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Una goleada para redimirse

pegada la real aprovechó su contundencia de cara a puerta y la superioridad de su plantel para hacerse con una buena victoria en el colofón de una campaña en la que no ha estado a la altura esperada

Una goleada para redimirse

La Real goleó al Rayo en Vallecas para cerrar la temporada. ¿Y saben lo peor de todo? Que la sensación que nos deja en una victoria intrascendente es la de frustración. Una pena, porque lo que sucedió ayer fue simplemente una cuestión de lógica. La plantilla txuri-urdin es muy superior a la del Rayo, pero ha quedado por debajo suyo en la clasificación. Esto no es más que la enésima demostración de que la campaña ha sido decepcionante y de que el conjunto realista ha rendido muy por debajo del nivel que se le presuponía. Es cierto que no era tan potente como nos habían vendido, pero no hay que olvidar que el plantel es el más caro en la historia blanquiazul. Un dato que no puede pasar inadvertido a la hora de analizar su año, pese a que muchos se encargan de esconderlo.

El conjunto de Moyes necesitaba redimirse después del ridículo que protagonizó en el partido ante el Granada y la verdad es que lo consiguió. No es que completara una actuación fuera de lo común, pero el triunfo le sirvió para cerrar el curso puntuando contra los 19 rivales de Primera, algo que solo ha logrado el Barcelona, y de paso evitar ser el peor visitante en Primera. Solo dos victorias a domicilio en 19 salidas es un bagaje lastimoso y un lastre que ha provocado que no se pudiera aspirar a ningún reto ilusionante.

Ahora llega la hora de analizar los errores que se han producido en una disparatada planificación para evitar que se repitan. La Real ha fulminado la ola de bonanza y felicidad que tuvo su momento cumbre con la clasificación para la Champions de hace tres campañas. Ahora toca regenerarse e inventar un nuevo proyecto que ilusione y enganche a una afición que ha vivido en la desilusión todo el curso. Y eso es lo más duro de la temporada, que ha provocado que fueran menos que nunca los que estuvieran atentos a su final de campaña. Temible enemigo es la indiferencia que genera.

Moyes se tomó en serio la última jornada de Liga, algo lógico y previsible después de lo acontecido el pasado domingo en Anoeta. El británico optó por el triángulo de centrocampistas puros, con Vela como referencia arriba. No se puede decir que la Real firmara un partido brillante, ya que no lo gobernó en ningún instante, pero vivió de su pegada y de que cuenta con mejores futbolistas que los vallecanos, que sentenciaron en cuanto tuvieron ocasión.

contundente El Rayo salió mandón, con su habitual descaro, en su intento de que se produjera una carambola poco probable que le permitiera acabar en séptima posición. Sus mejores opciones fueron un despeje de De la Bella, que estuvo a punto de marcar en su portería, y un larguero de Bueno en un saque de esquina. Digno de destacar es que los vallecanos remataron casi todas las acciones a balón parado, un mal endémico que no parece encontrar solución en la Real.

Pero en dos minutos los donostiarras acreditaron que disponen de jugadores que pueden marcar diferencias y sentenciar partidos con sus apariciones. Granero, que cuajó un buen duelo en la mediapunta, robó un balón y metió en largo a Canales, cuyo servicio lo envió a las redes Vela, con su habitual sangre fría. A renglón seguido, Pardo recogió una pelota cerca del área y su sensacional asistencia la aprovechó Chory con una volea cruzada perfecta.

El choque no tenía demasiada historia, aunque el Rayo parecía más motivado para dejar buenas sensaciones a su parroquia. Poco a poco se fue recuperando y comenzó a cerca la meta de Rulli. Embarba envió un cabezazo al larguero antes de que Bueno recortara distancias en una acción en la que le robó la cartera a Mikel González.

En la segunda parte, los madrileños empataron en una jugada de estrategia de catálogo en un córner, con peinada en el primer palo y cabezazo de Morcillo en el segundo. La Real seguía anestesiada hasta que Moyes decidió dar entrada a Agirretxe. El usurbildarra reactivó a su equipo, al marcar con una buena definición con la zurda nada más entrar. Diez minutos después, el punta sirvió un buen balón a Elustondo, que disparó desde fuera del área a la escuadra. Con el 2-4 se acabó el partido, puesto que el Rayo quería pero no podía.

Una goleada a domicilio es un buen colofón para un curso decepcionante en el que la Real no ha estado a la altura de las expectativas generadas por el propio club el pasado verano. Borrón y cuenta nueva. La formación realista necesita un importante giro de tuerca para evitar ser un conjunto que flirtea con el descenso y regresar a la zona noble de la tabla.