Derbi en blanco y azul
Los exjugadores Alberto, Kodro y Sergio Rodríguez recuerdan sus Real-Alavés
donostia - La Real cierra el círculo de los derbis en esta primera vuelta de forma temprana, ya que solo se llevarán disputadas nueve jornadas con la de este fin de semana y ante un emergente Alavés que se ha convertido en la revelación de esta Liga. Los vitorianos regresan a Donostia para enfrentarse al primer equipo realista ocho campañas después, tras haber superado una larga travesía por el árido desierto de las dos segundas divisiones. Alberto López, Meho Kodro y Sergio Rodríguez, con pasado en txuri-urdin y albiazul, rememoran antiguas batallas entre ambos equipos y destacan la excelente relación y el gran ambiente que siempre se ha respirado entre ambas aficiones.
ALBERTO LÓPEZ 1993-2009 (jug.); 2011-... (entr.)
“Son semanas largas y partidos cerrados”
Durante los cinco años de máximo esplendor alavesista, una figura aparecía de manera permanente en el lado txuri-urdin. Hasta 372 partidos acumuló Alberto López defendiendo la portería del club de su vida. Seis de ellos fueron derbis con el que después acabaría siendo el club que le diese las riendas de su banquillo, viviendo también momentos históricos: “Tradicionalmente, para la Real el derbi siempre fue contra el Athletic, pero con la aparición del Alavés tuvimos otro derbi en Primera con todas las de la ley. Ya se veía la manera de funcionar del club, esos que van creciendo con base firme poco a poco. Y aquello desembocó en la final de la Copa de la UEFA”.
Uno de los duelos más recordados de aquella época lo vivió el irundarra desde el banquillo de Mendizorroza, que luego tan bien conocería, ya que su puesto lo ocupó su habitual reserva, Roberto Olabe, actual director de fútbol de la Real. El último partido de la campaña 1998-99, en el que el Alavés se jugaba la permanencia un año después de subir. El gol de Julio Salinas con la mano y el de De Pedro pidiendo perdón a la grada por marcar son muy recordados: “Me acuerdo del derbi de la salvación, cuando nos ganaron 2-1 para salvarse. Nos tocaron momentos de urgencia. Me acuerdo otro año con Mané que para nosotros era muy importante; empezamos 0-1 y luego le dieron la vuelta”.
A Alberto le tocó ser protagonista de muchos derbis. Y los recuerda siempre como partidos muy especiales y semanas que se hacían eternas en las que era prácticamente imposible aislarse. “Son partidos que suelen ser muy cerrados y yo recuerdo que se me hacían muy largos porque estabas dándole vueltas toda la semana. Siempre tienes cerca a alguien que te lo recuerda, que te dice que es especial, que hay que ganar al vecino, siempre viaja muchísima gente... Son fiestas del fútbol y yo recuerdo que había muchísimo respeto. Ves gente mezclada con las camisetas de los dos equipos y eso es agradable. Esta temporada hay una cantidad de derbis vascos que me gustaría que se pudiesen repetir durante muchas temporadas. Me encanta que en una región tan pequeña haya tantos equipos en Primera”, detalla.
Alberto no puede dejar de ser realista, porque es el club que le dio todo. Pero un cachito de su corazón se quedó en Mendizorroza. Con su afición. Por ella se alegra especialmente del regreso a Primera y también le enorgullece ver a los Manu García, Víctor Laguardia o Raúl García con la camiseta albiazul después de haber estado a sus órdenes. “Es un premio y una fiesta para una afición que siempre está con el equipo por poco que le des. Es una maravilla ver ese fondo de Mendizorroza. Es un equipo de Primera. Son solo 100 kilómetros de viaje, así que va a ser una fiesta bonita de vivir. Cuando ruede el balón habrá disputa y será lo que sea, pero seguro que se vivirá una fiesta”, asegura.
MEHO KODRO 1985-2000
“Las aficiones no van de la mano, pero casi”
Para recordar el derbi en blanco y azul en Primera hay que retrotraerse a los años gloriosos del Alavés. Y uno de los protagonistas en la mejor campaña liguera en la historia del Alavés, la 1999-00, fue toda una leyenda realista: Meho Kodro. El bosnio se destapó como gran goleador durante cuatro temporadas en Donostia, en las que acabó marcando todo lo que le llegaba, y, tras pasar por Barcelona y Tenerife, desembarcó en Vitoria, donde contribuyó con cinco goles a la clasificación para la UEFA.
“Me lo pasé muy bien en todos los sentidos. Como club, en la ciudad, en el vestuario. Nos metimos en buena dinámica desde el principio, todo funcionaba e iba sobre ruedas. Los jugadores teníamos una confianza muy grande y fue muy bonito. En la última jornada en Bilbao luchando por la Liga de Campeones...”, rememora.
La visita a Donostia, la que hoy sigue siendo su casa mientras ve fútbol a la espera de encontrar algún banquillo, estaba marcada en rojo, como siempre que le tocó volver: “Siempre cuando volvía a Anoeta tenía un sentimiento especial, pero muy extraño. Era mi campo y mi público, pero te debes a tu equipo y cuando saltas al campo son unos pocos minutos que se pasan y luego te centras en el partido”.
De sus derbis, el bosnio se detiene especialmente en la cordialidad entre las aficiones. Algo que le chocó después de sus experiencias en la antigua Yugoslavia. “Me sorprendió de los derbis que las aficiones están juntas. No van de la mano, pero casi. Independientemente de lo que pase en el partido, después se reúnen y siguen la fiesta, Me gusta mucho esa forma de vivir el fútbol. Cada uno apoya al suyo durante el partido, pero antes y después hay unión entre las aficiones. Todo muy diferente a lo que yo estaba acostumbrado”, asegura.
Kodro vivió este derbi como jugador con la camiseta del Alavés, pero en la etapa de los vitorianos en Segunda B también se enfrentó a ellos como entrenador del filial realista. Desde el césped o desde el banquillo, tiene claro que son partidos “diferentes”. “Hay mucha más carga emocional. Es un partido que empieza siete, diez o quince días antes. Sales a la calle y te hablan, coges el periódico y lo ves, el vestuario... Te vas metiendo poco a poco y es una carga emocional que llevas al partido. Son diferentes”, explica un Kodro que anima a las aficiones a disfrutar de Donostia antes y después del partido: “Es un día bonito para disfrutarlo en la calle porque se respira fútbol”.
S
“El ambiente era de Primera”
Pocos son los futbolistas que, en los tiempos modernos, hayan vivido este derbi desde los dos bandos. Uno de ellos es Gaizka Garitano, actual entrenador del Deportivo. El otro, Sergio Rodríguez. Caminos cruzados los del vizcaino y el riojano: el primero cambió Donostia por Vitoria, lo contrario que hizo el segundo. Con los dos clubes en Segunda, se enfrentaron en la temporada 2007-08 y en la 2008-09 cambiando de camiseta. Asentado hoy en su Logroño natal, donde ejerce de profesor y ayuda a las categorías inferiores del Unión Deportiva Logroñés, recuerda esos derbis como si se hubieran jugado ayer. No en vano, vivió en primera persona uno de los partidos más memorables de la historia del Alavés y desgraciados de la txuri-urdin: la remontada (3-2) con dos goles en el descuento en Mendizorroza en la penúltima jornada de la 2007-08 que evitó el descenso local y privó a la Real de colocarse a falta de una victoria en la última jornada ante el Córdoba en Anoeta para ascender.
“Ha sido el partido más emocionante que he vivido en mi carrera. Estábamos en una situación dramática, todo el mundo nos daba por descendidos con lo que suponía aquello para un club que económicamente estaba muy mal, el año fue muy difícil... En el minuto 90 estábamos en Segunda B y cinco minutos le dimos la vuelta y eso nos abrió la puerta a la salvación. Fue la leche. Salió gente al campo y yo no sabía si había terminado el partido o no”, rememora el riojano.
Mucho antes, en la primera vuelta, se produjo la visita a Anoeta. Recuerda de aquel momento “el ambiente de Primera que había, con mucha gente en el estadio desde mucho tiempo antes del partido y mucho colorido en las gradas”. En un partido “feo”, la Real se llevó el triunfo con un gol de Elustondo, pero en la memoria queda el aroma de partido grande: “Me dio la sensación de estar jugando contra un equipo de Primera. Más de 20.000 personas, cuando llegamos a Anoeta ya había mucha gente con camisetas... El campo tiene pista de atletismo, pero ni se notaba. Yo tenía la misma sensación que cuando iba a Las Gaunas de pequeño a ver al Logroñés en Primera. Cuando pasaba algo, un uy o una falta, había una gran exclamación. Era un ambiente de Primera”.
Al final del curso, cambió de camiseta. Y fue protagonista marcando en el primer minuto del nuevo derbi en Anoeta, aunque luego llegó el empate alavesista. “Era muy especial, porque venía de estar muy a gusto en Vitoria y la situación crítica que vivimos nos unió muchísimo. Yo le tengo mucho cariño al Alavés, donde viví muchos momentos duros que acabaron siendo buenos. Fue muy especial porque conocía a todos y justo al salir voy y marco. Fue una sensación muy rara ese gol”, evoca.
La vuelta fue también un momento especial para el riojano. Justo esa misma semana del derbi, Sergio Rodríguez inauguraba un restaurante en Vitoria. En La Tagliatella se juntaron muchos amigos que unos días después serían rivales: “Fue todo muy cercano porque entre unos y otros también se conocían. Estábamos ahí todos juntos cenando cuando el sábado teníamos partido. En ese sentido, fue raro y lo viví con especial emoción porque conseguimos reunirnos justo antes del partido”. De nuevo marcó la Real primero, pero la victoria también se quedó en Mendizorroza (2-1).
En resumen, bonitas e inolvidables postales en txuri-urdin y en albiazul que se volverán a reeditar este sábado en Donostia. - N.G.
Más en Reala
-
Zubimendi, en su despedida de la Real: "He superado todas mis expectativas"
-
¿Quién es el mejor sustituto de Martin Zubimendi en el centro del campo de la Real?
-
El Arsenal anuncia el fichaje de Martin Zubimendi: ya es oficial
-
Zubimendi se marcha de la Real: algo se muere en el alma, cuando un canterano se va