donostia - La cita más ilusionante del año llega con la moral por los suelos en la Real y su entorno, y en pleno debate sobre la continuidad de su entrenador. Aunque la defensa pública tanto de Jokin Aperribay como de Lorenzo Juarros ha sido contundente, la situación ya es insostenible, con unos registros más propios de un candidato al descenso que del brillante equipo que cerró la pasada campaña en sexta posición. Todo lo que no sea superar al Salzburgo o no ganar al Levante debería conllevar medidas drásticas en el banquillo.

El presidente vendió un discurso que no encaja demasiado con el coqueteo que tuvieron con Javi Gracia antes de que decidiera firmar por el Watford y no esperar a una hipotética destitución de Eusebio. Tras concretarse ese fichaje, la dirección deportiva no ha tenido claro el despido del entrenador debido, sobre todo, a que no encuentra un técnico de garantías que pueda coger al equipo hasta el final de curso sin exigir la continuidad de otro año salvo en el caso de un improbable desastre absoluto.

El pasado domingo, Jokin Aperribay, Lorenzo Juarros y Ion Ansotegi acudieron juntos a Burgos para seguir el encuentro del filial, que, una jornada más, completó una gran actuación. Si finalmente el club se ve obligado a dar el paso definitivo, todo apunta a que sería Imanol Alguacil el elegido. Solo quedarían catorce partidos o menos, lo que complicaría la llegada de un entrenador de fuera que no conociese la dinámica y las características de la plantilla del primer equipo. El técnico oriotarra, que nunca ha querido dar el gran salto porque siempre ha preferido trabajar en Zubieta con la cantera, tendría que aceptar el mayor reto de su carrera. Sin olvidar que cuando fue destituido Jagoba Arrasate y mientras se esperaba el aterrizaje de David Moyes, se sentó como segundo de Asier Santana en aquel célebre triunfo ante el Atlético de Simeone. Su trabajo en el Sanse desde ese momento ha sido extraordinario y en el club quieren apurar al máximo, porque les ilusiona que pueda incluso disputar la fase de ascenso, un factible éxito que permitiría a la cantera entrar en otra dimensión competitiva.

Eusebio se la juega en la que es la cita del año. Resulta curioso constatar el debate que se ha vuelto a abrir en el entorno realista, sobre si es conveniente tomarse más en serio el duelo de Liga ante el Levante que el de mañana ante el Salzburgo. Lo primero es que salta a la vista lo incongruente de que el club txuri-urdin afronte el choque con menor tensión, cuando lleva meses esperando el evento y hasta se lo habría tomado como excusa para no destituir antes al técnico. Los jugadores han querido desmarcarse de esa corriente conformista y derrotista al recordar que “esta competición no se juega todos los años” y que “solo piensan en el Salzburgo”.

Su responsabilidad es muy grande, ya que, en el hipotético caso de sufrir un mazazo en la ida, deberán recordar que son cerca de 2.000 los hinchas que tienen reservado su viaje hasta tierras austríacas dentro de una semana. Dicho esto con todo lo que supondría tanto para el equipo y sus dirigentes como para su relación con la hinchada, que, como salta a la vista, se ha deteriorado hasta límites impensables a principio de temporada. Es justo reconocer que pocas veces una temporada había ilusionado tanto a los aficionados realistas después de una insípida travesía por el desierto de acabar tres ligas en tierra de nadie.

La página web txuri-urdin quiso dar un paso adelante en el debate abierto sobre la importancia de la eliminatoria y elaboró un vídeo de sus jugadores entrenando a puerta cerrada y bajo el título Quieren Europa. Además, publicaron un texto en el que destacaban que “es una competición distinta, y toca reaccionar después de lo realizado en el Bernabéu. El equipo se está ejercitando con la máxima intensidad y concentración. Queremos ganar en Anoeta y conseguir el pase a octavos en Salzburgo con 2.000 realistas empujándonos in situ”.

El entusiasmo que le ponen contrasta con los registros de Eusebio en eliminatorias con la Real. Todas ellas en la Copa. Ha disputado cinco y solo ha logrado eliminar la campaña pasada a un Segunda, el Valladolid, y al Villarreal, mientras que Las Palmas nada más llegar, el Barcelona en cuartos y un Segunda B, el Lleida, le batieron.