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“La Real tuvo una práctica que no debió tener”

Aperribay rechaza la forma de fichar del club entre 2004 y 2008, que implicó a al menos 24 futbolistas extranjeros

“La Real tuvo una práctica que no debió tener”

donostia - “La Real Sociedad hizo algo mal antes de 2008: tuvo una práctica de contratación de jugadores que no debió hacerlo y estamos pagando por ello”. No era el presidente en el periodo de autos, pero el actual mandatario del club, Jokin Aperribay, entonó ayer el mea culpa en su primera intervención pública desde que el domingo se dieron a conocer los papeles de Panamá, en los que aparecieron implicados tanto el club como siete de sus jugadores extranjeros entre 2004 y 2008.

A las revelaciones ya conocidas en la due diligence de 2008 y repetidas el domingo, que vincularon a Darko Kovacevic, Sander Westerveld, Nihat Kahveçi, Valeri Karpin, Gabi Schürrer, Tayfun Korküt y Mattias Asper con el bufete panameño Mossack Fonseca, hay que sumar casi dos decenas de jugadores y entrenadores que aparecen junto a cinco de ellos (los casos de Asper y Tayfun no fueron investigados al estar prescritos) en las diligencias forales de 2009 y que concluyeron aquel agosto en dos actas de conformidad. La primera, por las retenciones a cuenta por rendimientos del trabajo del IRPF, y la otra, en concepto de No Residentes.

Ambas se cerraron con un compromiso de pago de 11,3 millones de euros (9,7 millones por IPRF y 1,6 por No Residentes, con sus respectivos intereses de demora) que ayer Jokin Aperribay confirmó en Onda Vasca y que elevó la deuda de la Real con la Diputación a 23,15 millones: “Hacienda no perdonó un euro a la Real y la interpretación de pagar que hizo fue la más alta que se podía”.

En palabras del presidente realista, que insistió en que lo publicado estos días está “regularizado”, en el concurso de acreedores “se meten como préstamos participativos y se están pagando. ¿Cuánto ha pagado desde entonces? 14 millones de euros por ese concepto. Quedan por pagar exactamente 9 millones de euros”, cuando la Real se comprometió hace apenas cinco años a pagar en 30 años.

Además de los siete futbolistas ya conocidos hay que incorporar al expediente a Björn Kvarme, Lee Chun Soo, Rulo Romero, Jeremie Brechet, Luiz Alberto, Fabiano Rossatto, Mark González, Morten Skoubo, Claudio Bravo, Fabio Felicio, Savio Bortolini, Dalibor Stevanovic, Víctor López, Germán Herrera y, en Segunda División, al futbolista David Vaughan, y los técnicos Chris Coleman y Steve Kean.

Son al menos 24 jugadores extranjeros que formaron parte de la Real entre 2004 y 2008 los que, a través de sociedades intermedias radicadas en Holanda (bajo la denominación IMFC Licensing B.V.), Portugal (en Madeira: Flefield Consultoria Economica e Investimentos, Sociedade unipersonal, LTA; y Evium Servicios de Constultoria, LDA) y Suiza (WSM Soccer Management GMBH), cobraban en sociedades de terceros países, según se desglosa en la diligencia del 23 de marzo de 2009.

El objetivo que se recoge en las 20 páginas del acta de conformidad del IRPF suscrita aquel agosto era “que los jugadores no declararan estos ingresos en la Hacienda Foral de Gipuzkoa y evitar su gravamen, incluidas las correspondientes retenciones”, que por IRPF rondarían el 40%.

Cuando el club se hacía con los servicios de un jugador extranjero, pagaba por sus derechos federativos -el documento que sirve para inscribir al futbolista en una competición- dos veces. La primera, al club de origen caso de que el jugador no llegara libre.

Pero la Real pagaba una segunda vez por un derecho que ya había adquirido. Lo hacía a una de las sociedades de Holanda, Portugal o Suiza, que a su vez, traspasaba el dinero a una tercera sociedad abierta ex profeso al fichar por la Real. Según los inspectores, era parte del salario.

Como recoge el acta de conformidad firmada por uno de los dos inspectores -el segundo estaba de vacaciones-, los dos administradores concursales (Antton Ibargutxi y Cristóbal Mañero) y el propio Aperribay junto al entonces secretario del Consejo y hoy vicepresidente, Ángel Oyarzun, “procede calificar los pagos efectuados por la Real a estas sociedades como retribuciones del trabajo personal de los futbolistas”.

Años antes de conocerse los papeles de Panamá, los inspectores concluyeron que estas sociedades eran “siempre residentes en paraísos fiscales (en muchos casos las Islas Vírgenes Británicas) y tal y como se ha comprobado en varios casos, no son más que una sociedad instrumental detrás de la que se esconde el propio jugador”.

Hasta tal punto llegaba que los contratos de la Real con las sociedades intermedias contemplaban detraer hasta la cuantía de las sanciones deportivas, que son intransferibles, pese a que los documentos entre ambas se justificaban con base en la cesión de los derechos federativos.

“En las actas está recogido el caso exacto y no es algo nuevo, que a la Hacienda le vaya a sorprender, y que está todo explicado”, dijo Aperribay en una entrevista en la que dio diversas explicaciones antes de desvincular al club de estas sociedades.

Jurisprudencia “La Real no tiene conocimiento de si esas sociedades que pertenecen y pertenecían a los jugadores siguen en vigor o dónde están registradas exactamente”, lo que contrasta con lo que publicó el lunes El Confidencial: “Una persona de la Real Sociedad, generalmente (el gerente) Iñaki Otegui, se ponía en contacto con Mossack Fonseca para tramitar la apertura de una sociedad offshore para un jugador extranjero a las pocas semanas de su fichaje por el club txuri-urdin”.

Aperribay defendió la condonación de la sanción que podía haber ido junto a la deuda y los intereses de demora de 11,3 millones por ser una práctica generalizada en el fútbol de aquellos años.

Citando “supuestos semejantes en donde otros clubes habían comprado derechos federativos de jugadores”, el presidente realista enumeró sentencias sobre el FC Barcelona, el Atlético de Madrid, el Celta, el Valladolid, el Mallorca y el exfutbolista Luis Figo en las que el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional estimó la misma posición que defendía la Real ante la Hacienda foral, que terminó por no imponer la sanción de 6,4 millones.

El presidente ensalzó el acuerdo al que llegó con la Diputación en 2009, también en el convenio de acreedores: “Si no llega a un acuerdo con Hacienda y no hay préstamos participativos, el club se hubiese disuelto”. Algo más de cinco años después, la Real ha pagado, en palabras de Aperribay, 14 millones de los 23,15. Y dio un dato más: desde 2011 y hasta 2016, la Real habrá pagado a Hacienda en cantidades regulares y las deudas 110.495.582,41 euros.

Más de 110 millones con los que Aperribay quiso evidenciar que “la Real está absolutamente ocupada y preocupada de cumplir escrupulosamente con todo y de ser partícipe con la sociedad guipuzcoana como la Real Sociedad se merece. Es lo que le corresponde, lo que le toca y está encantada de poder hacerlo”.