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Un Eibar imperial sonroja a la Real

Los realistas no sacan provecho del madrugador gol de Juanmi y salvan un punto de milagro humillados por la abrumadora superioridad armera

Un Eibar imperial sonroja a la RealFoto: Ruben Plaza

DONOSTIA. La Real salvó un punto de milagro en la mayor humillación y en el más sobrecogedor meneo que ha recibido esta temporada. Además, de largo. Lo increíble es que el protagonista del baile fue el Eibar, su vecino pequeño, al que dobla en presupuesto. Bueno, pequeña es la localidad y las infraestructuras del club, porque su espíritu competitivo es encomiable. Gigantes en pasión e intensidad. La obra de Mendilibar es un auténtico espectáculo y lo mejor de todo es que todas las versiones son mejores cada año. Porque el famoso lema armero Another Football is possible se ha quedado absolutamente obsoleto y ya no se corresponde con la propuesta de fútbol total que desarrollan en todas sus actuaciones. Es el equipo de la Liga que más minutos pasa en campo rival. No te deja respirar, te presiona hasta hacer perder balones a futbolistas en teoría con mucha capacidad para jugarlos, como Merino o Pardo, y después tocan por lo menos tan bien como la Real, no la patética de ayer, por supuesto, sino la que dirigía Illarramendi, y te machacan a centros al área. Es un acoso constante por tierra, mar y aire. Cuando el centrador no mide bien y su servicio se pasa de largo siempre aparece uno o incluso dos compañeros en la otra banda para no tardar tiempo en volver a surtir de buenos balones a sus delanteros. Su extraordinaria exhibición, el baño de época que le dio a su vecino ayer en Anoeta, se quedó de manera injusta sin la recompensa de los tres puntos simple y llanamente por la mala suerte en sus dos disparos a la madera separados por pocos segundos y la media docena de ocasiones con las que avasallaron a su patético anfitrión.

Las estadísticas son demoledoras. 64% de posesión, doce remates fuera, dos entre los tres palos, casi todas las disputas cuerpo a cuerpo ganadas, una lección master class de Mendilibar a Imanol? Y todo ello con un extremo jugando de lateral por primera vez en su carrera y un mediocentro de central. Como para ponerse alguno a llorar por las ausencias realistas, pese a que la lista de lesiones musculares es para que más de uno empiece a plantearse presentar la dimisión. No sabemos quién, pero alguno del ejército de técnicos seleccionado por Olabe debería asumir la responsabilidad. Aunque ni el propio director deportivo lo hace ante el auténtico fracaso, con todas las letras, de su primera temporada al frente de las operaciones en el club. Era complicado, pero lo ha empeorado todo. No sabemos en qué ha mejorado el club. Como diría aquel, “hasta sus mayores detractores van a echar de menos a Loren”. Tenía razón. Pero tranquilos, no se preocupen, está todo bajo control, contamos con la segunda plantilla más joven del campeonato. Ya nos explicarán qué premio dan por eso. Y el campo nos está quedando precioso. No se preocupen, en breve volverán los publirreportajes de las obras más retransmitidas del mundo en la que nos han contado hasta el día que pusieron una bombilla. Los procesos, las discusiones y los mensajes codificados con palabras que hay que ir a consultar en el diccionario. Así le va a la Real, quién te ha visto y quién te ve.

Lo dicho, un Eibar imperial sometió y sonrojó a una triste y pobre Real. “Había una vez, un barquito chiquitito que no sabía, que no podía?”. No volveremos a utilizar el término equipito, que parece que hiere las sensibilidades de parte del entorno que, por lo que se ve, se resiste a asumir la lamentable realidad. La Real firmó la actuación más vergonzosa y humillante que se le recuerda. Alguno pensará que no fue para tanto y es una exageración. Pues no, estaban avisados de antemano de que su santa afición perdonaba casi todo pero le sentaba muy mal perder puntos contra el Eibar. Lo sabían e incluso lo comentaban. Viendo el ridículo que hicieron ayer, con un planteamiento inconcebible basado en jugar al patadón y prescindir del fútbol combinativo y de posesión para evitar perder balones en posiciones peligrosas por la presión del Eibar, todos nos preguntamos: ¿estas eran las ganas que le tenían tras la derrota de la ida? ¿Les parece normal disparar una vez entre los tres palos, el gol, en 90 minutos y un centrado cabezazo de Aritz? ¿O el no tener vergüenza torera para sublevarse y reaccionar cuando los de la aldea de Asterix les estaban bailando y solo los postes les permitían mantener la ventaja? ¿Cómo es posible que no murieran con las botas puestas con todo el equipo metido en el área visitante tras el empate que anotó en el minuto 84 Jordán, el jugador del partido que le costó al Eibar un millón de euros (este derbi tiene tantos entresijos que esta crónica se quedaría corta si se intentara hacer sangre con datos como este)? Es que ni alma, ni casta, ni orgullo, ni fútbol? Ni nada. Una verdadera vergüenza. Un equipo que no es la imagen de su entrenador, que de otra cosa no, pero de carácter va sobrado. No lo reconocerá, pero estoy convencido de que Imanol tuvo que regresar a casa incrédulo y con una preocupación creciente hasta por su propio futuro, como es normal. Insistimos, de seguir así, este equipo va a vaciar Anoeta en este final de campaña que puede suponer un rejón de muerte al proyecto del oriotarra. Cuidado

Derbi guipuzcoano por todo lo alto. Hay que destacarlo siempre que se enfrenten en la elite dos representantes del territorio más pequeño. El mérito es indiscutible, de un valor impresionante. Encima, a falta de siete jornadas para el final de Liga, ambos equipos apuraban ayer sus opciones de entrar en Europa, ya alejados de la dramática batalla que se está gestando por abajo para evitar el descenso. Dos modelos distintos que, como se está comprobando, pueden convivir sin ningún problema en Primera División. Las diferencias entre ambas filosofías de club son tan distintas, que no parece que fuese casualidad que, justo en un derbi, el día que se comentaba que el Eibar iba a salir sin ningún vasco, Imanol accediera a lo que empezaba a ser un clamor popular y hacía una clara apuesta por Zubieta con siete canteranos en su once. La gran sorpresa, además de la presencia de Juanmi, que parecía descartado el miércoles, fueron las entradas de Aihen Muñoz y de Barrenetxea. La nueva joya de la corona. Un extremo de 17 años, es decir juvenil, que ya ha rechazado grandes ofertas para emigrar de Donostia porque tiene una calidad impresionante. Pese a ser pequeño, su físico es envidiable siendo tan joven. Es muy compacto, a lo Messi, de esos bajitos a los que es muy difícil tumbar. La pena es que no fue un partido para que se pudiera lucir, ya que la Real nunca tuvo la posesión y apenas le llegaron balones para romper. Llorente sentó a Raúl Navas; y Sangalli, a Pardo. En frente, Mendilibar salió justo con lo que tenía. Quizá la nota más inesperada fue la entrada de Cardona en lugar de Charles.

un gol a los doce segundos El partido de la Real fue un espejismo de doce segundos. Los que tardó Juanmi en lograr el sexto gol más tempranero en la historia de la Liga y el más veloz de la leyenda txuri-urdin, junto al de Skoubo contra el Valencia. La jugada fue una impresionante carambola de billar de una dificultad extraordinaria y permitió en cierta manera compensar el drama del inicio de la segunda parte contra el Celta. Juanmi sacó atrás, Llorente metió el primer balón en largo, Oyarzabal la ganó por arriba, de nuevo Juanmi la bajó con el pecho y dibujó una pared con una asistencia sublime de Sangalli antes de definir con una precisión de cirujano junto a la cepa del poste. Ahí casi se acabó el caudal ofensivo de la Real en todo el partido. Los blanquiazules se disfrazaron del Eibar de Garmendia para jugar incomprensiblemente al patadón.

Esto propició las continuas pérdidas, lo que provocó que su visitante se fuera acomodando y creciendo. Cardona dispuso de dos buenas opciones y Cucurella de otra mientras los de Mendilibar iban adueñándose de todos los apartados del encuentro. Juanmi, en una mala salida de Dmitrovic en otro buen servicio en largo de Llorente, y después Barrenetxea no consiguieron disparar a puerta. Aritz cabeceó inocentemente a las manos de Dmitrovic una falta ensayada que botó Oyarzabal.

En la reanudación arrancó el festival armero, con seis ocasiones claras de gol, entre las que se incluyen los postes de Sergi Enrich y de Escalante casi a renglón seguido con Anoeta alucinando con la penosa imagen de los suyos. Como no podía ser de otra manera, los armeros al menos salvaron un punto con una falta magníficamente ejecutada por Jordan, al más puro estilo Cristiano. El único acercamiento en los diez minutos finales de una Real sin identidad ni autoestima fue un remate de Pardo a centro de Sandro. Dos de los cambios de Imanol que, una vez más, no optó en ningún momento por variar de dibujo, solo de cromos en tres puestos. La entrada de Bautista en el minuto 89 no merece ni comentarla. Su cara lo reflejaba todo.

Lo decía un barman en la Parte Vieja donostiarra, el momento de la temporada ha sido la parada de Rulli a Joaquín, porque permitió alejarse definitivamente de las llamas del descenso. Con eso queda dicho todo, este equipo, esta plantilla y este proyecto no dan para más. Fracaso total. Y el Eibar? ¡qué maravilla cómo juega el Eibar! Menudo baile le dio aquella tarde de abril a la Real en Anoeta con un once de circunstancias plagado de parches. Una cosa de locos.