Charlaba con Javier Expósito hacemuchos años sobre los criteriosde selección de futbolistas jóvenes. Comentábamos lo difícil que es acertar a la hora de elegir. La detección detalentos se hace cada vez antes y en elcamino pueden pasar muchas cosas. Alreferirnos en concreto a los niños de loscolegios e ikastolas, más allá de la intuición y visión de los ojeadores, prevalecíamuchas veces la opinión de sus compañeros. Con esa sorna habitual al explicarse el técnico de Añorga, terminaba porañadir: “Hay que preguntar a los chavalesquién es el mejor. Nunca se equivocan”.Recordé este pasaje ayer sobre la hora dejuego del tostón monumental de Anoeta.Las cámaras de televisión enfocaron a lagrada, en concreto a dos niños, cada unocon la camiseta de los equipos contendientes. Se entretenían pasando las páginas de un álbum de cromos, o similar,viendo a los jugadores de los conjuntosde la liga. Todo, menos prestar atención alo que sucedía en el césped. Si los niñosson sabios y nunca se equivocan, lo deayer era un peñazo en toda regla, impropio de un equipo con aspiraciones.Lo peor no era eso. En la fila de atrás,poblada de gente adulta, hombres ymujeres, andaban todos con el móvil enla mano, comprobando que Facebook ylos wasap se habían recuperado despuésde varias horas en las que estuvieron fuera de servicio. Se escribían mensajes, secomprobaban cosas. Todo, menos prestar atención a lo que sucedía en el césped.Se oía el runrún del desaliento. Y eso quedesde el primer minuto el equipo ibaganando. Probablemente, el gol surgió deuna jugada de laboratorio. Perfecta. A losdoce segundos con ventaja, era algo másque un sueño ante un equipo al que nunca es fácil marcar, dominar y doblegar.Con el partido de cara la Real fue unespejismo. Ni buen juego, ni ocasiones, niideas. Nada que no fuera deambular ydefender el resultado. O esa sensacióndaba.
Imanol decidió un equipo inicial plagadode canteranos. Lo mismo que dos de los tres cambios posteriores. Apeló al corazón de los protagonistas, al sentimientode compromiso, a la supuesta garra paradisputar un partido de rivalidad provincial que algunos llaman derbi. Ayer faltaba de casi todo para que lo fuera. Lasgradas protagonizaron una estupendaentrada, camino de los 25.000 espectadores. Supongo que salieron venidos amenos, al menos los seguidores locales,porque el equipo ofreció muy pocosmotivos de gratitud. La jugada del gol deJuanmi y el anulado a Oyarzabal en laspostrimerías. En medio de todo, la Realfue un equipo sin son, previsible, de trotelento, sin juego por los extremos. Lo quequeráis. Podría seguir escribiendo hastahartarme. Y no pretendo molestar anadie, sino explicar lo que siento y sabéisde sobra que mi capacidad de aguante esenorme.
A veces, cuando vamos a un bar, nosencontramos con la barra atiborrada depintxos. De todos los colores, tamaños ycontenidos. ¿Quién de vosotros no ha echado un ojo al bocadillito de jamónserrano, que desborda por fuera del pantodo el contenido? Como la pinta esinmejorable, lo coges y le pegas un primer tarisco. Crees que hay jamón paraun ejército. Abres las dos mitades y teencuentras más miga que contenido. Yno me refiero a los restauradores honestos, los que sirven raciones vascas, sino aaquellos que muestran una habilidadespecial a la hora de confeccionar elbocadillo. En esas estamos. La Real dehoy se parece a la segunda versión.Hablamos de plantilla, de capacidades,de viajar a Europa, de matemáticas, decálculos, de apuestas irreales. Distamosmucho de los puestos con premio. Todose viene abajo cuando compruebas, y esevidente, que al continente no vamos latemporada que viene salvo en pretemporada. ¡Y me encantaría equivocarme!Sé de sobra que nos faltan muchos futbolistas titulares y que llevamos así toda latemporada. Sé de sobra que con los canteranos debemos ser enormemente comprensivos. Les ha tocado jugar mucho.Lesión va, lesión viene. De vez en cuandouna sanción y los comités que nos toreany nos sacan el matasuegras de las fiestasinfantiles. A esta hora no sé si el TADadoptó una resolución respecto a WillianJosé que ayer nos hacía mucha falta,como tantas otras veces.
Obviamente todo esto que escribo no vaen detrimento del equipo armero que,con un botón y un par de ojales, es capazde hacer un traje. Está acostumbrado acompetir con sus recursos. Los explota ylos aprovecha. Saben de sobra lo quedeben hacer. Mueven sus hilos con efectividad y empatan un partido de libredirecto cuando parece que los puntos sepueden quedar en casa, gracias a unasoberbia jugada en el primer balón delencuentro. Los azulgrana, sin haber tocado el balón, ya perdían. Cualquier otroequipo se hubiera desmoronado con eltanto adverso. Los realistas debieronaprovechar el momento para apuntalar,pero se perdieron mirando las obras delfondo norte en el primer tiempo y la lunaen el segundo. Falta contundencia e ir apor el contrario sin perder ni un minutocuando las cosas van de cara.
Estamos en la semana de pasión y víacrucis. La Real no espera al Jueves Santopara repartir penitencias. ¡ Llevamos unarachita! A veces cuesta mucho escribirestos artículos, porque no hay argumentos que ilusionen, que permitan elegir unpaisaje diferente. Si como muestra valeun botón, puede ser significativo que delos 400 pases que dio ayer el equipo, solo195 fueran acertados. ¡No llegamos al50% de efectividad!
No dudo de los jugadores porque, comodice su entrenador, lo dan todo y poco hayque reprocharles en ese sentido. Muchasveces no es suficiente. Ahora, vamos alCamp Nou después de que pase por allí elManchester United y pise el mismo césped. De lo que suceda en ese encuentrodependerá bastante lo que nos vayamos aencontrar de frente. Por si acaso, será conveniente levantar la tapa del bollo para verel contenido. ¡Queremos jamón!