FIFA amenaza a España por seguir la doctrina de Euskadi
La federación vasca lleva un año tramitando fichas de hijos de inmigrantes, pese a las prohibiciones del máximo organismo futbolístico
donostia - La Real ha cerrado en los últimos días el fichaje de Enis Bocard, un delantero futbolista sub’16 del Aviron Bayonnais. La entidad realista ha contado con la complicidad de la distancia geográfica, al ser inferior a 50 kilómetros desde el club de Iparralde, convenido del Athletic, hasta la frontera. El vecino, que también le pretendía, no podía incorporarlo aún debido a una de las últimas restricciones de FIFA en cuanto a futbolistas comunitarios menores de 16 años.
Hacen bien ambos equipos vascos en andar con pies de plomo con las limitaciones del máximo organismo futbolístico, porque la cuestión no es baladí y todo parece indicar que en las próximas semanas se puede reproducir una importante controversia con la política del Gobierno español. Como ya recordarán, el Barcelona ya ha pagado con un año sin reforzarse su estrategia de contratar a menores de edad y el Real Madrid y el Atlético siguen pendientes de la resolución de sus expedientes en el TAS, pero todo parece indicar que, salvo sorpresa, van a sufrir el mismo castigo.
El problema y la clave del conflicto es que, por un fin loable como es evitar el tráfico y el desamparo de niños y protegerles a los formadores de abusos de entidades con mayores recursos, la FIFA ha endurecido sus limitaciones con los menores hasta tal punto de que se va a generar un conflicto entre sus normas deportivas (privadas y suizas) y las legislaciones jurídicas de los países, en este caso las españolas, y en el que está jugando un inesperado y relevante papel tanto el Gobierno como la federación vascas.
En este choque, también subyace la polémica que mantiene la Federación española y su presidente Ángel María Villar, con el ejecutivo español. Hay que remontarse hasta 2005 para recordar que en la sede de este último organismo se produjeron diferentes reuniones entre los diferentes colectivos integrantes del mundo del fútbol, a fin de atajar y prevenir incidentes violentos, racistas y xenófobos. El documento firmado por todos los presentes, entre los que se encontraba el propio Villar, contenía 31 medidas. En una de ellas, el CSD y la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración se comprometían a promover e impulsar un proceso de modificación de las reglamentaciones deportivas para permitir la participación de deportistas extranjeros aficionados que estén residiendo en nuestro país. Fruto de la iniciativa, se modificó el artículo 32 de la Ley 10/1990, cuyo párrafo segundo recoge que “para que las federaciones de ámbito autonómico puedan integrarse en las federaciones deportivas españolas o, en su caso, mantener esa integración, deberán eliminar cualquier restricción que impida o dificulte la participación de extranjeros que se encuentren legalmente en España y de sus familias en las actividades deportivas no profesionales que organicen”.
Años después, y al agravarse el tema del mercadeo de jóvenes, la FIFA decidió endurecer su política de fichajes y primeras inscripciones de menores de edad cuando hay algún elemento internacional. En el Reglamento para el Estatuto y la transferencia de jugadores aparece la redacción de los artículos 19 y 19 bis, referidos a inscripciones, fichajes y academias con menores de edad extranjeros o que procedan del extranjero. Se impone que dichas actuaciones tengan autorización previa y expresa de la Comisión del Estatuto del jugador de FIFA, que además se restringe a los tres supuestos conocidos: la regla de los 100 kilómetros (50+50) entre domicilio y club (gracias a la que la Real se ha hecho con Bocard), la libre circulación en el ámbito europeo con más de 16 años si se tutela adecuadamente al menor (estas dos hubieran motivado que Griezmann no pudiese jugar en la Real hasta esa edad) y la demostración de que existe un traslado de residencia y país que no obedece al fichaje (trampa habitual utilizada por los clubes al darle trabajo a su familia). Además, dicha circunstancia es imposible de demostrar por la mayoría de inmigrantes al carecer de un contrato de trabajo al momento de salir de sus respectivos países.
La consecuencia es que los menores de 16 años no podrían ser inscritos en las competiciones federadas a ningún nivel, aun teniendo residencia legal adquirida en España. En la sanción al Barcelona en 2015 se intensificó el control sobre las federaciones autonómicas hasta tal punto que la prohibición alcanzaba de la misma manera a los hijos de inmigrantes que querían competir en equipos de elite, como a los que querían jugar en simples club de barrios.
Es en este escenario dónde aparece la figura del Ararteko quien, en su Informe de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia, en el punto 2.8, Derecho a la no discriminación, se hizo eco de las quejas de padres foráneos que no pueden inscribir a sus hijos en equipos y resuelve de “manera positiva los problemas para la obtención de las licencias para la práctica de fútbol federado”. Esto significa que desde hace un año, en Euskadi se están tramitando fichas a los extranjeros, algo que no sucede, al menos hasta ahora, en el resto de comunidades autónomas. Esto no afecta a sus conjuntos profesionales como la Real, que, lógicamente, han respetado a la FIFA para evitar un castigo.
Tras la denuncia de un colombiano de 16 años, al que impedían inscribir, y que incluso solicitó la inhabilitación de Villar y el presidente de la Federación Madrileña, Vicente Temprado, la FIFA ha remitido un escrito al Gobierno español en los últimos días amenazándole con que seguía sin cumplir la norma iba a expulsar a los equipos españoles de las competiciones internacionales. No hay que pasar por alto que el bilbaino es el actual vicepresidente de la FIFA, por lo que es fácil suponer que toda esta polémica está instigada y auspiciada por él, ya que se supone que debe conocer la actuación de la federación vasca.
En este caso, el del colombiano, el Consejo Superior de Deportes no tiene intención de acatar su decisión al topar con la Ley Orgánica 1/1996 de protección jurídica del menor o de Tratados y Convenios internacionales sobre derechos y protección de la infancia, al parecer “ilegal que las federaciones deportivas españolas contengan o interpreten restrictivamente los requisitos FIFA exigidos para obtener una licencia por parte de los extranjeros con situación legal en España. Hay un problema pero se trata de una materia pública, que excede a la interpretación privada federativa. Las federaciones autonómicas, si quieren estar integradas en las españolas, deben garantizar la participación de los extranjeros en situación legal en España en las competiciones deportivas no profesionales, en igualdad con los españoles”.
El planteamiento del organismo deportivo es que, al tratarse de una entidad privada, las normas o leyes de la FIFA nunca pueden estar por encima de la legislación española.
El problema es que ya sabemos cómo se las gasta la entidad presidida por Gianni Infantino y aunque el CSD comparte y quiere seguir el ejemplo marcado por la federación vasca, al considerar que está haciendo lo correcto en algo tan básico como es el respeto de la igualdad y los derechos humanos, no se descartan que el fútbol español reciba en breve un severo castigo como medida disuasoria e intimidatoria.