Va de porteros
En solo ocho días, la Real ha podido jugar tres partidos de Liga con otros tantos guardametas bajo palos. No se trata de explicar y recordar aquí cuál es el cúmulo de acontecimientos que ha provocado tal circunstancia, porque no tendría espacio suficiente. El caso es que la gestión de la portería ha supuesto uno de los temas estrella de la temporada, propiciando análisis que demuestran cómo ha cambiado el fútbol durante las últimas décadas. Será que el arriba firmante se está haciendo mayor. Cuando la Real fichó a Toño, hace casi dos años, uno explicaba que asistió en su día a movimientos similares con Vergara o Biurrun como protagonistas y le miraban como las vacas al tren.
Las comparaciones son odiosas. Porque estos dos porteros llegaron a la Real destinados a jugar un papel secundario, pero también amparados por un bagaje de Primera. Toño, mientras, regresó a casa con un currículum de Segunda y Segunda B, aderezado por su experiencia chipriota. Quizás sea aquí donde fallara el club, en el perfil del meta inicialmente destinado a guardar las espaldas a Rulli. Visto lo visto con el argentino, que ha demostrado ser más bien vulnerable y dubitativo en situaciones de presión, la decisión de no colocarle al lado un portero para competirle la titularidad de tú a tú se ha revelado acertada. Pero no habría resultado descabellado buscar para el de La Plata un sustituto con mayor estatus.
¿Y ahora qué? Los tres arqueros del plantel tienen contrato en vigor para la próxima temporada. Moyá va a seguir. No veo a Rulli quedándose a la sombra del balear, ni tan siquiera intentando disputarle el puesto. Y Toño, que no es lo malo que aparentó en Valencia, no parece el meta destinado a redondear con plenas garantías una demarcación crucial.
Desde la cantera nadie llama a la puerta. Así que es posible que Olabe se decante por acudir al mercado. ¿O no? Si lo hace, yo tengo candidato. Pero no sé si todavía querrá venir, después de lo de hace cuatro años.