donostia - No fue una mañana sencilla, la de ayer en Zubieta. Si amanecer tras una derrota siempre resulta complicado, peor aún se presenta el panorama cuando el adversario de turno no solo te ha superado en el marcador, sino que también lo ha hecho en el juego. Así sucedió el domingo en el Villamarín, donde la Real vivió un mediodía cuyo sabor amargo tratará de enjuagarse mañana. Sin tiempo para lamentos ligueros, la Copa del Rey y sus dieciseisavos de final esperan a la vuelta de la esquina. Visitará Anoeta el Espanyol (21.00 horas). A todo o nada. En una eliminatoria dirimida a partido único.

El domingo, tras el encuentro en Sevilla, el club no informó sobre ninguna lesión en los futbolistas que participaron en Heliópolis. Así, la atención se centra ahora en saber si Imanol Alguacil recuperará efectivos de cara al torneo del KO. Parece difícil, porque fuentes del club precisaron ayer a este diario que ni Asier Illarramendi, ni David Zurutuza, ni Nacho Monreal se ejercitaron con el grupo. Sí lo hizo un Aritz Elustondo que, si bien cuenta ya con el alta médica, debe adquirir aún ritmo de juego durante los entrenamientos. Respecto a su regreso a las convocatorias, todo depende de cómo le vea el entrenador, quien puede descartar de antemano a los citados Illarramendi y Zurutuza. Monreal, mientras, sí podría contar con alguna opción de jugar mañana, aunque se antoja complicado si ayer no trabajó con sus compañeros. El técnico de Orio apunta a apostar por una alineación híbrida, con titulares habituales y otros jugadores de menor protagonismo en la Liga. Zubeldia, sancionado contra el Betis, vuelve a estar disponible.

tercera experiencia Los aficionados de la Real se enfrentarán mañana a un contexto extraño, pero no desconocido. El formato de la Copa del Rey, con sus vaivenes, no ha deparado muchas confrontaciones a partido único en Anoeta. Pero el estadio donostiarra sí que ha asistido a alguna que otra experiencia así. Concretamente a dos, ambas durante la dura travesía txuri-urdin en la Segunda División. El anterior sistema de competición propiciaba una criba directa (dos eliminatorias) entre los equipos de la categoría de plata que los txuri-urdin nunca llegaron a superar para acceder a la siguiente fase del torneo. Ganaron rondas de forma aislada. Nunca las dos que había que vencer para jugar contra contrincantes de Primera División.

Los sufrieron durante la temporada 2008-09, en la que el Celta, entonces también de Segunda, apeó a los entrenados por Juanma Lillo (2-0) en Balaídos. Antes, la Real había ganado al Zaragoza (otro histórico en apuros) en Anoeta, gracias a un solitario gol de Marquitos. El encuentro ante los maños, dirigidos por Marcelino García Toral, quedó para el recuerdo por varias circunstancias. Una de ellas, el sobresaliente juego desplegado por los blanquiazules, hasta el punto de que el partido supuso una referencia idealista durante las semanas y los meses posteriores. Otra, el célebre regate de Xabi Prieto al lateral izquierdo visitante, Paredes, una maniobra que quedaría bautizada como la Prietinha.

Fue aquel un positivo episodio dentro de una temporada complicada, con la Real terminando la Liga sin opciones de ascenso. Un curso después, mientras, sucedería todo lo contrario. Subieron los txuri-urdin a Primera, con Martín Lasarte. Y lo hicieron habiendo pasado de puntillas por la Copa del Rey. Todavía en septiembre de 2009, cuando los éxitos del junio posterior todavía quedaban muy lejanos, el Rayo Vallecano de Pepe Mel ni se inmutó en Anoeta (0-2) para pasar a la siguiente ronda. Aquel día, en cualquier caso, la Real perdió un partido pero ganó a un futbolista referencial. Debutó de forma oficial con la camiseta txuri-urdin un tal Antoine Griezmann, héroe blanquiazul durante los cinco años posteriores. El francés forma parte así de una estadística que mañana quedará desempatada. Anoeta. Dos eliminatorias a partido único. Una victoria. Una derrota. Viene el Espanyol.