“La camiseta está en casa, enmarcada para toda la vida; lástima que no fuera la txuri-urdin”
Un cúmulo de circunstancias le deparó el sábado una oportunidad que no desaprovechó. Alex Sola debutó en Primera ante el Leganés y cumplió con nota
donostia - En junio cumplirá 20 años. Nació en Donostia en 1999. E ingresó en las categorías inferiores de la Real en 2011, para militar en el equipo infantil txiki. Desde entonces, este lateral derecho ha quemado etapas dentro de la estructura de Zubieta hasta conocer la elite el sábado contra el Leganés.
Preséntese.
-Llevo casi toda la vida en el club, a donde entré procedente del Sporting de Herrera, aunque soy del barrio de Intxaurrondo. De pequeño jugaba de extremo. Luego me pusieron de defensa central. Y he terminado como lateral. En la actualidad hay ocasiones en las que me colocan algo más adelantado, aunque soy más lateral que otra cosa.
Hábleme de lo vivido el sábado en Anoeta. ¿Cómo se sintió?
-Fue como un sueño hecho realidad: debutar en tu estadio, delante de tu gente, en tu ciudad... No tengo palabras para describir todo lo que me sucedió.
¿Cuándo supo que iba a debutar?
-Imanol nos comentó tras el entrenamiento del viernes, en la víspera del partido, que íbamos a ser 19 convocados. Para mí, entrar en esa lista ya significaba un sueño, por mucho que el mismo sábado se produjera un descarte. Lo que pasa es que Aritz Elustondo empezó a decir que se encontraba mal. Entonces, Imanol me avisó y me dijo que tenía que estar preparado. Ahí ya empecé a ver cerca la posibilidad de debutar.
Y la titularidad se la confirmaron...
-El mismo sábado, al llegar al vestuario, me di cuenta de que en la pizarra estaba puesto mi nombre. Me puse muy contento.
¿Qué consejos le dio Imanol antes del partido?
-Me pidió, principalmente, que fuera yo mismo. Me conoce bien del Sanse, así que me dijo que estuviera tranquilo y que jugara como lo hago habitualmente en el filial.
¿Y los compañeros? ¿Qué le dijeron?
-Lo mismo que el entrenador. Me comentaron que, si he llegado hasta aquí, es por todo lo que hecho sobre el campo. Así que su consejo fue también que jugara como siempre.
Hubo jugadores, Januzaj por ejemplo, que le dedicaron gestos de cariño durante el partido.
-Sí, ya recuerdo aquella jugada... Fue en los minutos finales. Estaba reventado y, tras una falta, me quedé tirado en el suelo. Janu vino a animarme y a decirme que siguiera así, que lo estaba haciendo muy bien. Fue significativo de cómo me trataron los compañeros.
¿Cómo analiza su actuación en el debut?
-Empecé algo más precavido. En la primera parte me centré en guardar la posición. No me sumé tanto al ataque, y jugué varios balones hacia atrás. Después, en la segunda mitad, al equipo en su conjunto le empezaron a salir las cosas. Y ahí sí que fui yo mismo. Lo más importante, en cualquier caso, estuvo en la victoria. El Leganés nos planteó un partido muy difícil, con su defensa de tres centrales, pero pudimos sumar los tres puntos.
¿En qué se nota más el salto de categoría?
-Se nota, sobre todo, en la calidad de los rivales y de los compañeros. También en el ritmo de juego. Los partidos se hacen diferentes, pero pienso que el sábado me supe amoldar bien a circunstancias que eran nuevas para mí.
¿Qué me dice del ambiente?
-Que desde fuera uno no llega a percibir todo lo que aprieta el público. Estando en el campo, me di cuenta de cuánto puede llegar a animar y empujar la afición.
Justo tras el descanso, dispuso de una buena oportunidad para marcar el 1-0.
-Sí. Fue en un centro de Oyarzabal, que en un principio vi venir como un globo, muy llovido del cielo. No esperaba conectar un remate así, pero me salió bien y cuando pegué al balón pensé: Hostia, que puede entrar. El portero del Leganés hizo una buena parada.
¿Fue el momento de más nervios en toda la tarde?
-No, no. Me puse más nervioso cuando supe que iba a jugar. De hecho, la jugada esta coincidió con el momento en el que el equipo empezó a ver que salían las cosas. Y eso nos vino bien a todos.
Ya con 2-0 en el marcador, Imanol tuvo que pararle los pies tras un par de regates en zona comprometida.
-Sí (risas). Como he explicado, poco a poco empecé a ser yo mismo, a intentar y a hacer más cosas sobre el campo. Hubo un momento en el que Imanol se me acercó y me pidió que estuviera tranquilo, porque todavía quedaban bastantes minutos por disputarse.
Con el Sanse, Alguacil le sustituyó en el descanso del derbi ante el Real Unión, el 7 de octubre. Y no le volvió a dar la titularidad hasta diez jornadas después, el 16 de diciembre.
-Imanol aprieta mucho al futbolista. Es su estilo. Él trabaja así. Como comentas, esta misma campaña pasé una temporada larga sin jugar. Pero hablé con él, le di la vuelta a la situación y ahora me ha llegado esta oportunidad.
Es el séptimo jugador de la estructura de Zubieta que debuta esta temporada.
-Se trata de un dato que debe hacernos sentir orgullosos. Yo lo estoy de pertenecer a un club que, en vez de reubicar a cualquier futbolista, mira a la cantera y da la alternativa a los jugadores de su filial. Es un orgullo que se confíe en los chavales del Sanse.
¿Qué ocurre en la cantera txuri-urdin para que surjan tantos laterales derechos?
-No lo sé. Pero es cierto que estamos saliendo varios últimamente. Y esto me supone un plus de motivación. Salió Odriozola y se ha marchado traspasado. Salió Zaldua y se quedó. Salió Aritz y se quedó. Ha salido Gorosabel y se ha quedado. Te fijas en todos estos casos y ves más cerca el primer equipo, aunque yo ahora mismo soy futbolista del Sanse y me centro en hacer las cosas bien con el filial. Lo primero que me toca es trabajar para seguir siendo titular abajo. Y si Imanol vuelve a llamarme, intentaré estar preparado para ayudar.
De momento ya se ha estrenado en Primera. ¿A quién dedica su debut en la máxima categoría?
-A mis padres, a todos los entrenadores que he tenido en Zubieta, a mis amigos... Y también a mis hermanos. No suelen ir a Anoeta, pero el sábado se animaron, aunque todavía no sabían si yo iba a jugar. Debutar siempre supone una alegría. Y te genera más orgullo aún si has pasado por todas las categorías inferiores del club.
¿Cambió la camiseta con algún rival o se la quedó?
-Me la quedé y me la llevé a casa. Ahí se va a quedar, en la sala, enmarcada toda la vida. Lástima que jugáramos de gris y no sea la camiseta txuri-urdin (risas).