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El colmo de la irregularidad

inquietud la real cumple una vuelta entera con eusebio, que no ha superado ni el inicio de moyes

El colmo de la irregularidad

donostia - Uno de los rasgos más inquietantes de la Real de Jagoba Arrasate y de David Moyes fue su falta de fiabilidad. Con la llegada de Eusebio, aunque solo fuese por unas semanas, el equipo ofreció una estabilidad que invitaba a pensar que iba a ser más regular en sus resultados. Pero nada más lejos de la realidad. El vallisoletano recogió el pasado día 4 el premio que le acreditaba como el mejor entrenador del pasado mes de febrero. Sin embargo, solo 18 días después está viviendo la otra cara del fútbol debido a que la Real es el peor conjunto de marzo. Los blanquiazules solo han sumado un punto de doce posibles, con sus derrotas consecutivas ante Celta y Las Palmas y el pobre empate en Anoeta frente al colista Levante.

La visita de Las Palmas sirvió para que Eusebio cumpliera una vuelta entera. Desgraciadamente, las buenas sensaciones iniciales y la racha de cuatro victorias consecutivas que parecían engancharle a la lucha por Europa se han disipado con la crisis de cinco encuentros sin sumar tres puntos, que ha provocado que se vuelva a mirar hacia abajo con la lógica preocupación. Más aún cuando el bache podría prolongarse con dos previsibles episodios más con el viaje al Sánchez Pizjuán, donde el Sevilla acumula 17 triunfos consecutivos en todas las competiciones, y la siguiente visita del Barcelona, que no está dejando escapar demasiados puntos esta campaña.

En total, el balance de Eusebio es de lo más equilibrado, puesto que ha ganado siete duelos, ha empatado cinco y ha perdido siete. Y el resumen es que se esperaba más, sobre todo cuando la plantilla es la más cara de la historia, cuando los jugadores cambiaron de actitud que mantuvieron con el anterior técnico y cuando las señas de identidad del preparador de La Seca parecían ajustarse más a las características del equipo.

Tras un comienzo esperanzador, con tres victorias en casa de cuatro posibles ante Sevilla, Eibar y Valencia, a los realistas les costó encadenar una serie de marcadores que les permitiese alejar de forma definitiva la amenaza del infierno. Las primeras justificaciones fueron la exigencia del calendario y la plaga de lesiones que motivaron incluso que, solo dos meses después, en el duelo ante el Málaga en Donostia faltaran siete futbolistas que habían salido de titulares solo dos meses antes en el Bernabéu.

Todo transcurría con bastante normalidad, sin altibajos, y con algunas tardes alegres y otras decepcionantes hasta que llegó la visita al Molinón del 22 de enero. El equipo realista se desmoronó inesperadamente e hizo saltar todas las alarmas al sucumbir por un sonado 5-1. Sin embargo, el mazazo sirvió de punto de inflexión, ya que los donostiarras reaccionaron y encadenaron cuatro triunfos seguidos que, tras asaltar San Mamés, le situaron a solo dos puntos del séptimo puesto que dará acceso a las previas de la Europa League.

La pena es que así, como arribó la buena racha, ha llegado la mala; los cinco últimos choques sin vencer y ser el equipo menos goleador de la Liga en esta etapa, con solo dos dianas, han sembrado de dudas tanto el presente como su futuro. La afición está muy molesta con el pobre rendimiento y el cúmulo de disgustos acumulados a lo largo de los dos últimos años que han vuelto resucitar los viejos fantasmas del peligro de descenso.

Eusebio, que no ha superado la puntuación que se sumó con Moyes en sus 19 primeros encuentros, va a tener que afrontar un reto muy importante de aquí al final del curso. Primero, por la necesidad de sumar unos cuatro o cinco puntos para garantizar el obligatorio objetivo de la permanencia; y segundo, porque necesita reforzar su desgastado crédito en las últimas semanas con actuaciones convincentes para evitar que el proyecto de la próxima temporada arranque con la misma incertidumbre que lo hicieron los dos últimos cursos con Arrasate y Moyes al frente.

El principal foco de inquietud es que ahora ha dejado pasar la parte accesible del calendario para volver a afrontar las etapas pirenaicas con las visitas de Barcelona, Getafe, Madrid y Rayo, y las salidas al Pizjuán, Eibar, Villarreal y Valencia. Lo que ha quedado claro es que ya se ha desactivado el estado de optimismo que pareció proclamarse tras la llegada de Eusebio.