Síguenos en redes sociales:

Respeto

RespetoRuben Plaza

A ver si nos entendemos. O mejor dicho, si nos hacemos entender. Esto no es un lloriqueo por unos fallos puntuales, pese a que hace poco leí, sin que me supusiera ninguna sorpresa, un estudio que revelaba que la Real era el equipo de la Liga con más penaltis injustos pitados en contra de los últimos años. No, eso ya lo tenemos asumido, como que ante los gigantes y en nuestro derbi (como ven he diferenciado claramente) los colegiados suelen perjudicar a la Real. Triste o no, hemos aprendido a convivir con ello y, qué quieren que les diga, aunque resulte frustrante, cuando ganas en buena lid y sin ayudas, a nosotros nos reconforta el doble. Insisto, no se trata de una protesta por una jugada puntual, como el zafarrancho de combate montado en Madrid por el escándalo que supuso para ellos que en el primer gol del Barcelona al colista el balón hubiese traspasado claramente la línea de fondo (más de un metro dijo un periodista de Cuatro; son así). No reclamamos un penalti mal pitado, un fuera de juego equivocado en una ocasión manifiesta de gol o una tarjeta roja por una falta inexistente. Lo que exigimos es simple y llanamente respeto. Respeto a un equipo histórico, centenario y campeón de dos ligas. Respeto a un club ejemplar institucionalmente, que casi nunca ha tenido problemas en los despachos con ninguno de sus adversarios ni en la Federación. Respeto a una afición tranquila, fiel y poco dada a numeritos pese a las injusticias que soporta. No es normal la actitud con la que se presentan los árbitros en Anoeta. Podemos entender que su habitual talante exhibicionista encuentra un escenario ideal en un estadio con pistas de atletismo, que le garantiza unos metros más de tranquilidad para no verse afectado por la presión ambiental. Pero lo que no se acepta es que, semana tras semana, protejan al que no quiere jugar, al que predica el antifútbol con continuos cortes para frenar el partido y perjudiquen al que propone intentar jugar al fútbol fomentando el espectáculo.

No, la afición de la Real no salió indignada de Anoeta el lunes porque se sintiera robada. Nadie lo percibió así ni acusó al colegiado de ser el responsable de que su equipo no ganara. Su queja es muy distinta. Lo que está es cansada de ver que el visitante hace el doble de faltas y termina con las mismas tarjetas. Que a la primera infracción que hace un txuri-urdin en su campo, le muestren la amarilla, algo que jamás sucede cuando actúa a domicilio, donde parece que tienen que romperle una pierna a uno de los suyos para que sea amonestado un rival a la primera (a Iñigo y Kevin les han lesionado y no se pitó ni falta). Que permitan unas pérdidas de tiempo que rayan lo ridículo y la tomadura de pelo y luego descuenten muchos menos minutos que cuando la Real compite lejos de su guarida y tiene un resultado que defender. Nos indigna que colegiados que son cobardes y caseros en otros feudos de Primera se conviertan de la noche a la mañana en valientes al visitar Anoeta e incluso abandonen el terreno de juego con la actitud desafiante con la que lo hizo el lunes el incompetente Melero López en plena bronca.

Que conste que no voy a ser yo quien le saque la cara a Illarra, porque su expulsión fue justa. Con las protestas no hay atenuantes, por mucho que los jugadores se sientan tan frustrados y exaltados como nosotros. Como estrella de la Real, su roja fue un error importante que esperemos que no se pague caro el domingo. Lo increíble es que luego bajara Lorenzo Juarros al vestuario indignado y los medios de comunicación madrileños se lo tomasen a pitorreo. En plan "¿pero qué les pasa a estos ahora?". El comentario en El partido de las doce no tuvo desperdicio. Incluso Palomar, de Marca, llegó a decir que no podemos quejarnos porque David López no frenó a Januzaj en la jugada de gol debido a que le habían mostrado una tarjeta por protestar. Delirante. ¡Solo pararon tres minutos el partido por esas quejas antes de que se ejecutara el libre directo! Pero, bueno, De la Morena había preguntado minutos antes en su cadena a ver quién era Loren... Reitero, solo respeto. El mismo respeto que tampoco se tiene con la Copa. No se comprende que, después de tantos años de quejas unánimes de equipos de todas las categorías, la Federación no haya cambiado el formato de una competición preciosa y emocionante que cada vez interesa menos al hincha. Y, por supuesto, respeto. El que debe tener la Real a un torneo al que ha menospreciado durante un cuarto de siglo provocando la mancha más negra de su historia. Ahora que hemos recobrado la atracción por el campeonato y por fin nos lo volvemos a tomar en serio gracias a la ambición de Eusebio, es un buen momento para recordar que Anoeta es un estadio huérfano de emociones fuertes coperas. Estamos a tiempo de solucionarlo. Pero hay que ponerse manos a la obra desde hoy en Lleida. ¡A por ellos!