dice el tópico que los derbis, como las finales, no se juegan, sino que se ganan. Y la Real regresó ayer de Bilbao con tres puntos en la buchaca. Perfecto por ese lado. Dice otro tópico que los derbis no suelen ofrecer un fútbol vistoso, que son más de lucha e intensidad que de brillo. Perfecto por ahí también, ya que los txuri-urdin, como el rival, no entusiasmaron con sus prestaciones. Pero pesa más a la hora de juzgarles la casi nula producción ofensiva del Athletic, mérito indudable de los de Eusebio. Se echó de menos algo de pausa en la segunda mitad para concretar peligro en contragolpes de libro que se atisbaban a nada que se enlazaran dos pases, pero el equipo mostró poso, compromiso y solidaridad suficientes para sostener un resultado de esos que significan mucho.
La Real de 2013 coqueteaba con los puestos europeos cuando, una noche de febrero, ganó en San Mamés y despegó definitivamente hacia la gloria. Ya no estamos a tiempo de repetirlo, al menos en lo que respecta a la cuarta plaza. Pero con 33 puntos a falta de trece partidos hay que marcarse alguna meta, y la permanencia se ha quedado definitivamente pequeña. Tiene razón Eusebio cuando dice que hay que mantener cierta calma, que el tan manido “partido a partido” es el camino. Pero los caminos llevan a un objetivo. Y la clasificación parece dejar bastante claro cuál debe ser el nuestro. Venía a decir Mikel González tras perder en Gijón que en el vestuario no son tontos, que saben cómo están y quién viene por detrás y quién está por delante. Lo aseguraba sin tapujos, preguntado sobre el peligro de descenso. Ahora sus palabras deben ser interpretadas en clave algo más ambiciosa.
Algo de culpa tendrá en toda esta metamorfosis ese entrenador que llegó en noviembre y que en solo cuatro meses ha cambiado el panorama, más allá de lo táctico, a base de naturalidad y sentido común. El fútbol es trabajo durante los entrenamientos y de puertas para adentro, sencillez ante los medios, y dar valor a lo que tienes entre manos, no despreciarlo. Que no se nos olvide nunca más.