donostia - ¿Qué me dice de su Real?
-Pues que parece que ha dado ya ese salto que esperábamos. Siempre hemos comentado que hay buenos futbolistas en la plantilla. Con Moyes no sé si estaban bloqueados o qué, pero la llegada de Eusebio les ha dado otro aire. En cualquier caso, ahora no cabe confiarse por esta buena racha. Hay que seguir trabajando.
Llega el derbi...
-Tengo buenas expectativas. Fuera de casa, el equipo está creando ocasiones. Si se hace fuerte atrás y evita errores que ha cometido esta misma temporada, puede hacer daño a un Athletic que, también hay que decirlo, juega muy bien.
Dice el tópico que no hay favoritos.
-Es como cuando se enfrentan el Madrid y el Barcelona, da igual quién está mejor o quién va por delante en la clasificación. En estos partidos las fuerzas están muy igualadas, y no suele haber muchas diferencias en cuanto a juego.
¿Qué partido espera?
-Nunca se sabe. La Real está intentando tener el balón, pero la posesión es importante tenerla en zonas cuanto menos peligrosas mejor. Y por el otro lado está el Athletic, que presiona muy bien. Saben jugar a fútbol y, además, cuentan con un jugador formidable que a mí me encanta como Aduriz. Hace todo lo que debe hacer un delantero. Y con 35 años. Que ahora parece que si tienes más de 25 no eres nadie ya.
El Athletic jugó anoche en Marsella.
-Hoy en día los jugadores están preparados para jugar dos partidos por semana. La Real sí puede tener una pequeña ventaja en lo físico, pero no la considero muy relevante.
¿Han cambiado mucho los derbis respecto a su época?
-En cuanto a ganas de ganar y de entrega, pienso que no. Pero antes existía más camaradería entre ambos bandos. Nos conocíamos más, podíamos estar juntos fuera del terreno de juego, aunque dentro nos empleábamos a tope.
¿Algún recuerdo especial?
-El del derbi en que ganamos la segunda Liga, porque logramos el título y fui capaz de marcar el segundo gol (la Real venció 2-1 en Atocha). Creo que fue el segundo, ¿no? También tengo un grato recuerdo de las semifinales de Copa de 1987, el año en que ganamos la final en Zaragoza. Tras empatar en Atocha, en Bilbao pensaban que lo tenían hecho, y resulta que ganamos en San Mamés, algo que siempre ha resultado muy complicado.