donostia - Desde el retiro del Getafe en Segovia, donde la plantilla de José Bordalás se encuentra concentrada desde la noche del miércoles, Markel Bergara atiende la llamada de NOTICIAS DE GIPUZKOA entre el entrenamiento matinal y el vespertino. Tras la paliza física que inaugura el stage, el centrocampista repasa una última temporada difícil y una carrera en txuri-urdin.

Se va una temporada cedido al Getafe, pero le quedan dos años de contrato con la Real. ¿Ha sido una despedida definitiva?

-Si te soy sincero, no es algo en lo que haya pensado mucho todavía. Estoy centrado en la temporada que acabamos de empezar, en hacer un buen trabajo en el Getafe y en cumplir las perspectivas colectivas que se ha marcado el equipo. Como comentas, me quedan dos años de contrato con la Real y nunca hay que cerrar las puertas a nada, pero prefiero enfocarlo todo hacia esta próxima campaña.

¿Cuándo supo del interés del club madrileño?

-Durante la pasada temporada, fui viendo que mi situación personal en la Real era complicada. Decidimos entre todos que, si se presentaba una oportunidad que beneficiara a las distintas partes implicadas, la estudiaríamos. Y ha surgido la opción del Getafe. Es un club que ha mostrado mucho interés en mí desde un primer momento. Si a eso le unes que el proyecto me ilusiona y que tanto a mi mujer como a mí nos atrae venir a vivir a Madrid, he decidido aceptar. Hay que tener en cuenta que ahora soy aita y tengo una familia. No es como cuando tenía 20 años. Entonces había cosas que no tenías tan en cuenta.

¿Le llamaron antes de ascender a Primera?

-No. Mis representantes me iban comentando durante las vacaciones las opciones que podían existir. Pero el Getafe fue el último equipo en subir. Los contactos surgieron a raíz del ascenso. Como te decía antes, el club apostó muy fuerte por mí y les estoy agradecido. Ahora quiero devolverles esa confianza.

En un principio se habló de que su idea era marcharse al extranjero.

-Durante los últimos meses de la pasada campaña me veía ya más fuera que dentro de la Real. Y, efectivamente, mi intención era la de marcharme fuera: conocer una liga nueva, jugar en estadios nuevos, contra equipos nuevos... Pero ningún equipo ha insistido tanto en mí como el Getafe. Eso es lo que me ha hecho ilusionarme con este proyecto, y por esa razón he aceptado.

El final de esta última temporada se le habrá hecho duro, pero empezó la Liga contando para Eusebio.

-Recuerdo que durante el pasado verano, en pretemporada, me sentía titular. Y, de hecho, empecé la Liga siendo titular en algunos encuentros. Pero todo cambió a raíz de la lesión que sufrí a finales de septiembre. Si hasta entonces era el futbolista número doce o trece de la plantilla, a raíz de mi recuperación vi que las prioridades del míster habían cambiado. Lo asumí con normalidad.

¿Lo pasó mal durante la convalecencia? No volvió a jugar hasta marzo.

-Lo que sufrí fue un edema óseo. Se trata de una mierda de lesión, así de claro. Es un problema que surge en el interior del hueso y que además no requiere de una rehabilitación específica. Solo hay que dejar pasar el tiempo y ver si te recuperas. Los médicos no te pueden decir si vas a poder jugar en dos, cuatro o seis meses. Y así anduve. Empezaba y paraba. Empezaba y paraba. Es algo que te crea mucha frustración. Pero, por suerte, ya tengo la lesión plenamente superada.

Encima coincidió en el tiempo con los mejores meses de la Real en muchos años, al menos en cuanto a calidad del juego.

-Sí , sí. La temporada en general resultó muy buena. Se ganaron muchos partidos. Pero el nivel de aquellos dos o tres meses fue espectacular. Yo estaba en la grada y era una maravilla ver jugar al equipo.

¿Le queda la pena de no haberse podido despedir en el campo?

-Bueno... Ya tengo una experiencia en el mundo del fútbol y, cuando tú estás dentro de una plantilla, enseguida percibes las cosas. Llevaba tiempo viendo que el míster apostaba por otros compañeros y tenía la situación bastante asumida. Aunque sí que es cierto que sentía cierta envidia sana al no poder participar sobre el campo en lo que se estaba consiguiendo.

¿Celebró el billete europeo en Vigo con un punto de tristeza?

-No. Cuando estás en el césped y vives algo como aquello siempre va a resultar más emocionante que si te pilla en la grada, como fue el caso. Pero yo soy de la Real. Siempre he sido de la Real. Y en Balaídos disfruté muchísimo.

¿Tiene más mérito ser de la Real en Elgoibar que en otros sitios?

-Bueno. Sí que es verdad que estamos en la muga con Bizkaia y que hay bastante gente del Athletic. Recuerdo bonitos piques sanos cuando era txiki. Pero te diría también que en Elgoibar la tendencia generalizada es txuri-urdin.

Desde que entró en las categorías inferiores de la Real ejerció de recogepelotas en Anoeta.

-Sí. Me pillaron ahí las temporadas de Juan Gómez como pivote. Fue una época de la que guardo un grato recuerdo. Y eso que no iba a todos los partidos. Viajaba desde Elgoibar y a veces no podía hacerlo.

¿Pensaba que algún día sería protagonista sobre el verde del estadio?

-Yo soy de los que piensa que, hasta alcanzar el Sanse, lo mejor es tomarse las cosas con naturalidad, y disfrutar de la oportunidad que se le presenta a uno por el simple hecho de ir a Zubieta a entrenar y a mejorar. Y eso que, en mi caso, salía de la ikastola a las cuatro y media, iba en autobús a entrenar y luego no llegaba a casa hasta las diez de la noche. Era duro, pero yo lo disfrutaba todo. También los viajes. Y además pienso que todo ello me sirvió, por ejemplo, para madurar rápido. Lo hice antes que todos mis amigos de la cuadrilla.

Pero usted era internacional con España en distintas categorías inferiores. ¿De verdad que no soñaba con dar el salto definitivo?

-Lo hice a raíz de pasar al Sanse. Ahí la cosa cambia. Empiezas a entrenar por las mañanas, algún día trabajas con el primer equipo... Lo ves muy cerca y es entonces cuando dices: Venga, tengo que dar el do de pecho que el sueño es posible.

¿Qué tal luego la experiencia de sus cesiones a Eibar y Vecindario?

-Dura, porque además descendimos a Segunda B en ambos casos. Pero todo sirve para aprender. Recuerdo que solo tenía 18 años, y que entraba en vestuarios con gente veterana, con familia, que luchaba por ganarse un futuro jugando a fútbol.

Diez años en la primera plantilla. Elija entre ascenso o Champions.

-Es difícil. Si lo llevo al terreno personal, me quedo con la cuarta plaza y la participación en la Champions. Viví todo aquello con mucha pasión, siendo protagonista en mayor medida. El ascenso también supuso una alegría muy grande pero, en mi caso, influyó mucho el no haber formado parte previamente de la plantilla que descendió. Muchos compañeros tenían esa losa encima, y cuando volvimos a Primera lo percibieron todo como una liberación. Fue muy importante para ellos. También para mí, claro. Pero desde una perspectiva algo distinta.

¿El peor recuerdo?

-Krasnodar, sin duda. Nos marcó a todos. Después de entrar en la Champions y afrontar una temporada tan cargada de partidos, volver a entrar en Europa, aunque fuera a través de las rondas previas, fue sinónimo de haber hecho una muy buena campaña. Pero nos eliminaron en Rusia. Y además cómo...

El equipo entró en una mala dinámica que se ha revertido con Eusebio. Ha comentado varias veces que ni siquiera ha necesitado hablar con él para decidir salir.

-Ni él me ha dado una explicación ni yo se la he pedido. Como decía antes, tenía claro que no era una de sus prioridades. Al final, hemos tomado una decisión buena para todos.

¿Estamos ante una cuestión de estilo de juego al que no se adapta el futbolista?

-No lo sé, tampoco creo que haya que darle muchas vueltas al asunto. Un entrenador siempre intenta poner a los que considera mejores. Yo, por mi parte, tengo que ser autocrítico y asumir que no he entrado en sus planes.

¿Va a agradecer no poder jugar contra la Real esta temporada? Una cláusula lo impide.

-Por un lado, pienso que se me habría hecho muy difícil jugar contra la Real, una experiencia que nunca he vivido. Pero, por otra parte, la situación sí que me genera cierta curiosidad: qué habría sentido, cómo se habría dado la cosa... No podrá ser y lo entiendo perfectamente.

No se le habría ocurrido meterle un gol a sus excompañeros, ¿no?

-No soy yo de hacer muchos goles...

Illarra ya marcó uno en Anoeta con el Madrid, casi sin querer.

-Conforme me hacías la pregunta anterior me estaba acordando de aquello. No quería decir nada, pero ya que lo recuerdas tú... (risas). A ver si conseguimos ver puerta más a menudo y, sobre todo, a ver si a la Real y al Getafe nos sale una buena temporada.