valladolid. Un jugador que acumula muchos minutos como Mikel Oyarzabal pudo descansar durante el tramo final del último partido. Y, más allá de aciertos o desaciertos en acciones puntuales, Martin Odegaard lució el viernes un tono condicional mejorado respecto a citas de primeros de mes, fase a la que llegó mermado por golpes, por molestias y por la propia competición. Imanol apostó fuerte alineando un once que a día de hoy podría considerarse el de gala (con la duda de Portu o Januzaj), y el resultado de sus decisiones parece haberle dado la razón: la Real sumó tres nuevos puntos y no sufrió contratiempos. Acudirá a Anduva en buena disposición, incluso sin futbolistas sancionados, aunque en este sentido hay que destacar que Igor Zubeldia está al borde de la suspensión. No jugaría una hipotética final si el miércoles ve una tarjeta.
la hinchada no fallará Si la afición acompañó ayer en ese simbólico último empujón previo al partido de Miranda de Ebro, lo hará aún en mayor medida el miércoles en tierras burgalesas. Hacía 33 años que la Real no olía tan cercana una final de Copa, pues la semifinal de 2014 implicó un 2-0 encajado en el Camp Nou en la ida ante el Barcelona, difícilmente remontable en la vuelta. Y la ilusión se ha disparado entre una hinchada que, de haber dispuesto de entradas suficientes, posiblemente habría llenado Anduva. El aforo del campo del Mirandés se sitúa en torno a los 6.000 espectadores, con el cartel de No hay billetes colgado en las taquillas desde la semana pasada. El lleno está asegurado, circunstancia a la que ha contribuido un millar de seguidores realistas que ya cuentan con su entrada. Las peticiones al club superaron las 5.000 y solo pudieron satisfacerse en un reducido porcentaje. El estadio de La Cartuja, escenario de una hipotética final, ampliaría las opciones de desplazamiento masivo, aunque para vivirlo toca superar aún el penúltimo escollo de la competición. Resulta difícil pronosticar qué sucederá en Anduva, pero parece evidente que la Real visitará al Mirandés con las baterías a tope.