-Bien, estamos con ganas. Debemos tener los pies en el suelo e ir con pies de plomo, porque sabemos que la expectación que se ha generado, sobre todo fuera, es importante, pero seguimos siendo prácticamente las mismas. Sabemos que tenemos que currar mucho para que las cosas nos vayan bien y es en eso en lo que tenemos que centrarnos y no obsesionarnos en ser más de lo que podamos ser, pero sabiendo que tenemos un plus, que en ambición hemos ganado y que hay que seguir por ese camino.
Sun -Mariasun Quiñones-con el dedo roto hace rondos y varias se reincorporan antes a los entrenamientos? El compromiso del equipo es absoluto.
-Sí. Nerea y Carla venían del Europeo. Sun y yo del Mundial, sabíamos que era importante que nos juntásemos todas, porque no somos muchas. Somos un equipo muy muy joven y al principio de temporada lo hablamos, que es un año importante, en el que todas tenemos que tirar del carro, porque esa experiencia tiene que ser acumulada de todas. Y en eso estamos, en crecer como equipo, sabiendo que somos muy jóvenes, que va a haber rachas mejores y otras peores, en las que nos necesitaremos todas.
Duro lo de Sun, porque un escafoides en una portera no es una lesión cualquiera.
-Una faena. Además nada más empezar. Sun es una persona muy importante dentro del vestuario y una pieza fundamental en el campo, pero está animada y eso nos ayuda al resto. La confianza es total en Elene y Adri. Estamos contentas de que Sun esté con nosotras, que le veamos día a día, que esté participativa con el grupo y de una forma u otra va a ayudar. Es una persona súper generosa y dentro de sus posibilidades siempre está ahí para lo que el equipo necesita.
¿Qué objetivos se marcan?
-Creo que no debemos obsesionarnos con eso. Hay que salir a ganar cada fin de semana con total convicción, no pensar en más allá porque pueden aparecernos fantasmas y pegarnos la torta. Que nuestro objetivo sea ser ambiciosas, ganar cada fin de semana e ir viéndonos cada vez más arriba. Lo que nos faltó la temporada pasada fue tener esa regularidad. Estuvimos siete partidos sin ganar y eso no se puede repetir. Vamos a competir en cada partido
¿Ha habido un antes y después de Gonzalo?
-Creo que su entrada fue importante por todo lo que suponía como entrenador, con la experiencia que traía de otros equipos. El que hubiese entrenado en Primera masculina, ese rol más profesional, digamos, de los chicos y por la exigencia que tiene para todo el mundo, no solo hacia nosotras, sino también hacia el club. Ha sido capaz de ponernos encima de la mesa ante muchos estamentos de la entidad y eso ha sido importante. Ha hecho que la gente apostara más por nosotras, que nos mirara más. En eso también ha tenido mucho que ver con ser una persona con peso para poder hacerlo. Los que estamos alrededor intentamos dar argumentos para que eso sea así y creo que sí se está viendo ese cambio. Dentro del campo el equipo ha crecido mucho. Hemos mejorado mucho estas dos últimas temporadas y tenemos también más valor.
Son las ganadoras de la Copa, ahora les van a esperar.
-Sí, también hay que saber convivir con ello, es lo más difícil del fútbol. Cuando juegan el Barça o el Atlético, todos quieren ganarles y ahora nos puede pasar a nosotras. No va a ser fácil porque ahora los equipos se van a preparar más y hay que saber llevarlo bien, ser conscientes de quiénes somos, de dónde venimos y que el haber ganado la Copa no nos vuelva locas. Lo disfrutamos y lo celebramos pero ya ha pasado. Tenemos que tomarlo como algo que nos haga crecer, que no nos lastre, que nos haga mejores.
¿Cuál es ese salto de calidad?
-Llevamos unos cuantos años en los que siempre hemos terminado entre las siete primeras clasificadas. A ver si conseguimos estar un poco más arriba. Hicimos una segunda vuelta espectacular, pero nos lastró lo que hicimos anteriormente. El Atlético ganó la Liga sin haber derrotado al Barcelona ninguno de los dos partidos, pero sin fallar el resto y eso es lo difícil. A ver si este año lo conseguimos porque ha sido nuestro talón de Aquiles.
¿Cómo valora la aparición del Real Madrid?
-Bueno, hay que dar tiempo. Sí que es verdad que hay mucha gente que puede que ahora solo mire por ser el Madrid, pero son personas que añadimos. Ojalá que no sea solo por eso y que se enganchen a la liga. El fútbol femenino va a tener más ojos encima y hay que agradecérselo por esa parte. El resto a apretar, a hacerlo cada vez más atractivo y a dar motivos para que lo sigan viendo.
¿Queda mucho camino por recorrer?
-Sí. Tenemos un margen largo. Hemos avanzado mucho estos muchos años, pero queda mucho camino. Se están haciendo bien las cosas, está suponiendo mucho trabajo y esfuerzo de las jugadoras, pero es nuestra intención. Lo estamos poniendo todo encima de la mesa.
¿Están orgullosas de lo logrado?
-Es para estarlo. Ha habido mucha gente trabajando y jugando años y años para que esto creciese, sin ser un empleo remunerado, y eso hay que valorarlo. No tenemos que olvidar de dónde venimos, tener siempre eso en mente y crecer a partir de ahí. Se están haciendo bien las cosas, pero no hay que perder la cabeza, hay que seguir paso a paso, todos juntos de la mano. Tenemos cosas muy buenas y no tenemos que coger vicios del fútbol masculino.
¿Se deberían cambiar cosas en el club de forma urgente para fomentar esa igualdad?
-Hombre, urgente e inmediato, no. Habrá cosas que se vayan dando de forma natural. Hasta hace dos días no teníamos la posibilidad de comer aquí. Ahora estamos comiendo a veces en Harrobi, algunos días entrenando por la mañana, se ha abierto Anoeta, el servicio médico va aumentando? Seguro que hay muchos pasos por dar, pero se irán dando. Llegará un momento en que el club apueste de verdad y diga lo metemos todo y vayamos para adelante. Nosotras vamos a dar motivos para que así sea. Ya hemos ganado el primer título, que está muy bien, y hay que seguir creciendo. Mejoras siempre puede haber.
Una de las metas es que las jugadoras puedan vivir de esto.
-Sin duda. Sería lo ideal. La mayoría de la plantilla es mileurista y al final te choca porque nosotras somos profesionales todo el del día; tenemos 24 horas para poder estar bien, poder entrenar, estar en Zubieta, nos cuidamos, vivimos el fútbol, la Real, que ocupa la mayor parte de nuestra vida y que luego no te dé para vivir, pues choca un poco. Es hacia lo que estamos yendo y ojalá se consiga cuanto antes mejor, pero hoy por hoy esa es nuestra realidad.
Muchos gestores aducen que el fútbol femenino no genera...
-Es otra realidad. Ahí hay que verlo por los dos lados: si no genera tanto igual es que tenemos que darle más bola para generar recursos, para llenar Zubieta y estoy segura de que habría consumo de la gente. El haber ganado la Copa de la Reina, en camisetas, bufandas, podría haberse aprovechado bien. Eso es cosa del club y en eso no nos podemos meter. Solo nos podemos dedicar a hacer nuestro trabajo, a darles motivos para que la apuesta sea cada vez mayor y ojalá haya ese feed-back de generar ese beneficio. Ojalá se llenase Zubieta y se sacasen miles de euros por vernos a nosotras o por que nos sigan, pero de eso se encargan otras personas.
¿Ha echado de menos más acciones?
-Siempre se le puede sacar más partido a todo. Ahora las expectativas son cada vez mayores porque cada vez un mayor número de gente nos sigue. Hay que aprovechar el momento en el que estamos, el foco está encima nuestro, no solo para competir, sino también para generar. Al equipo femenino se le puede sacar mucho partido, porque nuestro fútbol está en la cresta de la ola. Venimos de un Mundial en el que se ha hecho buen papel y la Real es la campeona de la Copa. Es el momento para aprovecharlo.
¿Es inviable aquí una polémica como la de Noruega con la equiparación de primas?
-Creo que hay diferentes formas de hacerlo. Cada uno elige su forma de luchar. Pienso que tiene que ser un crecimiento en el que todas vayamos de la mano. Si se decidiese así, yo creo que adelante. El fútbol es de las futbolistas, tenemos que ser nosotras las protagonistas..
El mercado femenino no es muy cerrado. Salen del Atlético al Barcelona y viceversa. A usted le ha llamado el Athletic...
-Eso está cambiando. Se irá viviendo de forma diferente, ahora con la entrada del Madrid, también. Ojalá siga así, de forma natural. En esos cambios no hay malicia, la jugadora quiere un crecimiento personal y futbolístico, en el que va buscando donde espera estar en el mejor sitio y eso es de respetar. No hay que dramatizar.
¿Cómo le convenció el presidente?, porque usted tenía decidido irse al Atlético.
-La Copa fue un punto de inflexión importante para todo el mundo, lo que se vivió alrededor, en el club. Veo un momento clave para dar un paso adelante y creo en su palabra; en lo que él me dijo, en que la apuesta iba a ser mayor. Y que iba a intentar que la sección femenina creciese. Esperemos que así sea y esa palabra siga en pie. Me dio la libertad de decidir, me dijo que él me quería aquí, estando 100% comprometida y que en el momento en el que yo decidiese salir, necesitase otras cosas, que me abriría la puerta. En ese sentido, me tranquiliza pensar que tengo la libertad de estar aquí mientras esté comprometida. Hoy por hoy es así y ojalá pueda serlo.
¿Qué le comentaban en la selección las jugadoras del Atlético?
-Siempre hay alguna a la que le sienta peor (risas). Pero nos respetamos bastante, nos entendemos, ellas sabían mis sentimientos, todo lo vivido y hablamos de eso sin problemas.
Sus compañeras sí que fueron clave.
-También fue algo que me llegó: el equipo, la afición, ver Donostia así, Gipuzkoa entera cuando hicimos el tour, es difícil conseguir algo así. Siempre me he sentido valorada, pero poder vivirlo tan en primera persona, me emocionó, sí puedo decir que me tocó mucho. No sé si volveré a tener un vestuario como ese. Les agradecí mucho todo lo vivido. Pero tenemos que vivir en el ahora, en el hoy, y ya les he dicho, que todo eso estuvo muy bien pero que este año hay que seguir apretando e ir a morder.
Le Tissier se dedicaba a ganar a los grandes con su Southampton.
-Es bonito. A mí me gusta mucho competir, mucho, mucho. Tener esa sensación de que cada fin de semana es un reto. El poder ganar, que ningún partido sea fácil, que haya que competirlos todos, me motiva. Con esto no digo que vaya a estar aquí toda la vida, porque eso nunca se sabe, pero sí que me gusta competir, siendo la Real, y derrotar a los grandes. Ojalá este año demos más de un susto.
La Copa fue una gesta increíble, parecían muy inferiores.
-Sí, sí. Fue un partido muy bonito. Yo creo que todos teníamos la misma sensación. Cuando vi el partido después, me pasó igual. Ellas estaban apretando mucho, pero nosotras sabíamos que íbamos a tener nuestro momento y que había que saber esperar y aprovecharlo. A partir de esos primeros 15 minutos estuvimos bien y en la primera parte tuvimos alguna otra ocasión además del gol. A partir de ahí fue la épica, pusimos más corazón, más ganas, más lucha en el campo, el equipo se vació, se desfondó. Yo no sé si alguna vez nos había visto competir de esa manera. Se me ponía la piel de gallina viendo al equipo, cómo nos mirábamos a la cara, cómo nos decíamos: ¡Vamos, vamos, vamos! ¡Todavía se me pone la piel de gallina! Fue emocionante.
¿Prevaleció el sentimiento de pertenencia?
-Sí, no solo de pertenencia a la Real, sino de pertenencia a este equipo que habíamos conseguido crear. Sabíamos que éramos más fuertes juntas, también que no éramos mejor equipo, pero eso no significaba que no pudiésemos ganar. Sabíamos que nos necesitábamos las unas a las otras, que las individualidades no nos llevaban a ningún lado, que teníamos claro nuestro plan y que debíamos ceñirnos a él. Afortunadamente salió todo bien. No fuimos nada egoístas, teníamos gente tocada, gente que llegaba justa, gente que no podía jugar y creo que nadie tuvo ese egoísmo de yo voy cuando no se podía. Marta llegaba justa, Maddi se puso enferma, yo también venía de lesión. Cada una dio lo que podía.
Begiristain dijo que el título que más disfrutó en su carrera fue la Copa con la Real.
-Seguramente sea así. Yo escuché el primer pitido y ya estaba en el suelo, no podía más. Gonzalo también nos dijo eso, que puede que se ganen más Copas, más títulos, pero que ninguno será tan especial como la primera. Nosotras hemos ganado la primera Copa para la Real Sociedad y creo que eso va a quedar para siempre, sobre todo por la forma en la que se hizo.
¿Qué se siente al marcar un gol inmortal?
-(Se ríe). En el momento no lo piensas, pero ahora siempre que se habla sale esa imagen y estoy muy feliz. Para mí fue un momento único. Siempre he dicho que uno de mis sueños era ganar un título con la Real, poder meter un gol en una final, que las había tenido ahí atascadas. Fue bonito poder celebrarlo con nuestra grada, estar ahí. Aún no consigo encontrar las palabras para explicar ese momento, fue muy muy especial.
¿Alguna imagen que se le quedó grabada?
-Yo no me suelo enterar de lo que pasa fuera, pero cuando íbamos 2-1 y quedaban unos diez minutos la grada se puso a cantar el Txoria-txori. Me acuerdo de girarme y decir al equipo: Escuchad, escuchad, que nos están cantando. Fue increíble (otra vez enseña la piel de gallina).
¿Cómo es Nahikari fuera del campo? Veo que sonríe muchísimo más.
-Sí, ¡no soy tan seria! Soy una persona muy tranquila, muy reservada. En el campo soy muy intensa, tengo mucho carácter, mucha mala leche, la verdad es que fuera también, pero soy más calmada. Me gusta estar con mi gente, con gente de confianza, me gusta reírme. No soy la más graciosa del mundo, pero sí me gusta tener gente graciosa alrededor para poder reírme.
¿Se transforma en el campo?
-Sí, siempre he sido así. La competición me transforma. Soy muy, muy, muy competitiva y me sale todo el carácter. De hecho a veces lo pienso y me digo Joé, Nahikari, estáte un poco callada, porque soy vergonzosa. Pero cuando entro al campo me olvido de lo de fuera. Solo estamos las 22 y poco más. Sé que soy muy pesada, muy intensa y saco todo mi carácter.
¿Con las rivales también?
-Antes más. Cuando llegué tuve algunos enganchones con alguna del Athletic, del Sporting de Huelva. Ahora intento ser más calmada. También nos vamos conociendo, aunque siempre tienes alguna con la que tienes más roces, pero con el tiempo me he relajado un poco.
¿Se siente cómoda en el papel de enfadada?
-Sí, creo que me va bien. Cuando estoy muy callada es porque estoy out. Me gusta sentirme, no enfadada con el resto, pero sí con ese punto de competitividad, de estar metida en el partido, que voy a las disputas, que lucho? Primero se compite y luego se juega. Todo el mundo tiene días malos. Puede que algún día, de diez pases des ocho mal, pero el correr, el competir, el luchar se puede hacer todos los días.
¿Una loca del fútbol?
-Sí, siempre me ha gustado el fútbol. Mi madre dice que de pequeña era como un señor de esos que en el bar está con el puro en la mano siempre hablando de fútbol, me daba igual charlar con gente mayor, con chicos, con chicas. Me tragaba todo el fútbol del mundo que hubiese en la tele y ahí empecé. Jugaba mucho con mi padre. Tengo un hermano mayor que, aunque diga que no, es bastante futbolero, y nos gusta bastante hablar de fútbol a los tres. Ahora ya conversamos más de nuestro fútbol, pero cuando era pequeña hablábamos de fútbol en general. Conocemos jugadores, nos gusta ver otras Ligas. A mi padre lo tenía horas entrenando conmigo, me iba luego a jugar con mi hermano y sus amigos? Me metía en cualquier sitio.
Le llamaban la Ronaldinha de Urnieta...
-Sí (risas). En la Selección de Euskadi, cuando era más txiki, el fisio me llamaba Magic.
En su clase sería la mejor.
-El otro día hablábamos en la comida y comentaba que nunca he tenido problemas en la ikastola con mis amigos. Llevaban muy bien que estuviese ahí y yo era una de las que hacía los equipos y no había ningún problema, estaban encantados. Hoy por hoy todavía lo solemos comentar: ¿Pero cómo me dejabais jugar? ¿Qué te íbamos a decir?, ¡si eras la mejor!
¿Siempre ha marcado goles?
-Sí, siempre he jugado arriba, la pequeñita que era rápida y era donde menos molestaba.
¿Que es el gol para Nahikari?
-Hay momentos. A veces es más una tranquilidad, el trabajo bien hecho, que no tiene que llevar a la obsesión, porque a veces a los delanteros nos mata esa ansiedad de querer meter, pero sí que es una? Cuando metes es como ? (resopla). Me suelen decir ¿por qué no sonríes más cuando metes? Pues porque es como un ya está, he hecho lo que tenía que hacer. Ayudar al equipo, con mucho esfuerzo y mucho curro de todas, porque el gol es el final, pero viene de mucho trabajo atrás. A veces es como quitarse un peso de encima. Pero los delanteros no solo servimos para eso, hacemos mucho trabajo.
¿Se come mucho la cabeza?
-Antes más. En estos últimos años he mejorado en esa faceta. Pienso mucho en fútbol y eso no es bueno, hay que saber desconectar. Llevo las dos últimas temporadas intentando relativizarlo todo un poco más, no analizarlo tanto. Una persona me decía que cuando te vas de entrenar, ya no sigues entrenando, que ya no hay que seguir pensando en fútbol. Es importante ese descanso mental.
¿Ha aprendido a convivir con el error?
-Es inevitable. Hay que aprender a convivir con el error, porque al final te mata. Yo he fallado muchísimo en ocasiones y al final tienes que saber asimilarlo. Duele, pero forma parte del juego. De hecho el fútbol es un juego de errores.
El día aquel de la Selección, aquella jugada?
-Me arroparon mucho, tanto desde la Real como en la Selección. Se lo agradecí muchísimo, sentí muy cerca a la gente, me sentí muy querida y muy valorada, tanto en la Selección, con las que convivía allí, que no hubo ningún reproche ni mal gesto, como en la Real, que es mi casa, mi refugio. Aquí cuando llegué sentí a todo el mundo muy cerca, llevándolo con la mayor naturalidad posible. Estaba claro que era una situación que me iba a hacer daño, tenía 18 años y era una final de un Europeo, después de haber perdido no sé cuántas. Me ha servido para crecer.
Sus compañeras se reirán cuando oyen que Nahikari no tiene gol tras el Mundial.
-(Risas) Siempre te gusta marcar y más en un Mundial. Nuestra jugadora, Hermoso, en el pasado, tampoco había marcado ningún gol y este ha sido la mejor. Son cosas con las que tenemos que convivir. Yo estoy tranquila con mi trabajo.
¿El boom del fútbol femenino puede ocurrir cuando se junten varias generaciones?
-Viene una gran generación. Hay que tener buenas expectativas de cara a lo que nos viene. Hay un Europeo en 2021 y llegamos en buen momento. Está habiendo un cóctel de veteranía y de juventud que está muy bien. En el Mundial se demostró. Las que venimos de abajo que estamos apretando y las que vienen de más abajo están empujando más todavía. Eso hace sacar las uñas a todo el mundo y salir a morder.
¿Va a llevar el brazalete?
-Estaremos Sun y yo de capitanas, bueno con Nuria e Itxaso. Es mi séptima temporada en la Real y me tocará llevar el brazalete. Somos un equipo muy joven y todas tenemos que tirar del carro. Yo pondré la cara para llevarme las tortas que sean necesarias. Pero tenemos que ayudar todas sin miedo a dar un paso adelante.
Se le suele llamar la Oyarzabal de las chicas.
-Somos del mismo año (se ríe). Somos dos chavales jóvenes, con mucho carácter, que intentamos ayudar. También Aihen e Igor. Desde que empezó siempre ha habido esa comparativa. Él ya lleva unos cuantos años y nos parecemos un poco en el carácter, no se achanta nunca, si tiene que tirar un penalti, lo tira.
¿Ve mucho los partidos de los chicos?
-Veo fútbol femenino, a los chicos, la Liga inglesa... Soy muy futbolera, me gusta ver fútbol.
¿Ha ido a Anoeta desde pequeña?
-Empecé a ir cuando estaban en Segunda. De hecho, en el pasillo de acceso salgo en una foto del día del ascenso, en la grada.
¿Algún ídolo en especial?
-He visto a muchos jugadores. De pequeña me gustaba mucho Raúl González, me sentía muy identificada con él, llevo el 7 por eso. Era el más listo de la clase, estaba en todos los rechaces. Puedes tener más o menos calidad, pero si eres inteligente puedes llegar. De chicas, yo quería ser como Vero Boquete. Casi no la he visto jugar, pero sabía que era profesional y yo quería ser como ella, viajar por todo el mundo, jugar en otras Ligas, estar en equipos importantes? Y de la Real, Xabi Prieto ha sido una figura muy importante, Agirretxe, Griezmann?
¿Cómo ve al equipo de Imanol?
-Se han reforzado muy bien, tienen muchas posibilidades de jugar, muchas variantes y eso es bueno, pero no hay que obsesionarse, hay que tener los pies en el suelo y a partir de ahí, crecer. Hay que exigirse, pero desde esa calma hay que ir creciendo, tanto ellos como nosotras.
¿Cómo lleva la carrera de Medicina?
-Ahí voy. Voy a acabar tercero, que me quedan dos asignaturas. Ha cambiado un poco mi forma de verlo, antes le daba muchísima importancia a los estudios, a ir sacando año a año. Ahora, como el fútbol va evolucionando, el tiempo cada vez es menor. Intento llevar las dos cosas sin obsesionarme. Me gustaría trabajar en medicina deportiva, porque estando en este mundo ves mucho y conoces más. Pero cuando haga las prácticas, veré lo que más me gusta.